Es la educación, estúpidos

Mientras nos entretenían con la notificación o no de las menores maduras a sus padres, para que llegara el PNV, ellos sabrán calificar su actitud, con su enmienda de máscara poco demócrata y menos cristiana, los radicales cumplían sus dos objetivos principales con la ley del aborto, alias Salud Reproductiva. Una es convertir el aborto en un derecho y a los carniceros que lo practican en garantes de la sacrosanta libertad de decidir, que es como llamar a la esclavitud libertad de comprar y vender.

El otro ha sido convertir el aborto en la conducta indicada en determinadas circunstancias. Cuando no se ha previsto el embarazo, eufemísticamente embarazo no deseado, aborto, cuando el entorno no lo acepta, aborto, cuando se trata de una menor adolescente, aborto, cuando perjudica la promoción laboral, aborto, cuando se teme por el planeta aborto, cuando hay prevista una malformación ,aborto, cuando hay la menor posibilidad de la misma, aborto.

Así se explica la hipocresía de usar el aborto contra el aborto o que se diga que la absoluta inseguridad del nasciturus es un aumento de la seguridad jurídica. En este contexto se entiende que siendo la conducta indicada por el gobierno, este, en una acción típicamente totalitaria, pretenda difundir un punto de vista sobre el aborto que se reduce a considerarlo un derecho y en determinadas circunstancias un deber (especialmente en el caso de malformaciones).

Quien no acepta el aborto es un reaccionario contrario a la ideología del estado o de la gran sociedad y así aparecerá en las futuras clases de educación abortista (ellos la llaman sexual) que se implantará en las escuelas desde los once años. Por supuesto quien se niega a practicar el aborto no es un médico con conciencia, ni siquiera el miembro de una minoría extraña a quien se tolera. Es un enemigo que no ha entendido el proceso de liberación. Por ello es fundamental que su postura objetora sea marginada. Como el sistema democrático tiene sus convencionalismos burgueses que obligan a respetar ciertas objeciones y la jurisprudencia no ha asumido aún con suficiente fervor el tópico progresista habrá que aceptar una objeción exclusivamente en quienes intervengan directamente en el aborto- ellos tan laicos recogiendo directamente la conducta sancionada con excomunión- como si no hubiese conciencia en las colaboraciones indirectas. Es más con el fin de normalizar el aborto, aún cuando la evidencia es que la inmensa mayoría de los abortadores se importan desde el lumpen profesional, es preciso incorporarlo a la docencia normal. Esta insistencia tiene el efecto indirecto de imposibilitar, si se aplica con rigor, el que personas con conciencia reaccionaria ( es decir, sencillamente con conciencia) puedan acceder a las profesiones sanitarias.

Se entiende así que ante la dureza de la amenaza, que se ha concretado en muchos países del Tercer Mundo de Gobiernos semitotalitarios o totalmente dependientes de la ayuda internacional abortista, los responsables de la Educación sanitaria en la Universidad de Navarra avisen de su voluntad de resistencia.

Si el Gobierno puede hacer que la actitud que se enseña sobre el aborto desde la infancia sea de diseño gubernamental, que quienes mantengan una posición contraria al aborto no puedan enseñar ni practicar medicina, ni fundar o mantener centros de enseñanza médicos o incluso de enseñanza media, o tengan que aparecer en listas negras de objetores de disposición gubernamental la libertad ideológica, de educación, de conciencia, la libre participación política, la limitación de la intromisión gubernamental en la moral habrán pasado a ser un recuerdo de una corta etapa de régimen democrático en España.

 
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