A Heriberto Cairo, decano de Políticas de la Complutense, que está dejando que la facultad se convierta en un lugar de protesta sistemática

Rosa Díez regresaba la pasada semana a la facultad de Políticas de la Universidad Complutense de Madrid para ofrecer una charla sobre la regeneración de la política en España. Un grupo de estudiantes se había convocado para protestar por su presencia: la líder de UPyD fue recibida con pitos, abucheos y algún que otro empujón. Decían que Díez buscaba notoriedad pública, ahora que llevaba varios días sin aparecer en los medios de comunicación. Lo cierto es que la facultad de Políticas está degenerando en una cosa muy diferente a lo que tiene que ser un lugar de estudio y debate. Porque la propia Rosa Díez ya tuvo que salir escoltada hace dos años en ese mismo edificio. El centro debe ser un centro de formación, de excelencia y de oposición de ideas. Pero todo ello cumpliendo un principio básico del estado democrático: el respeto a las ideas de los demás. Guindilla a Heriberto Cairo, el decano, por no aplacar estas protestas cuasi violentas.

 

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