JESÚS AGUIRRE es el presidente del Parlamento Andaluz con mayoría absoluta del PP. Ha sido el consejero de Salud de la comunidad durante el pico de la pandemia y senador. Pero todo eso es “circunstancial”, porque se considera un médico de Familia con cargos políticos pasajeros

Jesús Aguirre: “Las asignaturas pendientes de la política con los sanitarios dan para un libro”

El presidente del Parlamento Andaluz es un médico de Familia con acento cordobés que baña la política del sur con un toque personal de naturalidad y campechanía. Viene de ser el ariete ejecutivo de la sanidad andaluza durante el hit de la pandemia y a sus 67 primaveras trae la vacuna del diálogo sincero a la cámara legislativa de la mano de Juanma Moreno: “una buena persona y un buen político”. Cree que la democracia está sana. Considera que los pactos entre centroderecha y centroizquierda deben ser posibles y serían síntoma de madurez. Espera que el PSOE andaluz resurja de sus cenizas, “porque es necesario”. Ve a Feijóo como un especialista en Rehabilitación para el país “articulación a articulación y órgano a órgano”. Como médico, le palpitan las urgencias: hay que mimar a los profesionales sanitarios, que son y serán "un bien escaso", y hay que resucitar a la Atención Primaria, “porque si no el sistema se hunde”. Hablando en plata, ha conseguido el oro del cariño ciudadano y eso le “llena de una forma espectacular. En su escudo, un lema entre la arena y el cielo: "A Dios rogando y con el mazo dando".
Jesús Aguirre. Foto: Alfredo de Anca.
Jesús Aguirre. Foto: Alfredo de Anca.

Otoño en Sevilla entre el verano intenso y el verano sádico. Más de 30 grados con el sudor de esta frente. Es lunes por la mañana y se oyen las campanas de la basílica de la Macarena. En frente, el antiguo hospital de las Cinco Llagas, donde cose las heridas de la guerra política el presidente del Parlamento Andaluz, el doctor Jesús Aguirre.

Este edificio que hace tres años y medio acogió la salida por la puerta grande de Juanma Moreno y su "Gobierno del cambio" fue hospital hasta 1972. En 1992 se vistió de Parlamento y desde 2003 luce en todo su esplendor. En el culmen del ábside de lo que fuera iglesia y hoy es hemiciclo, asienta Aguirre su presidencia con un tono conciliador desde hace tres meses. Es un retablo de experiencia, sencillez y paz. Un presidente de bata blanca, mente derecha y mano izquierda.

La segunda autoridad de Andalucía luce en su pechera la medalla del mérito popular por la gestión de la pandemia en esta comunidad autónoma. Esa decisión. Esa previsión. Esos “culillos” de vacuna. Esas lágrimas auténticas de pésame. A sus 67 años ha superado el reto con nota, y ahora Moreno le ha pedido la venia para que este Parlamento sea una referencia nacional para el diálogo político, bastante erosionado, como vimos el martes en el Senado.

Hacemos historia clínica en su despacho. Es la persona que, probablemente, tiene más trienios de servicio público en Andalucía, pero se le ve ágil, dinámico y con muchas ganas de ser el ambipur de la política veterana de la que pueden aprender los nuevos.

Como si estuviéramos en una mesa de bar de san Gil. Como si tuviéramos entre nuestras manos un café en vaso de cristal. Natural. Ilusionado. Hiperactivo. Sensible. Es difícil que salga el usted, y con eso, en estas latitudes burocráticas de la Administración donde se rozan los ilustrísimos, les digo casi todo.

Un presidente de Parlamento conocido por hablar en plata y tratar de tender puentes de diálogo. ¿Cuál es su balance de estos tres meses en el cargo?

