El futuro de las aeronaves militares: de propulsión eléctrica o de hidrógeno

La aviación militar se enfrenta a un importante reto tecnológico para reducir las emisiones de carbono

Cazas Eurofighter y F-18 del Ejército del Aire.
Cazas Eurofighter y F-18 del Ejército del Aire.

La cumbre del clima celebrada en Glasgow durante las últimas semanas ha dado mucho de lo que hablar, especialmente en relación a los cambios que se deben producir a escala global para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera y de otros gases contaminantes.

El sector de la aviación ha sido uno de los más criticados, y eso que ya desde hace un par de años se empieza hablar de nuevos modelos de propulsión aérea, como la de combustión de hidrógeno, en la que empresas como Airbus ya están trabajando (esta con su modelo Zero-Emission Aircraft).

El 2% de las emisiones de CO2 del planeta procede de la aviación, y el proceso de transformación hacia un modelo verde supone un gran cambio a nivel estructural en los aviones, debido al funcionamiento de los motores de combustión de hidrógeno. Este cambio está previsto para mediados de la década de 2030, momento en el cual se estima que el precio del hidrógeno se haya reducido lo suficiente como para que la transformación hacia una aviación verde tenga sentido económico.

Y es que a pesar de que ya se ha demostrado, con aviones militares desde hace años, que el hidrógeno es un combustible perfectamente válido, son los costes que supondrían un problema, especialmente si hablamos de la aviación comercial.

Por su parte, la aviación militar va unos pasos por delante. Un informe publicado recientemente por el analista de mercados británico Global Data analiza cómo las empresas aeroespaciales y de defensa están cada vez más orientadas a una visión ecológica, preocupándose por el medioambiente y las causas sociales.

Madeline Wild, analista de defensa de Global Data, asegura que lo más probable es que en un futuro próximo combustibles no contaminantes como el hidrógeno se irán adquiriendo en la aviación militar hasta llegar a convertirse en la norma. Sin embargo, advierte de que hay aún bastantes inconvenientes que resolver.

Uno de ellos es la propia infraestructura de los aviones. Al igual que en la aviación comercial, los aviones militares requerirían de cambios de infraestructura y tecnológicos muy importantes. Los aviones eléctricos requerirían de nuevos sistemas de propulsión e infraestructura de carga. Por su parte, los de hidrógeno también necesitarían cambios estructurales para la combustión limpia del hidrógeno y el almacenaje del combustible.

Según la analista, potencialmente se podrá reducir las emisiones de CO2 por la aviación militar en un 80% en los próximos años, aunque no ha indicado fechas. Lo que sí ha asegurado es que el desarrollo de aviones de propulsión eléctrica y de hidrógeno impulsarán el desarrollo de aeronaves de cero emisiones.

 

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