Rafael del Pino ha llamado a Pedro Sánchez todos los días en la última semana y el presidente no se ha puesto
Ferrovial trata de apagar los fuegos que han crecido en torno a su decisión de trasladar su sede social desde España a Países Bajos, avivados por la indignación del Gobierno con esta operación.
El cambio, aunque legal, ha puesto a la constructora bajo la lupa de varios ministerios y organismos públicos, que vigilan la realidad de ese movimiento de domicilio fiscal. Son precisamente esas dudas las que el grupo está tratando de aclarar desde que, hace una semana, hiciera públicas sus intenciones.
Responsables del grupo, incluido su presidente, Rafael del Pino, están en contacto con el Ministerio de Hacienda, el de Economía o el de Trabajo para insistir en que su traslado responde a una realidad -el establecimiento de una sede en Ámsterdam, epicentro de las inversiones en toda Europa- y no a una ficción -un mero traslado maquillado para pagar menos impuestos-.
Como se ha contado, Del Pino llamó personalmente y mandó un correo a Pedro Sánchez el pasado martes, antes de hacer público el traslado, y el presidente del Gobierno no le devolvió la llamada.
Según ha escuchado ahora El Chivato a altos directivos de Ferrovial, lo “insólito” es que Sánchez, “en lugar de interesarse por profundizar en lo ocurrido, se dedique él mismo (no los ministros), una semana después, a seguir insultando a un empresario español sin escucharlo previamente”.
Y hasta lance bulos sobre Rafael del Pino, denuncian, como que ha dado el paso empresarial para trasladar también su residencia fiscal personal. Una afirmación, en boca del propio jefe del Ejecutivo, que Ferrovial tuvo que salir a desmentir horas después.
El Chivato ha podido escuchar también en el entorno del presidente de Ferrovial que Rafael del Pino ha llamado a Pedro Sánchez todos los días en la última semana, precisamente para acabar con la campaña de desinformación avivada por el propio Gobierno. Pero el presidente no se ha puesto por ahora al teléfono. El directivo no sale de su asombro.