Pasar del ejecutivo al legislativo es un cambio cualitativo bastante grande. Tengo una actividad muy centrada en el Parlamento, y cuento con la experiencia de haber sido senador durante mucho tiempo. He sido consejero de Salud de la Junta de Andalucía durante tres años y medio, y en ese tiempo he comparecido ante esta Cámara para dar cuente de mi labor un día sí, y otro, también. La experiencia está siendo muy positiva. Me siento muy a gusto.

¿El tema del diálogo entre partidos políticos es una pretensión, una obligación o una utopía?

Es una necesidad. Para estar al frente de un Parlamento se debe ser dialogante. La apuesta que ha hecho Juanma Morenodemuestra que conoce perfectamente cuál es mi talante de consenso. Tengo una buena relación con todos los grupos políticos.

 

¿Está siendo una tarea fácil, de momento? ¿Los grupos parlamentarios están por la labor?

De momento, no estoy teniendo ningún problema especial. En los temas importantes intento llegar a un punto de consenso. Hay veces que se llega, y otras, que no, pero, por supuesto, cuando “hablas con” ya no “hablas de”. Yo intento que se hable entre todos. En la primera reunión que tuvimos con los portavoces de los grupos de la Cámara les transmití que lo que pacten entre ellos, la Mesa del Parlamento lo aceptará sin problemas.

Los parlamentos -especialmente el Congreso de los Diputados- no son particularmente ejemplares para una sociedad que hace tiempo que les ha dado la espalda, porque considera que aquí hablan sus señorías como besugos de sus intereses partidistas. 

El día de la investidura hice un discurso cortito destacando que al Parlamento se viene a solucionar los problemas de la gente y no a generarlos. Las dificultades de los ciudadanos se solventan aquí con diálogo. Mi objetivo es que los ocho millones y medio de andaluces se den cuenta al final de la legislatura de que el Parlamento sirve y que les simplifica y les mejora la vida.

Como médico de Familia, un diagnóstico: ¿Cuál es su visión sobre el desprestigio social de la política?

El prestigio de la política española no está en la UCI, pero sí en planta. Espero que pronto pase a rehabilitación y que, por la parte que me corresponde, vayamos adquiriendo una cierta salud administrativa y política.

El prestigio de la política española no está en la UCI, pero sí en planta. Espero que pronto pase a rehabilitación y que, por la parte que me corresponde, vayamos adquiriendo una cierta salud administrativa y política

¿Se da por hecho que el prestigio social de la política siempre irá cojeando?

Cuesta trabajo que la población se dé cuenta de la importancia de la política y cómo le afectan las decisiones que se adoptan en el Parlamento. Tenemos que conseguirlo. A mí equipo le he dicho que debemos romper la muralla y salir a la calle, que el pueblo entre aquí y haya una simbiosis real entre parlamentarios y ciudadanos. Estoy yendo ahora con los parlamentarios de visita institucional a todas las provincias andaluzas y les insisto a los diputados en que deben ser una correa de transmisión del pueblo, a través de ayuntamientos, diputaciones, asociaciones… Lo que siente y necesita Andalucía debe transmitirse al Parlamento. No sé si lo conseguiremos, pero yo estoy muy ilusionado.

Acaba de cumplir 67 años y es la segunda autoridad andaluza en un país que jubila pronto obsesionado por lo nuevo. La madurez es un grado y Juanma Moreno ha querido con su nombramiento que quede muy claro en esta comunidad autónoma.

La veteranía es un grado. En el senado romano confluían personas que habían demostrado su valía y que aportaban su experiencia de tantos años de trabajo a la sociedad. Esa madurez llena de conocimiento, experiencia y habilidades repercute positivamente en toda la ciudadanía. Soy consciente de esa obsesión de la sociedad por lo nuevo y por los jóvenes, pero creo que los veteranos aportamos. La madurez no significa ser inmovilistas, ni mucho menos. Yo trato de darle a todos los cargos de responsabilidad que he tenido mi carisma y mi impronta con el objetivo fundamental de pasar por ellos mejorando las cosas.

Foto: Alfredo de Anca.
Foto: Alfredo de Anca.

