Aviso a navegantes. Nunca debí hacerlo: me dejé llevar por la publicidad de los Supermercados LIDL y me engañaron

Mucho cuidado con las "increíbles ofertas" del LIDL, el supermercado alemán que ha conseguido introducirse con notable éxito en todos los barrios populares de nuestro país.

Mucho cuidado con las "increíbles ofertas" del LIDL, el supermercado alemán que ha conseguido introducirse con notable éxito en todos los barrios populares de nuestro país. Comenzaron arrasando a los pequeños tenderos tirando los precios en productos de alimentación y limpieza muy por debajo de la media del mercado y ahora hacen lo mismo con las ferreterías, zapaterías, jugueterías, tiendas de ropa, corseterías, etc.   Un ejemplo actual: están promocionando un equipo completo de recepción de imágenes vía satélite que se compone de parabólica digital, receptor, soporte de pared, localizador de satélites, cables y material de montaje por sólo 109 euros. Pero también venden televisores, cadenas de alta fidelidad, cajas de herramientas o zapatos.   Claro que todo tiene truco. Igual que el salmón ahumado o el fiambre de pavo es hasta un 70 por ciento más barato porque siempre está a punto de caducar (no les caduca a ellos, sino a usted en su frigorífico) la maquinaria de bricolaje, la ropa interior o los juguetes proceden de restos de serie malvendidos por sus fabricantes porque no cumplen los niveles de calidad mínimos y, desde luego, no van a responder a ninguna supuesta garantía, como he podido comprobar personalmente.   Compré una máquina recorta-setos eléctrica de la muy desconocida marca "Parkside" el pasado mes de agosto por la exigua cantidad de 27,99 euros. El muy caluroso agosto no es época de cortar los setos, pero a la vista del precio tan rebajado y la supuesta garantía que acompañaba al producto me dejé llevar por la publicidad de LIDL. Nunca debí hacerlo.   Cuando, llegado el mes de febrero, me dispuse a estrenar mi flamante recorta-setos, comenzó el calvario:   1. El producto dejó de funcionar sólo 20 minutos después de haberlo conectado.   2. Como había superado con creces el mes de límite después de su compra que establece LIDL, el supermercado no me devolvía el dinero.   3. El fabricante carece de servicio técnico en mi provincia y cuando lo llamo por teléfono me promete que enviará una máquina nueva a mi domicilio, libre de cargos. Varias semanas después, tras llamarlos una y otra vez reclamando esa nueva máquina, me cuelgan el teléfono llamándome "iluso" y otras lindezas.   4. Llamo entonces al supuesto Servicio de Atención al Cliente de LIDL, un tfno. 902 en el que siempre me dicen que toman nota de mi queja y que ya me llamarán. De eso hace ya dos meses, y "siguen tomando nota".   Está claro que LIDL basa su política comercial en dos premisas diabólicas:   --Se puede hundir el mercado del pequeño y mediano comercio, tirando los precios mediante la venta masiva de productos de dudosa calidad procedentes de fabricantes de cuestionado prestigio.   --Su cliente objetivo, inmigrantes extranjeros y españoles de clase muy baja y nivel cultural muy básico, no acostumbran a reclamar.   Espero que mi experiencia pueda servir de ejemplo a cuantos lectores se puedan sentir atraídos por las "increíbles ofertas" que LIDL publicita masivamente en todas las cadenas de televisión.

 

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