Pedro Sánchez se la intentará ‘colar’ a Bruselas con un cambio del objetivo de déficit

Calviño defenderá que España ya puede modificar unilateralmente su senda fiscal, sin permiso de la UE, porque ha salido del procedimiento sancionador por desviación excesiva

Pedro Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Pedro Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Nadia Calviño prepara el terreno para reclamar más flexibilidad fiscal a Bruselas. La vicepresidenta económica ve difícil cumplir con el objetivo del 1,1% porque el pacto de estabilidad europeo “no se corresponde con la realidad española”. El Gobierno aprobará una nueva senda de reducción del déficit en la que se basarán los Presupuestos de 2020.

Por el momento, la estrategia pasa por conseguir que las autoridades comunitarias permitan reducir en 2,5 décimas los ajustes exigidos en noviembre, 3.000 millones menos, cuando rechazaron las líneas esenciales del proyecto de Presupuestos presentado por el entonces Gobierno en funciones.

Para ello, se va a forzar al límite los reglamentos comunitarios. Se tiene en cuenta que “una interpretación flexible” posibilitaría incumplir hasta un 0,5% de ajuste en dos años sin sanción, una vez que España ha salido de la tutela por déficit excesivo.

Al mismo tiempo, el equipo de Calviño tiene también presente que Bruselas no revisará el cumplimiento de las cuentas hasta el año siguiente, lo que dejaría margen para rebasar los límites comprometidos, al igual que ha ocurrido en 2019 con Francia y Alemania.

Senda ya negociada por Calviño

La actual senda de déficit ya fue negociada por Nadia Calviño en 2018, aunque en la cúpula económica del Ejecutivo se asegura ahora que “está desacompasada con la realidad del día a día”. Asimismo, las Cortes Generales deberán aprobar con carácter previo a su debate y aprobación el techo de gasto y la senda de estabilidad.

Nadia Calviño ha apuntado que el Gobierno pretende contar con un “contexto realista” y una senda fiscal “realista” que permita avanzar “lo más rápidamente posible en la reducción del déficit y la deuda pública sin poner en riesgo el crecimiento económico y la creación de empleo”. “Estamos trabajando conjuntamente el Gobierno de España y la Comisión para ver cuál sería el mejor encaje desde el punto de vista presupuestario para lograr el objetivo”, insistió.

Reiteró además que está explorando con el Ejecutivo comunitario los distintos elementos de flexibilidad recogidos en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, aunque no quiso detallar si el objetivo del Gobierno es utilizar la flexibilidad que permite a los Estados miembros desviarse en dos años medio punto porcentual del objetivo de esfuerzo estructural fijado por la UE.

Cambio unilateral del objetivo de déficit

Así las cosas, fuentes conocedoras de los planes de la vicepresidenta económica explican a Confidencial Digital que el Consejo de Ministros aprobará en las próximas semanas una nueva senda de reducción del déficit en la que se basarán los Presupuestos de 2020.

En la práctica, se trata de modificar unilateralmente las metas que la propia Calviño pactó con la UE en 2018, con el anuncio de que el presupuesto de 2020 incumplirá el objetivo de déficit que reclama Bruselas.

 

Una estrategia que Calviño ya aplicó en su anterior negociación con la Comisión Europa nada más llegar Pedro Sánchez a La Moncloa, en julio de 2018, y logró que “colara”, recuerdan a ECD fuentes de la cúpula económica del Gobierno.

La vicepresidenta explicará que España ya puede modificar unilateralmente su senda fiscal, sin permiso de la UE, porque ha salido del procedimiento sancionador por déficit excesivo al quedar por debajo del umbral del 3% que marca el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. A partir de ahora, Bruselas ya no se fija tanto en la “supervisión muy directa de las cifras anuales”, sino en el ajuste estructural a medio plazo.

España asume que lo tiene “muy difícil”

En el Ejecutivo son conscientes de que España lo tiene muy difícil. Sabe ya que Bruselas no tiene intención de ceder en la flexibilización del déficit hasta no conocer los Presupuestos.

Todo lo contrario de lo que pretende el Gobierno de Pedro Sánchez, además de que el ajuste para 2020 había sido aprobado ya por los líderes de la Unión.

Otro elemento que juega en contra de España es que, frente al déficit real del 2%, como mínimo, en que se cerrará 2019, el déficit estructural permanece en torno al 3% del PIB, justo cuando la desaceleración en el crecimiento de la economía es un hecho y las previsiones para 2020 apuntan que no irá más allá del 1,6 o 1,7%.

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