¿Cómo lee la resurrección del PP en Andalucía con Juanma Moreno?

Muchísimas personas de mi quinta creían, como yo, que era utópico pensar que Andalucía algún día podría estar gobernada por una idea de corte liberal, de derecha o de centroderecha, como el Partido Popular. Hace tres años y medio esta comunidad propició y experimentó un cambio importantísimo con un Gobierno de coalición muy dinámico, pero lo de la mayoría absoluta que hoy tenemos era un sueño convertido en realidad. Ahora tenemos que demostrar a la población que no se ha equivocado al votar de forma masiva al PP. Ese es nuestro día a día.

Transmite habitualmente una confianza ciega en Juanma Moreno.

He estado tres años y medio trabajando con él mano a mano, llamándonos a todas horas, porque la época álgida de la pandemia ha sido muy dura, y los dos hemos estado muy cerca. Es un gustazo trabajar a su lado. Es una persona que da alas, que no impone, que se deja aconsejar, como hemos visto con la primacía del comité de expertos en abordaje del coronavirus de Andalucía, que ha ido marcando día a día las líneas de actuación política sanitaria en la comunidad durante la pandemia. Juanma Moreno es una gran persona y un gran político.

¿Por qué Juanma Moreno es más referente para Alberto Núñez Feijóo que Isabel Díaz Ayuso?

Feijóo viene de Galicia, y Galicia y Andalucía tienen un tipo de sociedad y una dispersión geográfica que se parecen. De todas formas, creo que el líder del PP tiene en la cabeza el eje Galicia-Madrid-Andalucía, porque es un eje de éxito.

Da la impresión de que Feijóo ve más leal y más fiable a Moreno Bonilla que a Díaz Ayuso.  

No lo sé. Los dos son leales. Teniendo un buen señor, todos somos buenos caballeros.

¿El PSOE en Andalucía ha muerto como alternativa política a corto plazo?

No. El PSOE de Andalucía ha sido muy potente durante muchísimos años, con una primera época brillante que supuso una gran renovación y un enorme impulso para esta comunidad en todos los ámbitos del progreso. El socialismo andaluz también ha protagonizado otras etapas más oscuras, especialmente en los últimos años de sus gobiernos, pero el PSOE es un partido con más de cien años, con una razón de ser muy seria y con un amplio respaldo social. Ahora vive un momento de decaimiento, pero tendrá que resurgir, porque es necesario. Una centroderecha y una centroizquierda sólidos son necesarios en Andalucía y en España.

El PSOE andaluz vive ahora un momento de decaimiento, pero tendrá que resurgir, porque es necesario. Una centroderecha y una centroizquierda sólidos son necesarios en Andalucía y en España

 

Usted tiene experiencia, ha visto muchas cosas y durante unos cuantos años. ¿La rebelión de líderes socialistas autonómicos socialistas contra Sánchez es el preludio de una debacle electoral nacional?

Puede ser el preludio del freno a una debacle electoral autonómica… Ahora mismo las siglas del PSOE no dan aire a muchas candidaturas socialistas regionales. Pedro Sánchez está inmerso en un ciclo de valoraciones negativas por parte de la población y este distanciamiento con el Gobierno central por parte de algunas comunidades autónomas gobernadas por barones socialistas es una manera de blindarse.

¿Tiene relación con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet?

Como presidente del Parlamento andaluz no he tenido relación con la presidenta del Congreso de los Diputados. Sí tengo más trato con el resto de presidentes de parlamentos autonómicos. Con ellos participo en reuniones periódicas donde se genera mucho feed back de información, de iniciativas, de propuestas. Entre los parlamentos regionales hay una buena sintonía de trabajo.

¿Se ha recuperado ya de la gestión de la pandemia en Andalucía como consejero de Salud?

