Militares en Cataluña lamentan falta de integración y escolarización en catalán

Personal destinado en Sant Climent Sescebes (Gerona) explicó sus problemas a los miembros del Observatorio de la Vida Militar

Militares del Regimiento de Infantería Arapiles 62 se entrenan en la base ‘General Alvarez de Castro’, en Sant Climent Sescebes (Foto: Flickr Ejército de Tierra).
Militares del Regimiento de Infantería Arapiles 62 se entrenan en la base ‘General Alvarez de Castro’, en Sant Climent Sescebes (Foto: Flickr Ejército de Tierra).
  1. Observatorio de la Vida Militar
  2. Sant Climent Sescebes (Gerona)
  3. Escolarización en catalán
  4. “Falta de integración en la sociedad”
  5. Una zona independentista
  6. “Os queremos fuera y os combatiremos”
  7. Cuartel de El Bruc, en Barcelona
  8. “Está entrando en territorio liberado”
  9. Vídeos de los CDR con explosivos
  10. Goteo de gestos hostiles
Jura de bandera de civiles con el Regimiento de Infantería Arapiles nº 62 (Foto: Flickr Ejército de Tierra).
Jura de bandera de civiles con el Regimiento de Infantería Arapiles nº 62 (Foto: Flickr Ejército de Tierra).

No es un comunicado de una asociación profesional de militares, ni un reportaje periodístico, ni comentarios en redes sociales.

Es el Observatorio de la Vida Militar, un órgano contemplado en la Ley Orgánica 5/2005, de la Defensa Nacional, que en su web refleja las quejas de miembros del Ejército de Tierra destinados en un acuartelamiento en Cataluña, concretamente en Gerona, la provincia con mayor fidelidad de voto independentista de la comunidad.

Observatorio de la Vida Militar

Siguiendo el mandato de esa ley citada, otra norma, la Ley Orgánica 9/2011, de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas, creó el Observatorio de la Vida Militar.

Se trata de un órgano colegiado, de carácter asesor y consultivo, adscrito a las Cortes Generales, para el análisis permanente de la condición de militar y de la forma con que el Estado vela por los intereses de los miembros de las Fuerzas Armadas.

Está compuesto de “nueve personalidades de reconocido prestigio en el ámbito de la Defensa, recursos humanos o en derechos fundamentales y libertades públicas”, elegidos cinco por el Congreso y cuatro por el Senado para un mandato de cinco años.

Hasta hace unas semanas lo presidía un catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad Autónoma de Madrid, Ricardo García García, quien fichó como subsecretario de la Consejería de Justicia e Interior de la Generalitat Valenciana.

Entre sus miembros hay un antiguo Segundo Jefe de Estado Mayor del Ejército, profesores de Derecho, un abogado especializado en defender a militares y guardias civiles, una ex diputada del PP que fue portavoz en la Comisión de Defensa del Congreso…

Sant Climent Sescebes (Gerona)

Cada cierto tiempo, miembros del Observatorio de la Vida Militar visitan algún acuartelamiento de las Fuerzas Armadas para conocer de primera mano las condiciones laborales de los militares, poder hablar con ellos, recabar sus inquietudes sobre su trabajo…

El pasado 4 de octubre acudieron al Acuartelamiento ‘General Álvarez de Castro’, del Ejército de Tierra. Esta base militar se encuentra en Sant Climent Sescebes, municipio de la provincia de Gerona, y es el emplazamiento principal del Regimiento de Infantería ‘Arapiles’ nº 62, con su plana mayor de mando y el Batallón ‘Badajoz’ I/62.

 

Escolarización en catalán

Los miembros del observatorio mantuvieron varias reuniones con personal de las tres escalas, Oficiales, Suboficiales, y Tropa y Marinería, tanto hombres como mujeres.

El objetivo era que todos ellos “pudieron exponer a los miembros del Observatorio sus puntos de vista sobre las vicisitudes sobre la movilidad geográfica, así como otras preocupaciones y necesidades relacionadas con la condición militar”.

Según la reseña de la web, en esas reuniones los militares hablaron de los problemas que se encuentran por la movilidad geográfica, es decir, cuando son trasladados de una unidad a otra del Ejército de Tierra.

A este respecto, las quejas que recogió el Observatorio de la Vida Militar se centraron en varios inconvenientes para la vida de los militares que supone la movilidad geográfica, concretamente, los problemas que se encuentran quienes llegan a Sant Climent Sescebes.

