Victoria de la derecha en las constituyentes de Chile y batacazo de la extrema izquierda

Ni los mejores pronósticos auguraban unos resultados tan holgados para la ultraderecha chilena en las elecciones de consejeros constitucionales celebrada este domingo: el Partido Republicano, partidario de mantener la actual Constitución, obtuvo 22 escaños de los 50 en juego, convirtiéndose en el partido más votado a nivel nacional y doblando en escaños a la derecha tradicional.

«Hoy podemos respirar un poco más aliviados», sostuvo a la agencia Efe su líder, José Antonio Kast, quien perdió frente al presidente Gabriel Boric en las presidenciales 2021 y es un defensor acérrimo del modelo neoliberal instaurado por la dictadura militar (1973-1990). Arrasó en la mayoría de las 16 regiones de Chile, en sus bastiones tradicionales del sur, en el norte e incluso se hizo con feudos gobernados por la izquierda como la Región de Valparaíso.

Estos 22 escaños le permitirán ejercer el poder de veto en el órgano constitucional: «En este escenario lo más probable es que la Constitución que salga de este proceso no sea una Constitución habilitante. Es una garantía del status quo y el fortalecimiento de las opciones presidenciales de los republicanos», dijo la directora de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, Claudia Heiss.

Lo cambia todo Los republicanos repitieron el sorpasso que ya dieron en los comicios de 2021, cuando ganaron la primera vuelta presidencial y consiguieron 16 parlamentarios en las legislativas (15 diputados y un senador, aunque tres de ellos abandonaron el partido).

Sin embargo, ahora, por primera vez, encabezarán el órgano encargado de discutir y aprobar una nueva Constitución. «Hay una distribución del poder distinta de la que pensábamos y que lo cambia todo: va a cambiar el debate constitucional porque del Partido Republicano van a depender los temas que se incluyan en la Constitución y que serán importantes para el Gobierno», indicó el analista Kenneth Bunker, del centro de pensamiento Tech Global.

El apabullante triunfo de Kast cambia por completo el equilibrio de fuerzas del nuevo Consejo Constitucional frente a la anterior Convención, dominada por el progresismo y una mayoría de candidatos independientes que, a diferencia de los comicios de hoy, pudieron concurrir en sus propias listas.

Para el subdirector del Instituto de Estudios de la Sociedad, Rodrigo Pérez, una de las claves será si los ultraderechistas «optan por acentuar su lado más vociferante o si establecen una política para buscar aliados».

Durante la campaña, los republicanos arremetieron con fuerza contra el resto de la oposición, aunque en los últimos días, Kast -que abandonó la coalición de derecha tradicional donde militó más de 20 años por considerarla demasiado moderada- dio señales de querer apostar por un estilo más dialogante.

Tras el rechazo de la primera propuesta constitucional en septiembre y a diferencia de la extrema derecha, la derecha tradicional optó desde un principio por retomar el itinerario constituyente.

Ahora, según analistas, la coalición conservadora queda debilitada y en la encrucijada de tomar las posiciones extremas de los republicanos o bien adoptar un perfil propio más moderado. ¿Un fenómeno global? El fenómeno del Partido Republicano en Chile no es equivalente a otros fenómenos de extrema derecha en el mundo, según sostuvo Bunker, y -según él- corresponde más una «disputa de facciones» de la derecha chilena que compiten por la hegemonía del espacio.

Sin embargo, para el politólogo de la Universidad de Chile Octavio Avendaño, hay similitudes entre la extrema derecha chilena y sus homólogos en otros países, sobre todo en relación a temas ligados a la inseguridad y a la crisis migratoria, aunque con elementos del propio país.

«El Partido Republicano bebe también de las consecuencias del estallido social y la crisis económica prolongada que genera incertidumbre y sensación de malestar en una ciudadanía que está apelando cada vez más al orden y la estabilidad», concluyó Avedaño.

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