Fue muy duro, pero soy optimista con la gestión que se ha hecho. Nos tocó estar al frente de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía en una época muy complicada, pero trabajamos a fondo y a tope, intentamos salvar el máximo de vidas, tomamos decisiones con la mayor rapidez posible, siempre siguiendo las recomendaciones de los informes técnicos y el sentido común. De esa época, muchos consejeros de Salud se han quedado por el camino, pero la sanidad de Andalucía ha salido reforzada gracias a la gestión de un equipo magnífico muy comprometido, y también de un magnífico equipo de asesores externos a través del comité de expertos.

La sanidad andaluza ha salido reforzada tras la pandemia gracias a la gestión de un equipo magnífico muy comprometido, y también de un magnífico equipo de asesores externos a través del comité de expertos

¿Ha sido buena experiencia contar con un médico al frente de la Consejería de Salud durante una pandemia así?

Hay crisis a las que hay que llegar aprendido… Si todo va bien, todo va bien, pero cuando toca tomar decisiones muy rápidamente con una visión global, ayuda tener un mínimo de conocimiento, o rodearte de personas muy válidas.

El Gobierno no quiere analizar la gestión nacional de la pandemia y sacar conclusiones que ayuden a mejorar próximas crisis. Desde Andalucía, ¿cómo ha sido la gestión política de la pandemia y qué no puede volver a ocurrir?

Nuestra gestión política ha pivotado sobre un principio básico de sabiduría popular: a Dios rogando y con el mazo dando. Es decir: lo que viniera del Gobierno central, bienvenido, pero nosotros teníamos que ir por delante. Desde el primer día estuvimos liderando la pandemia para ser lo más autosuficientes posible. El 27 de enero de 2020 nosotros constituimos el Grupo Asesor de Seguimiento del Coronavirus en Andalucía -colegial, sancionado en el Parlamento, avalado por todas las sociedades científicas- con alto impacto en salud pública. Todavía no había ningún caso de infección. Nos tildaron de políticos alarmantes, pero seguimos decididamente hacia adelante, porque sabíamos que iba a ir muy en serio. Empezamos a tomar medidas en residencias antes del decreto de alarma. Dos meses antes de las medidas del Gobierno central, nosotros ya estábamos en marcha y en las manos de los expertos. La proactividad y la rapidez han sido las señas de identidad de la gestión de la pandemia en Andalucía, porque cualquier retraso costaba vidas.

Dos meses antes de las medidas del Gobierno central, nosotros ya estábamos en marcha y en manos de los expertos. La proactividad y la rapidez han sido las señas de identidad de la gestión de la pandemia en Andalucía, porque cualquier retraso costaba vidas

Dos meses de adelanto son mucho tiempo. ¿El Gobierno de Pedro Sánchez procrastinó excesivamente?

Dos meses antes del decreto de alarma, en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS) ya sabíamos que se estaban dando muchas neumonías bilaterales y que se estaban colapsando algunas UCI. Todavía no teníamos los diagnósticos de PCR, pero ya sabíamos que estaba pasando algo importante. El Gobierno de Pedro Sánchez fue más lento en la toma de decisiones. Después, además, asumió una serie de competencias que no desarrolló, como vimos en los ámbitos de equipamientos, distribución de Epis, mascarillas…

Nos hemos pasado toda la etapa dura de la pandemia pidiendo una Ley nacional de Salud Pública que garantizara la equidad en la actuación en las diferentes comunidades autónomas, pero siempre nos daba la callada por respuesta. Ahora que parece que la pandemia está en una fase de estabilización, deberíamos trabajar de forma seria en el abordaje de lo que pueda venir, pero contando con la experiencia de estos años, porque no se puede seguir improvisando. Urge una Ley de Salud Pública aglutinadora y nacional. Siempre hemos hablado de sistemas públicos de salud, no de sistemas de salud pública. Quizá es el momento de cambiar, porque ya hemos visto que lo que puede alterar las bases de una sociedad son las grandes pandemias y epidemias que sufre un mundo globalizado sin fronteras sumergido en un cambio climático.

