Alejandra, magna

Félix Bolaños, y de espaldas, la jefa de protocolo de Isabel Díaz Ayuso (Foto: Diego Radamés / Europa Press).
Félix Bolaños, y de espaldas, la jefa de protocolo de Isabel Díaz Ayuso (Foto: Diego Radamés / Europa Press).

En los albores de la Primera Guerra Mundial, justo un año después del inicio del conflicto, escribía Chesterton en el Illustrated London News que "la guerra no es la mejor manera de resolver las diferencias; a veces, es la única manera de impedir que otro las resuelva por ti."

Y entre tanta tibieza y condescendencia de nuestro acomplejado mundo en un cada vez más opresivo siglo, afortunadamente, hay rayos de luz que invitan a la lucha y resistencia de los que, como Alejandra Blázquez, no se amilanan ante el poder y fuerza del Goliat de turno. Para ello, hay que dejar los complejos en casa y salir con la esquiladora bien afilada para todo aquel que, como el ministro Bolaños, vaya en busca de lana por orden del amo.

Lo de la "inédita" protagonista, jefa de Protocolo del gobierno de la presidenta de la Comunidad de Madrid, es digno de admiración, elogio y recordatorio tal y como están los tiempos. También, es cuestión de profesionalidad, de saber hacer y, con firmeza, criterio y una soberbia puesta en escena, fulminar al soberbio y las ínfulas de superioridad del séquito de "soplanucas" –nunca mejor dicho– que daban aire al aturdido ministro de la Presidencia de una España cuyas señas de identidad se han ido difuminando con leyes y políticas como las de los compañeros –y, sobre todo, compañeras– que pululan por los pasillos ministeriales con carteras repletas de discordia, justo lo que, sin necesidad de tropas napoleónicas o mamelucos, se filtraba por la Puerta del Sol hace unos días.

Tampoco es cuestión de levantarse, maquearse y, machete entre los dientes, salir de casa con pintura de guerra, casco y chaleco antifragmentos para lo que el día te pueda deparar. Y eso que no hay días tranquilos; ni siquiera, festivos como el pasado Dos de Mayo en la Comunidad de Madrid después de lo acontecido en el backstage de la tribuna de Sol. Pero no se trata de eso por mucho que el poderoso pretenda ir de víctima, de cordero mandado a degüello, para sacar rédito de la "sangre" vertida en un combate que, inicialmente, no tenía visos de ser tan desigual. Avisado –y no invitado–, estaba el "embajador de Roma".

Sin embargo, el pueblo es soberano, sabe y, por lo visto y oído –abucheos y silbidos incluidos– en el entorno capitalino; tonterías, las justas. Si no, que pregunten a los gabachos de cómo se las gastan por el foro cuando vas henchido de prepotencia y subestimas a un adversario supuestamente más débil hasta el punto de menospreciarlo o infravalorar sus armas, navajas y cuchillos en 1808 o, sin aspavientos ni miramientos, carpeta y botella de agua en el presente.

Seguramente, al "sobrao" de Bolaños no le habían leído la cartilla ni dado la chuleta para llegar al "sufi" en el test del pasado martes. Creía tener derecho de pernada, de salir de rositas, como le ha ocurrido en otros "reservados" actos con muertos, esos cuyo descanso eterno se ha visto perturbado por el caprichoso y resurrecto rencor de la sesgada LMH de diciembre de 2007. De aquellos lodos, estos barros.

Ni a él, al "levantatumbas" –como era jaleado en los prolegómenos–, ni a sus adláteres parecía importarles el bochornoso desenlace, ajenos en la amarga y soleada bienvenida durante el paseíllo inicial camino del, como dicen por Moncloa, "cortijo de Ayuso". Lo peor estaba por llegar.

Y no quisieron ni fueron capaces de interpretarlo hasta el punto de exhibir rostros cubiertos de suficiencia, prepotencia, hipocresía e, incluso, provocación con, sin venir a cuento, alguna amenazante instantánea desde la propia comitiva a los abucheadores allí dispuestos. 

La procesión iba por dentro y, como se suele decir, hasta el rabo todo es toro. Horas después, así lo corroboraría la propia Ayuso en la vespertina goyesca de las Ventas donde, en el recorrido por el callejón, recibía los vítores de un público rendido a su presidenta y, a pesar de no estar en el cartel, la enorme satisfacción por la magna labor de una de sus subalternas, Alejandra Blázquez, horas antes en la matiné del kilómetro cero.

 

Video del día

Feijóo confirma a Dolors Monserrat, que repetirá como
candidata del Partido Popular a las elecciones europeas
Comentarios