Me faltan respuestas de Roma

La renuncia de Benedicto XVI a seguir como Sumo Pontífice al frente de la Iglesia Católica es un hecho extraordinario, sin apenas precedentes y rodeado de algunas incógnitas.

Lo primero que hay que decir, sin embargo, es otra cosa: la noticia que este lunes convulsionó el mundo ha demostrado que el caso Vatileaks está completamente cerrado. Es cierto.

Fíjense. No se ha producido ni la más mínima filtración previa sobre el anuncio. Nada. Ni un rumor, ni una pista, ni un guiño. Silencio total. Máxima discreción.

El asunto no es baladí. Hay que recordar que en esas mismas dependencias vaticanas donde se ha fraguado esta histórica decisión se han fotocopiado cartas privadas, se han filtrado informes reservados, se han publicado complots para asesinar al Papa...

Ahora, de la gran primicia ni mú.

¿Quiere decir eso que se ha cortado efectivamente la mano que mecía la cuna? No lo sabemos. Lo único cierto es que nadie se ha ido de la lengua.

Sin embargo, la gran pregunta que se hace ahora el mundo es por qué. Y sobre todo, por qué ahora.

El redactor jefe de L’Osservatore Romano, Gian Maria Vian, ha publicado que la decisión del papa Benedicto XVI de renunciar a su cargo fue tomada “hace muchos meses”. El Sumo Pontífice lo decidió concretamente tras el largo viaje que, en marzo de 2012, lo llevó a México y Cuba. Primer dato.

Segundo. No se debe a que el pontífice sufra una enfermedad grave, atendiendo a las palabras del portavoz del Vaticano, Federico Lombardi. De acuerdo.

 

Pero entonces insisto, ¿por qué ahora?

Ahora... estamos a mitad del Año de la Fe, una convocatoria ambiciosa, de amplio espectro, muy querida por Benedicto XVI, un llamamiento que el Santo Padre deja a medias.

Ahora... está pendiente la publicación de la última gran encíclica, la anunciada carta que debía cerrar los tres grandes textos sobre las virtudes teologales: tras los escritos sobre la Esperanza y la Caridad, aún falta el documento sobre la Fe.

Ahora... queda en suspenso la convocatoria en Brasil de la Jornada Mundial de la Juventud que debe acoger este verano Río de Janeiro.

Tres grandes incógnitas que se habrían resuelto en poco tiempo. Unos meses más al frente del ministerio petrino y se habría dado carpetazo a estas importantes cuestiones pendientes.

De ahí que uno se pregunte si el Papa se ha visto conminado a acelerar su renuncia por alguna noticia reciente, que le haga imposible seguir –siquiera un mes más- al frente de la Iglesia.

Creo que sí y por eso digo que falta algún dato.

Más en twitter: @javierfumero

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