Aguirre, junto a Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía. Foto: Parlamento Andaluz.
Aguirre, junto a Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía. Foto: Parlamento Andaluz.

Por hacerme cargo en breve: ¿Pedro Sánchez ha sido un facilitador para el trabajo de las consejerías de sanidad de las comunidades autónomas o una permanente zancadilla?

Pedro Sánchez ha tenido más relación con los presidentes autonómicos que con los consejeros. No ha sido ejecutivo. No ha tomado decisiones. Durante toda la pandemia ha estado muy mediatizado por determinadas comunidades autónomas. Le ha faltado liderazgo. Todos los miércoles a las 16.00 hemos participado en reuniones del Consejo Interterritorial del SNS con debates muy vivos y posicionamientos muy enfrentados con los ministros Salvador Illa y con Carolina Darias. Al final, las cosas se iban solventando por inercia. No se tomaban medidas para intentar cambiar las dinámicas. No he visto operativo al Ministerio de Sanidad durante la pandemia. No he visto por ningún lado esa cogobernanza de la que habla Sánchez. No he experimentado a mi alrededor el interés del Gobierno central por sumar voluntades. Lo que yo he vivido en primera persona era el aluvión de decretos y leyes que se tramitaban en el Congreso de los Diputados y que después teníamos que asumir todos. No he visto muy receptivo al Gobierno central a las peticiones de las comunidades autónomas, y no hablo solo de las gobernadas por el PP.

No he visto operativo al Ministerio de Sanidad durante la pandemia. No he visto por ningún lado esa cogobernanza de la que habla Sánchez. No he experimentado a mi alrededor el interés del Gobierno central por sumar voluntades

Antes de llegar al Senado, como vicepresidente de la Organización Médica Colegial, le vimos pelear por la dignidad del trabajo de los profesionales sanitarios. Muchos médicos de todo el país se han sentido exprimidos durante la pandemia y un tanto marginados laboralmente cuando ha empezado a salir el sol. No acabamos de cuidar a nuestros profesionales sanitarios como se merecen. 

Los médicos son un bien escaso y va a ser mucho más escaso en los próximos años, según los estudios de demografía sanitaria que se manejan en la Consejería de Salud. Estos años de pandemia han sido de muchísima tensión y sobrecarga en todos los ámbitos del sistema sanitario. Hemos visto claramente sus defectos, porque hemos comprobado en directo dónde hacía aguas. Esta pandemia la hemos afrontado con un déficit de personal médico.

En Andalucía hemos intentando mejorar las condiciones laborales de los médicos, porque un puesto de trabajo fijo es lo que más fideliza. Hemos sacado todas las ofertas públicas de empleo y los concursos de traslados que estaban pendientes. Hemos nivelado los sistemas retributivos con respecto a las demás comunidades, especialmente en el precio de la hora de guardia, para evitar la fuga de batas blancas. Insisto: los médicos son un bien escaso. Este año Andalucía es la región que más plazas MIR ha solicitado al Ministerio de Sanidad, porque intentamos solventar un problema grande de desabastecimiento de médicos, que se irá incrementando en los próximos años.

El cuidado de la Atención Primaria ha sido otro tema que ha defendido a muerte desde que es médico. ¿Por qué primaria siempre parece muy secundaria?

La Atención Primaria no es la puerta de entrada al sistema sanitario, que hay muchas, sino el eje vertebrador de todo. Si se hunde, el sistema se va a pique. Eso está clarísimo. La Atención Primaria ha sufrido una enorme tensión durante la pandemia: pruebas diagnósticas, vacunaciones, seguimiento domiciliario, incapacidad temporal… Los déficits del primer nivel asistencial han quedado más que patentes. En la Consejería de Salud de Andalucía hicimos el diagnóstico, y ahora desde allí están poniendo el tratamiento. Mimar y cuidar al personal de primaria es justo y prioritario. Yo soy de ellos y lo llevo a gala. Durante la pandemia, los hospitales han funcionado muy bien. En comparación con otras comunidades autónomas, no hemos tenido problemas de UCI, ni falta de camas, ni pacientes en los pasillos. A nivel hospitalario, se ha jugado perfectamente la pandemia. Pero en Atención Primaria ha habido más presión con el cierre de consultorios, los dobles circuitos, la escasez de personal… El déficit de la Atención Primaria ha quedado patente.

