Admiración a cuantos combaten frente al coronavirus

Militares con personal sanitario en un hospital.
Militares con personal sanitario en un hospital.

Ante la expansión del coronavirus, como comento con mis hijos, el pueblo admira y se siente agradecido a los sanitarios, cuidadores de ancianos..., guardias civiles, militares..., bomberos, que dan lo mejor de sí mismos y arriesgan su vida. Encomiable, aunque olvidada, la labor de los farmacéuticos, en primera línea de batalla  ( centenares contagiados y varios fallecidos).

Vaya, también, mi felicitación para los cientos de sacerdotes, religiosos y religiosas que atienden las necesidades de gente de sus barrios; para los sacerdotes integrados como capellanes en los equipos de los Hospitales, del IFEMA, y del Palacio de Hielo. También, para  Cáritas y otras organizaciones católicas que asisten, acompañan y dan alimentos. Quiero subrayar la ayuda de las altas esferas eclesiales, que han aportado grandes donativos y puesto, a disposición de las autoridades, instalaciones y edificios (seminarios, casas de ejercicios ...) para atender a enfermos, etc. En  Valladolid, varias decenas de personas sin techo han sido acogidas en el Seminario diocesano, en donde reciben una atención constante por parte de voluntarios jóvenes bien formados y tres comidas al día. El sacerdote Miguel Ángel Rojo, dice: "no se trata sólo de prevenir posibles contagios, sino de proporcionarles cobijo".

Todos son necesarios pero sólo Dios es imprescindible. Por eso, vaya, también , mi felicitación para los sacerdotes que sacaron a las calles el Santísimo implorando la protección divina. Ahora, desde torres y balcones, bendicen ciudades y pueblos. Asimismo,  es importantísima la aportación espiritual de los sacerdotes que ofrecen la Santa Misa, la de tantos católicos que se unen desde los medios de comunicación, y de los que rezan por el fin de la pandemia, el alivio de los enfermos y por los fallecidos. 

Los millones de cristianos del mundo, nos sentimos conmovidos por el gesto del Santo Padre en la Plaza de San Pedro ante el Crucifijo Milagroso de San Marcelo y la Virgen Salus Populi Romani, y su  bendición " Urbis et Orbe" con el Santísimo.  Es particularmente oportuno y necesario escuchar al Papa Francisco, que nos pide responder a la llamada de Dios a "convertirnos",  "confiar en Él"  y  no olvidar que " la oración es nuestra arma vencedora"

 

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