Libertad de expresión no es libertad para ofender

Ante el último episodio de escarnio (ofensa pública, de palabra o escrito, a los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa) producido durante un acto patrocinado por el Ayuntamiento de Barcelona, en el que una supuesta poetisa montó un número blasfemo parodiando el Padrenuestro para exaltar el aborto, algunos concejales del ayuntamiento barcelonés, y la Asociación de Abogados Cristianos, se disponen a presentar una querella contra los organizadores de una entrega de premios que más bien se convirtió en una manifestación de anti-cultura. Ni la libertad de expresión es absoluta ni la pasividad ante el delito puede ser una regla para evitar complicaciones. El bien común de una sociedad plural exige respetar los valores y tradiciones que la componen.

La libertad religiosa es uno de los pilares de la convivencia, y el Padre Nuestro expresa una de las raíces más preciosas de nuestra civilización. No se trata de una batalla confesional sino de una cuestión de ciudadanía. No existe una supuesta libertad para ofender, que por otra parte se revela destructiva y generadora de violencia y división.