Si la Atención Primaria se hunde, el sistema sanitario se va a pique. Eso está clarísimo. Mimar y cuidar al personal de este nivel asistencial es justo y prioritario

¿Qué asignatura pendiente tiene la política nacional con los profesionales sanitarios?

Las asignaturas pendientes de la política con los profesionales sanitarios dan para escribir un libro… Quizá lo más urgente sea adecuar la oferta y la demanda. Urge un ajuste de plantillas y de sueldos con visión nacional, también para ser más competitivos en el ámbito europeo. Nuestros profesionales sanitarios necesitan y se merecen máxima estabilidad laboral. Debemos abordar con más seriedad la homologación de títulos de extracomunitarios, porque eso es un tapón en el Ministerio de Sanidad. Ahora mismo hay miles profesionales, muchos de alta cualificación, que llevan tiempo esperando la homologación de su título para poder ejercer en nuestro país. Quedan muchas asignaturas pendientes.

Como presidente del Parlamento dice que su misión es “intentar acercar posturas”. Se dedica usted a suturar heridas abiertas entre grupos parlamentarios, ¿con éxito?

Sí. Intento coser puntos de aproximación entre unos y otros con el hilo del diálogo, porque es la única forma de avanzar. Mi experiencia es que cuando escuchas todas las posturas sobre una cuestión, te das cuenta de que tampoco son tan divergentes. Sí, hay pequeñas diferencias, pero la política útil las subsana hablando y acercando posturas. Yo intento que aquí haya la menor bronca posible y el clima de trabajo más sosegado posible. Es mi forma de ser.

¿Qué es más fácil en este Parlamento: hablar con el PSOE o dialogar con Vox?

Hablo y dialogo con PSOE y con Vox, y también con Por Andalucía y el Grupo Mixto. Me entiendo con todos los grupos parlamentarios de esta Cámara. De todas formas, trato de que el diálogo no sea unidireccional para que sea de verdad, porque los monólogos suelen ser imposición. En una sociedad que no es uniforme, entre los grupos parlamentarios debe haber disparidad de criterios, pero si se estudian y se miran para llegar a un acuerdo, se ven más cosas que unen. En las reuniones suelo empezar por los puntos sin discordancia, y nos centramos en los otros para buscar el consenso. Si se llega, bien. Si no, no pasa nada: se vota y lo que salga. Y eso es lo que hay.

¿Hay miedo en el PP andaluz a venirse arriba, creerse intocable y convertir la mayoría en un cáncer que lo corrompa todo?

Estando Juanma eso va a ser complicado. Su frase continua es que una mayoría suficiente no puede ser un rodillo, porque la imagen que daríamos sería patética.

¿Se echa de menos a Ciudadanos en este Parlamento?

Los tres años y medio de Gobierno del cambio junto a Ciudadanos han sido muy interesantes. En ese tiempo, yo no sabía si el que estaba a mi derecha -Javier Imbroda, a quien quise mucho- era naranja o azul. Éramos un grupo de personas trabajando con ahínco para resolver los problemas de los andaluces. Ha sido una etapa muy bonita. No creo que se vuelva a repetir, porque las circunstancias serán diferentes, incluso en esta comunidad no se ha vivido este pacto como en otras. Aquí la coalición se ha vivido de una manera muy entrañable.

Foto: Junta de Andalucía.
Foto: Junta de Andalucía.

