Los últimos ataques a las tropas españolas en Afganistán son ‘tanteos’ de los talibán. Quieren comprobar su capacidad de reacción antes de la ofensiva de primavera

En las últimas semanas se han incrementado los ataques y tiroteos con armas ligeras contra las bases avanzadas españolas en territorio afgano. Sin embargo, efectivos militares consultados por El Confidencial Digital, con acceso a las principales fuentes de inteligencia, restan importancia a las refriegas: “están probando nuestra respuesta de cara a una ofensiva en primavera”.

Desde comienzos de 2011, se han producido una serie de ataques armados contra las bases avanzadas españolas o contra patrullas desplegadas en la provincia de Badghis –de responsabilidad española-.

En estas refriegas suelen participar un pequeño grupo de insurgentes –nunca superior a cinco-, que, tras realizar una serie de disparos intimidatorios –con armas ligeras-, se dan a la fuga. El Ministerio de Defensa ha informado oficialmente de dos altercados desde el pasado 25 de enero, pero se han producido otros de menor entidad.

El primero tuvo lugar a finales del mes de enero, cuando una patrulla española que conducía por la denominada ruta Lithium, cercana a la base avanzada de Ludina, fue tiroteada por un grupo de insurgentes desde la distancia. El ataque se saldó con un soldado español herido en un brazo y el fallecimiento de un niño afgano.

El segundo de los ataques tuvo lugar el pasado 3 de febrero en las proximidades de la base ‘Bernardo de Gálvez’, en Ludina. Tras un breve intercambio de disparos, una patrulla española salió en busca de los insurgentes. Los tres atacantes fueron detenidos cuando intentaban escapar en motos.

“Son ataques poco relevantes y de escasa envergadura. Son simples tanteos”, explican a ECD fuentes militares con acceso de primera mano a documentos de inteligencia. Según adelantan, el objetivo de estos tiroteos es conocer la reacción de las tropas cuando son atacadas, calcular el tiempo de reacción desde que escuchan los primeros disparos hasta que salen en busca de los atacantes, determinar la potencia del contraataque, que armas y vehículos se utilizan, el número de efectivos… en definitiva, el ‘modus operandi’ de los españoles de cara a la esperada ofensiva talibán de la próxima primavera.

Tras determinar todas estas circunstancias, los atacantes se repliegan hasta terreno seguro, donde trasmiten los datos recogidos a los dirigentes locales de la insurgencia. Los integrantes de estos ‘comandos’ suelen ser “voluntarios forzosos. Si son capturados, ‘cantan’ todo a la mínima” aseguran las fuentes consultadas por ECD.

Extrañeza ante una moto-bomba

Las mismas fuentes destacan la extrañeza de un suceso acontecido a principios de febrero en las cercanías de la localidad afgana de Qala e Naw. Un llamada anónima a la policía alertaba de la presencia de una motocicleta con un bulto sospechoso.

Una unidad española de desactivación de explosivos se personó en el lugar. Tras confirmar que se trataba de una bomba, se desactivó el artefacto.

 

Los militares españoles no descartan que se trate de una maniobra similar a las dos anteriores. Es decir, que la insurgencia esté midiendo la reacción ante una llamada alertando de la presencia de un artefacto explosivo improvisado. La cautela ante este tipo de episodios es “extrema”, ya que en cualquier momento las tropas españolas pueden ser víctimas de una trampa de la insurgencia.

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