Los militares de esta base comentaron, por ejemplo, “la necesidad de conocer la lengua catalana que tiene una gran influencia en la escolarización de los hijos y en las dificultades para que el cónyuge encuentre empleo”.

“Falta de integración en la sociedad”

Además, contaron sus experiencias sobre “la falta de integración en la sociedad”.

Sobre este punto no da más detalles la web del observatorio, pero es una expresión parecida, aunque más suave, a la que recogían informes del Observatorio de la Vida Militar tras visitas al Acuartelamiento ‘Loyola’, en San Sebastián.

En su día, militares del Regimiento de Infantería ‘Tercio Viejo de Sicilia’ nº 67 y de otras unidades del cuartel explicaron que “las condiciones de vida y trabajo están condicionadas por el rechazo de una gran parte de la población a la presencia del Ejército”.

En ese informe se podía leer que “el sentimiento de rechazo que experimentan [los militares de Loyola] en el entorno social en el que desarrollan su actividad, aunque en los últimos años ha disminuido, sigue estando presente”.

El obstáculo de “la necesidad de conocer la lengua catalana que tiene una gran influencia en la escolarización de los hijos” también lo mencionaron los militares del Acuartelamiento ‘Loyola’, en su caso por la enseñanza en vasco, y otros destinados en otros cuarteles ubicados en comunidades autónomas con lenguas cooficiales distintas del castellano.

Una zona independentista

La “falta de integración en la sociedad” que denunciaron que sufren algunos militares destinados en Sant Climent Sescebes se entiende que se produce por el boicot o por el rechazo que pueden ejercer aquellos vecinos de la zona más escorados hacia el independentismo catalán.

Por ejemplo, en las elecciones autonómicas celebradas dos meses y medio después del referéndum ilegal del 1-O, convocadas por Rajoy al aplicar el 155, Junts per Catalunya, Esquerra Republicana de Catalunya y la Candidatura d’Unitat Popular sumaron en Sant Climent Sescebes el 57,06% de los votos, muy por encima del porcentaje en toda Cataluña.

El ayuntamiento se lo reparten ERC (5 concejales) y Junts (2 concejales), y la tercera lista en presentarse fue Vox, que se quedó fuera del consistorio.

“Os queremos fuera y os combatiremos”

En los últimos años, la hostilidad del independentismo catalán hacia los militares se ha hecho más visible.

Aunque el objeto preferente de la inquina secesionista son la Guardia Civil y la Policía Nacional, desde las cargas de los antidisturbios en el referéndum ilegal de 2017, también las Fuerzas Armadas son señaladas por los más radicales como “fuerzas de ocupación”.

Precisamente el Acuartelamiento ‘General Álvarez de Castro’ fue objeto de una acción de protesta e intimidación por parte de independentistas catalanes en noviembre de 2021.

Una docena de militantes de La Forja-Jovent Revolucionari, un grupo juvenil independentista radical, grabaron un vídeo en el que se les veía, vestidos de oscuro y encapuchados, caminar junto a una valla coronada con alambre de espino en el exterior del cuartel del Ejército de Tierra en Sant Climent Sescebes.

Desplegaron una pancarta negra con un mensaje muy simple: “Fem-los fora”, que traducido del castellano al catalán significa “Echémosles”. Detrás de la pancarta, los miembros de La Forja encendieron bengalas rojas a escasos metros del muro perimetral del cuartel.

Todo ello lo grabaron, y difundieron un vídeo en el que amenazaron directamente a los militares: “Los jóvenes señalamos al ejército español como instrumento de dominación de nuestro pueblo. Os queremos fuera de nuestra tierra y os combatiremos hasta conseguirlo”.

Cuartel de El Bruc, en Barcelona

Ese fue la primera, no la única, de una campaña de acciones de intimidación ante edificios oficiales de las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil, la Policía Nacional y subdelegaciones del Gobierno en Cataluña, como representantes de las “fuerzas de ocupación”.

Tras el Acuartelamiento ‘General Álvarez de Castro’, en la provincia de Gerona, un colectivo independentista denominado Acció per la Independència lanzó cohetes, petardos y otros fuegos artificiales junto al acuartelamiento de El Bruc, ubicado en la ciudad de Barcelona, cerca de la Avenida Diagonal.