 

Los tres años y medio de gobierno junto a Ciudadanos han sido una época muy interesante y muy bonita. Éramos un grupo de personas sin colores trabajando con ahínco para resolver los problemas de los andaluces

 

Y ejemplar.

Sí. Hemos tenido una confianza y una camaradería muy particular. Mi relación ha sido exactamente igual con los consejeros de Ciudadanos que con los del PP. Me emociono al comentarlo, porque cuando yo sea mucho más mayor que ahora diré que tuve la suerte de vivir en primera línea el Gobierno del cambio, que fue una coalición de funcionamiento ejemplar muy bueno para toda la sociedad.

Le aplauden por hablar de “culillos” de vacuna y a María Jesús Montero le dan caña por hablar de Presupuestos Generales del Estado con pastillas juanolas

Cada cual es cada cual. Durante la pandemia, en sintonía con el equipo de Comunicación de la consejería, decidimos que yo, además de informar, iba a tratar de aprovechar mis comparecencias públicas para formar. Me he pasado tres años haciendo educación para la salud. La gente veía en mí a su médico. A mí no me ha costado trabajo, porque yo soy así. Intenté ser lo más natural posible, no para que me escucharan, sino para que me comprendieran. Nunca me he puesto a analizar la forma que tiene de hablar María Jesús Montero. A lo mejor yo transmito más, no lo sé, solo sé que, gracias a eso, estoy medianamente bien valorado entre la población andaluza y la gente me mira con cariño, se lo digo de verdad.

Por la calle, lo nota.

Mucho. Ese cariño me llena de una forma espectacular.

La política útil subsana las diferencias hablando y acercando posturas. Yo intento que aquí haya la menor bronca posible y el clima de trabajo más sosegado posible. Es mi forma de ser

Ha peleado muchos años por un SNS cohesionado y equitativo. ¿Es difícil que esa cohesión y esa equidad definan España?

Es muy difícil. Solo en el ámbito de la salud pública ya sabemos que los virus y las bacterias no entienden de fronteras y de comunidades autónomas, y seguimos con demasiadas formas diferentes de abordar un mismo problema, como vemos ante cualquier endemia. Eso es falta de cohesión y equidad, aunque tengamos una Ley de Cohesión y Calidad del SNS desde 2003. El Consejo Interterritorial debe incluir recomendaciones de obligado cumplimiento, sobre todo en cuestiones referidas a la salud pública, porque si no, perdemos la equidad entre comunidades autónomas. Funcionan los índices de posicionamiento terapéuticos, la cartera de servicios, el abordaje de medicamentos huérfanos… Tenemos que intentar que todo lo que vaya bien, se contagie al resto de comunidades. Queda un trabajo importante al Gobierno central, que es quien debe garantizar la equidad y la cohesión del SNS, y eso se hace con leyes.

¿La democracia en España está sana?

La democracia se construye con el tiempo. Hay países con una gran cultura democrática y otros que son principiantes. Nosotros llevamos viviendo muchos años en un ambiente democrático que se puede ir mejorando. Espero que sea relativamente normal llegar a pactos políticos de gobernabilidad entre centroderecha y centroizquierda. Eso nos daría una gran madurez democrática. La democracia española está muy consolidada y muy instaurada, con márgenes de mejora, como todo.

¿La política debe ser cirugía o medicina preventiva?

En Andalucía debe ser medicina preventiva, porque la cirugía es radical y lo radical suele ser imperativo, y eso, es un ambiente democrático, no es positivo.

Feijóo tiene porte de traumatólogo... 

Los traumatólogos tienen mucho que ver con los profesionales de Medicina Física y Rehabilitación. Lo veo más como una persona capacitada para rehabilitar este país articulación a articulación y órgano por órgano. Él ya viene hecho y sabe por dónde pisa, como ha demostrado en su gestión al frente de la Xunta de Galicia. Es una persona con talante y talento.

