Lamentos estériles

En el otoño de mi vida, he de reconocer que me cuesta ser optimista ante la crisis de la  familia, el permisivismo de los padres y el deterioro moral de la juventud. Pero no sirven de nada las quejas estériles o el refugiarnos en la nostalgia de un pasado aparentemente mejor, sin hacer nada positivo por remediar esta situación. Pienso, que la respuesta al mal no consiste en la queja, ni en el lamento, sino en la decisión humilde y alegre de aportar nuestro grano de arena en la construcción colectiva del bien.

Todos deberíamos comprometernos en la participación activa en la vida pública con el libre ejercicio del voto responsable, con el pago de los impuestos y con un trabajo profesional bien hecho entendido como servicio al bien común. Somos los ciudadanos quienes debemos configuran la sociedad a través de los cauces de participación establecidos, sin abstenernos por pesimismo, abulia o comodidad. También promoviendo nuevas vías que expresen la libre iniciativa de la sociedad civil. Si la familia, la educación y la sociedad están mal, la responsabilidad no es tanto de quienes nos gobiernan como nuestra, por nuestras inhibiciones.

 

Video del día

Detenida en Madrid una kamikaze borracha y
con un kilo de cocaína en el maletero
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato