Las vergüenzas del Gobierno al aire

Si de algo ha servido este periodo vacacional que ya ha finalizado para la inmensa mayoría de los ciudadanos, es para poner en evidencia la absoluta incapacidad en la gestión de un Gobierno y de un Presidente, mucho más preocupados de la propaganda, de los gestos demagógicos y populistas, que de resolver los problemas reales de los españoles.   La lista de asuntos acaecidos durante el verano es bastante amplia, pero se pueden centrar en los siguientes: el bochornoso espectáculo dado en el aeropuerto del Prat cuando unos trabajadores de Iberia no tuvieron otra ocurrencia que ocupar las pistas y provocar un auténtico caos que afectó a miles de viajeros que en aquellos días comenzaban o finalizaban sus vacaciones. Siguió el “espectáculo” en Galicia, con los incendios que devastaron un gran número de hectáreas de monte y que llegó a afectar incluso a viviendas de particulares. La llegada masiva de inmigrantes a Canarias ha puesto a prueba la improvisación, irresponsabilidad y demagogia con la que se mueve este Gobierno en una cuestión tan complicada como es la de la inmigración. ¿Y que decir por último de la reacción del ejecutivo ante la marcha del mal llamado “proceso de paz”, con una ETA y Batasuna cada vez más crecidas y chulescas?   Pues bien, en la primera cuestión, la del aeropuerto del Prat, el Gobierno de Zapatero endosó la culpa a la compañía aérea a la que pertenecían los trabajadores amotinados. Como si no se hubiese producido un problema de orden público de primera magnitud, donde la responsabilidad de su resolución es, fundamentalmente del Ministerio del Interior y de la Delegación del Gobierno en Cataluña.   En el caso de Galicia, la culpa de los incendios ha sido, según la Ministra de Medio Ambiente, a unas tramas organizadas, en las que se podía atisbar la mano rencorosa -por no gobernar en Galicia- del PP. En cuanto a la inmigración, ¡claro!, si Europa no nos ayuda, ¿cómo va a ser posible resolver este problema? Y en lo que se refiere al “proceso de paz” en Euskadi, la postura del ejecutivo se limita a hacer continuos llamamientos vacíos de contenido a la calma, mirar para otro lado cuando Batasuna un día si y otro también campa a sus anchas por las calles del País Vasco y falsear y ocultar la realidad de los hechos.   Después de dos años y medio en el poder, ya va quedando bastante claro que estamos ante un Gobierno mediocre, muy mediocre, con un conjunto de ministros grises, desaparecidos, sin capacidad de liderazgo social. Un ejecutivo y un Presidente que donde mejor se mueven son en el terreno de la propaganda, de la demagogia, de los gestos y medidas que le den un sesgo pseudo progresista, y poco más.   Ya se ha traspasado el ecuador de la legislatura y a Zapatero le deben de quedar muy pocos conejos que sacar de la chistera. Aprobada la ley de matrimonios homosexuales, removido el pasado de nuestro País la ley de la memoria histórica, retiradas todas las estatuas de Franco y aprobado de forma ramplona un Estatuto que dice en su preámbulo que Cataluña es una nación, ¿qué le queda por hacer a este Presidente para seguir sorprendiéndonos?   Seguro que algo habrá pensado al respecto durante sus largas vacaciones en las Islas Canarias, pero Zapatero también debería ser consciente de que cada vez queda más en evidencia la incapacidad del Gobierno que él preside para resolver los problemas reales, no los inventados, de los ciudadanos. Las vergüenzas de este ejecutivo, cada día están más expuestas y pueden ser contempladas por los españoles. Otra cosa es que eso no le produzca ningún rubor a un Presidente cada vez más endiosado, más pagado de si mismo y que cuenta además con la inestimable ayuda de una oposición que también en este verano ha demostrado una casi nula capacidad de reacción ante tanto despropósito gubernamental.

 
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