ERC y CiU no se soportan. Viejas rencillas impiden a los nacionalistas una estrategia común para exigirle a Zapatero que cumpla con Cataluña

A pesar de que la semana pasada las líneas maestras de las reivindicaciones de ERC y CiU iban en la misma dirección, las formaciones caminan por separado. Reconocen que hay una ‘guerra fraticida’ y nada parece que vaya a cambiar.

Esta situación se escenificó durante el debate sobre el estado de la Nación, donde las dos formaciones aprovecharon el ultimo sprint con el presidente, Jose Luis Rodríguez Zapatero, y estrecharon el círculo en torno a las “reivindicaciones nacionalistas”, aunque cada una con su matiz. Una leve “sintonía catalanista” puramente superficial. En ERC no quieren ‘invitar al baile’ a la actual dirección de CiU.

Según han reconocido a El Confidencial Digital fuentes del partido, todavía “duelen” en Esquerra los pactos del Estatut y la campaña electoral en la que CiU utilizó un DVD en el que los republicanos fueron elegidos como el centro de la diana. Pero aún hay una herida mayor, que colea desde el 21 de enero de 2006, fecha en la que Zapatero y Artur Mas pactaron en la Moncloa.

Dos semanas antes, Artur Mas y Joan Puigcercós se habían reunido en secreto en el Hotel Arts de Barcelona. Allí sellaron un pacto de caballeros para no ceder un ápice en materia de financiación con el Ejecutivo. Los dos interlocutores asumieron además el compromiso de hacer partícipe al otro de cualquier paso negociador de relevancia. El acuerdo final de Artur Mas con Zapatero dejó todo en papel mojado y provocó profunda indignación en ERC.

Con Duran i Lleida las aguas bajan igualmente revueltas. Aunque el líder de Unió ha manifestado en varias ocasiones que “estaba tan lejos del PP como del PSOE”, para Esquerra representa el ala más derechista de la federación.

Además, se añade a ECD, Duran siempre ha sido el que más ha fustigado a Esquerra Republicana con el objeto de evitar el entendimiento entre el sector soberanista de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y ERC. Duran es consciente de que en un hipotético acuerdo CDC-ERC, él sería el peor parado “por su constante política de pacto con España”, advierten los republicanos.

Los únicos dirigentes de CiU con los que hay interlocución y confianza en Esquerra son Jordi Cuminal, líder de las juventudes de CDC y con claras simpatías soberanistas, Antoni Vives, presidente de la Fundación Trias Fargas, y Oriol Pujol, hijo de Jordi Pujol y un claro valor al alza. De Unió los contactos son con Antoni Castellà, miembro de la ejecutiva unionista. Sin embargo, las relaciones se han enfriado con Felip Puig, el portavoz de CiU en el Parlament.

 

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