Veo a Feijóo como una persona capacitada para rehabilitar este país, articulación a articulación, y órgano por órgano

 

¿Qué puede aportar la Medicina de Familia a una actividad política exitosa?

El saber tratar a las personas. El médico de Familia interactúa con confianza con el paciente y su entorno. El político debe conocer perfectamente a su votante y a su entorno, para intentar hacer cambios que le beneficien. La forma de un médico de Familia de mirar a los ojos y de palpar a sus pacientes puede aportar mucho a la política. El médico de Familia se compromete con sus pacientes y el político debe hacer igual para no dar la espalda nunca a la sociedad y a las personas. 

Dijo Moreno en su día que usted era “una persona competente, responsable y con capacidad de empatizar y dialogar con todos”...

Es mi amigo…

¿Es mejor persona y mejor médico ahora, o la política en primera línea le ha afilado los dientes?

Yo soy un médico que circunstancialmente ejerce como presidente del Parlamento de Andalucía. Soy médico, y circunstancialmente he sido consejero de Salud de la Junta de Andalucía, y antes, senador. Soy médico desde que empecé la carrera de Medicina hasta el final de mis días. Y soy médico incluso aquí, en el Parlamento. Y a mí me encanta. En el Senado, a mi escaño -el 132-, lo llamaban “la consulta”. Ejerzo las 24 horas de los 365 días del año, hasta que fallezca.

¿Cuál es su profilaxis para dormir con la conciencia tranquila?

Primero: ser yo mismo. No intentar aparentar lo que no soy. Eso me lo enseñó mi padre, y es una gran manera de no equivocarse en la vida. Segundo: no hacer a nadie lo que no quiero para mí. Mi trabajo es hacer todo lo que pueda por los demás. A eso aspiro, porque siempre podemos mejorar.

 

Mi profilaxis para dormir con la conciencia tranquila es ser yo mismo y no hacer a nadie lo que no quiero para mí. Mi trabajo es hacer todo lo que pueda por los demás

 

Siendo cordobés, ¿le pide ayuda a san Rafael para que le guie? ¿Pasa de vez en cuando por el templo vecino -la Macarena- para tirarle del manto a la virgen? Igual la política moderna prefiere no hablar de santos, para no parecer rancia…

¡Yo sí! A san Rafael -medicina de Dios- le tengo muy presente, sobre todo en un momento concreto de la historia del Colegio de Médicos de Córdoba. Curó a Tobías de la ceguera con la hiel de un pez, y es un referente desde el punto de vista sanitario. La Macarena la tengo aquí al lado, y en plena pandemia me puse a sus pies. No pasa nada. Son mis creencias y las llevo a gala. Antes de ayer estuve en la coronación de la Virgen de la Paz y Esperanza, donde le prometí amor eterno a mi mujer hace más de cuarenta años. Siempre he sido muy de “a Dios rogando y con el mazo dando”. Una cosa no quita la otra. Mis creencias son mis creencias. Mi trabajo es mi trabajo. Entiendo las diferencias perfectamente.

¿Tiene miedo a que la hiperactividad del trabajo en el Parlamento acelere la vejez?

Más hiperactividad que la vivida en la consejería de Salud durante la pandemia, imposible... Yo soy hiperactivo. Si asumo un cargo es para cambiar y mejorar todo lo que pueda. Soy funcionario del Estado desde 1979. Posiblemente sea la persona con más trienios de toda Andalucía…

Probablemente este sea la última casilla de su currículo. ¿Su meta final?

Mi mujer, mi familia y mis amigos. Irme a El Rompido de vez en cuando a tomarme un pescaíto. Ver crecer a mis nietos. No nos confundamos: la política tiene un arranque y un final. Mi meta son los que quedan: mi familia y mis amigos.

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La forma de un médico de Familia de mirar a los ojos y de palpar a sus pacientes puede aportar mucho a la política. El médico de Familia se compromete con sus pacientes y el político debe hacer igual para no dar la espalda nunca a la sociedad y a las personas

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