Allí se encuentra el Regimiento de Infantería ‘Barcelona’ nº 63, del Ejército de Tierra.

El cuartel de El Bruc es uno de los símbolos de las Fuerzas Armadas en Cataluña hacia el que más inquina muestran los independentistas, que llevan años reclamando que los militares sean expulsados de allí.

“Está entrando en territorio liberado”

Este mismo grupo repitió los ataques con fuegos artificiales contra otros objetivos: una comisaría de la Policía Nacional y un puesto de la Guardia Civil en Figueras (Gerona), muy cerca de Sant Climent Sescebes; la Comandancia de la Guardia Civil en Gerona; y la Subdelegación del Gobierno en la misma ciudad.

Incluso hicieron estallar artefactos incendiarios en un monolito de homenaje a soldados franquistas fallecidos en la Guerra Civil.

Este grupo Acció per la Independència se fijó en las Fuerzas Armadas como “fuerzas de ocupación”, e imitó una estrategia del Ejército Republicano Irlandés (IRA): colocar carteles en ciertos puntos de Cataluña con el mensaje “Está entrando en territorio liberado”, para así lanzar la idea de que Cataluña está ocupada por militares, guardias civiles y policías españoles, y que los catalanes tienen que salir a la calle a liberar su territorio.

Vídeos de los CDR con explosivos

Estas acciones tienen como objetivo intimidar a los militares y romper la normalidad en los cuarteles.

Pero más grave es la amenaza que podría haber supuesto el ‘Equip de Resposta Tàctica’, la célula de miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) que fueron detenidos en septiembre de 2019.

Este grupo estaba tratando de elaborar sustancias explosivas, con las que, según las investigaciones, habrían proyectado cometer ataques coincidiendo con la publicación, en otoño de 2019, de la sentencia del Tribunal Supremo sobre los líderes de la intentona secesionista de 2017. 

Los servicios de inteligencia e información llevaban años monitorizando grupúsculos independentistas radicales, de extrema izquierda y anarquistas, que estaban fomentando un caldo de cultivo favorable a recurrir a la “lucha armada, el terrorismo, en favor de la independencia de Cataluña.

Se temía que surgieran uno o varios grupos de imitadores de Terra Lliure, la banda terrorista que atentó en los años 80 y 90, heredera de otros grupos terroristas como el Exèrcit Popular Català (EPOCA).

Los planes del ‘Equip de Resposta Tàctica’ fueron abortados por la Audiencia Nacional y la Guardia Civil. A los detenidos les incautaron vídeos que habían grabado del perímetro y distintos puntos de la Comandancia de la Guardia Civil de Barcelona, en Sant Andreu de la Barca, de la Comandancia Naval y del Gobierno Militar, en Barcelona, y de comisarías, vehículos y agentes de la Policía Nacional y los Mossos d’Esquadra.

Goteo de gestos hostiles

Menos violentos han sido otros actos de protesta y boicot del independentismo y de cierto sector de la izquierda en Cataluña.

Ha habido protestas antimilitaristas en el stand de las Fuerzas Armadas en el Salón de la Enseñanza de Barcelona -Ada Colau también mostró su oposición-, se ha presionado contra la participación de los militares en diversas ferias infantiles y juveniles, los partidos independentistas han protestado por maniobras militares, por la llegada de buques a Barcelona y por la actividad de la Academia General Básica de Suboficiales, en la provincia de Lérida.

Durante la ‘Operación Balmis’, por la primera ola del coronavirus, se llegaron a convocar caceroladas contra la presencia de la UME en Sabadell, y un concejal de la CUP animó a “toser” contra los militares desplegados por la crisis sanitaria, para así contagiarles el Covid-19.

Esta hostilidad llevó a que el Mando de Operaciones no programara en Cataluña “patrullas de presencia y reconocimiento” durante las primeras semanas del confinamiento, en la primavera de 2020.

Esta inquina se plasmó en un plan de las asociaciones independentistas, que en el otoño de 2017 tenían pensado acosar los cuarteles de las Fuerzas Armadas en Cataluña con escraches, sentadas, y otras formas de protesta con las que presionar contra “les forçes d’ocupació”.

Acto en el acuartelamiento de El Bruc, en Barcelona (Foto: Flickr Ejército de Tierra).
Acto en el acuartelamiento de El Bruc, en Barcelona (Foto: Flickr Ejército de Tierra).

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