Las hordas y las gordas

Modo de empleo: quítenle el género y olviden el aspecto peyorativo del título de este artículo antes de consumirlo. Porque no va por ahí. La cuestión es más simple. Nos invade el verano y los que tendemos poco a poco –o contundentemente- hacia la corpulencia y el despliegue de flotadores de diversas tallas pasamos momentos difíciles. Nada que ver con la “operación bikini” sino con la Ministra de Sanidad que se ha propuesto aplicar la cursilería esa de la “tolerancia cero” con todo tipo de obesos o tendentes a la redondez, desde la más tierna infancia. Sumándose así a la campaña de humillación y desprestigio que durante los años de colegio tienen que aguantar los pequeños gorditos.   Pensando en los gordos y las gordas, en estos días de tanto calor, la mente viaja fácilmente hasta las hordas. Tal vez sea por la proximidad fonética o quizá por una extraña chispa surgida en alguna parte virgen del cerebro. Pero en estos días de julio, tan cansinos y pegajosos, la presencia de núcleos masificados se incrementa considerablemente. Se llenan playas y pueblos enteros. Rebosan fiestas populares y discotecas. Aumentan los atascos a pleno sol y en traje de baño. Y sale a la luz con mayor frecuencia el mal gusto que llevamos dentro, perdiendo con rapidez la vergüenza, la dignidad y la razón.   No se hagan los despistados. Ahora es cuando llenamos festivales infumables, bailamos como nunca las canciones del verano, tragamos basura en lata frente a la televisión, nos vestimos peor que en las series americanas de los 80 y damos rienda suelta a nuestra complicidad con lo ordinario, con lo que jamás aceptaríamos durante el invierno y en nuestro entorno. Perdemos los papeles.   La música, cuna de sabiduría para mentes intrépidas, nos sirve de termómetro para calibrar esta situación. Las listas de ventas en España –que tampoco son un consuelo en invierno- nos lo muestran un año más con desfachatez, aunque con dos excepciones. Por suerte, El Canto del Loco y La Oreja de Van Gogh llegan al verano con sus discos recién editados en lo más alto de la lista de ventas.   Pero no se engañen. Los amantes de la música de Bustamante podrán estar muy contentos, pero todos los demás tendremos que soportar su “Pentimiento” hasta la saciedad durante las próximas semanas. La tecno-Rosa con su “Más” invadirá de “dance” aflamencado las pistas de baile, arrasando todo a su paso. Los niñitos y niñitas mexicanos de Rebelde Way se cuelan con descaro en los primeros puestos de ventas de algunas de las tiendas más importantes, anunciando así la tragedia. Y Shakira, bueno, ya saben, Shakira, Shakira…   Pero a la hora de elegir la canción del verano, la que suena, la que arrasa, la que gusta, la que aceptamos porque es imposible luchar contra ella, este año, de momento, no hay consenso. Las hordas y masas, con todos sus doctores en zafiedad, tendrán que discutirlo antes de que llegue el mes de agosto o la situación se hará insostenible.   Uno de los grandes candidatos será David Tabare, con su “Summerlove”, que abre el Disco Estrella 2006. El “Disco del Reggaeton 03”, lo tendrá más complicado durante este verano, pues hasta las masas más horteras pueden llegar a aburrirse de su propia razón de ser y el álbum es, más que nunca, más de lo mismo. Aunque esto no impide que los dos discos de “Batuka” escalen puestos como locos en las listas de ventas, a medida que aumenta el calor. Confirmando lo que todos sabemos y tantas veces hemos dicho.   Quien no tiene posibilidades este año es King África. Ninguna. El voluminoso intérprete de la “Bomba” ha caído más bajo si cabe, y su principal apuesta este 2006 es una versión de “Paquito el Chocolatero”. Se lo cuento como lo estoy escuchando. Tampoco tiene opción de éxito el “A por ellos” de La Banda del Capitán Canalla, tras el desastre de la Selección Española. Que una cosa es que tengamos mal gusto musical y otra muy diferente es que nos guste hurgar en la herida, que el fútbol es un tema muy serio…   Un año más, las hordas tomarán las riendas musicales de la sociedad mientras asistimos resignados al espectáculo. Ya saben que no tiene remedio. Así que atrinchérense en casa, en la playa o en la piscina, háganse con una buena colección de discos y traten de mantener el tipo.   Si quieren un consejo, para los amantes de la música española, los últimos discos de M-Clan, 091, Andrés Calamaro, Amaral, Celtas Cortos, Taxi, Revólver, Loquillo y Trogloditas, Los Secretos, Los Limones, La Oreja de Van Gogh, El Canto del Loco, Bau, Quique González y Cómplices, por poner unos ejemplos, podrán sacarles durante unas horas del pringoso ritmo del verano que nos impondrán las hordas. Esas que arrasan y apagan a su paso cualquier conato de buen gusto que pudiera surgir de entre la nada.

 
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