La Navidad: un hecho histórico y milagroso

Al poner el "belén" debemos preguntarnos: ¿qué es la Navidad? La influyente tradición anglosajona invoca a un señor orondo y barbudo que nos ha llegado como Santa Clausura. También se apela al "espíritu de la Navidad" como un sentir almibarado que refleja el grado de satisfacción personal según las propias circunstancias. Con todo, el verdadero origen de la Navidad está fuera del alcance de toda imaginación humana, no es la plasmación mágica de un sueño, ni el renuevo nostálgico de una ilusión por alcanzar la paz y la concordia: es el encuentro del Hijo de Dios con el hombre. La Navidad es atemporal, vive dentro y fuera de cualquier civilización, sin formar parte de ningún contexto cultural concreto. Jesús nace en el tiempo y sin saber cómo fuera de la historia; no pertenece a ninguna nueva dinastía, cultura, organización sindical ni proyecto político. Es una luz que alumbra a la humanidad, manifestándose al mundo para que éste camine, no ya en las tinieblas del desorden moral, sino en la luminosidad de una conversión renovada y continua. La sociedad entera es un "belén", donde cada cual elige su papelunos a Herodes, fieros, sanguinarios; otros a los pastores, dóciles, atentos; algunos a los posaderos, indiferentes y fríos; o a los Magos, sabios pero rendidos ante su Rey. No dejemos que las modas eclipsen la verdadera Navidad, pues a pesar de la soberbia del mal, el Niño-Dios nos contempla con una mirada limpia y una sonrisa sugerente, esperando que guiemos nuestras vidas hacia Él con la ayuda de esa estrella que anuncia la llegada del Salvador.

 

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