El cardenal y los romeros
Gracias señor cardenal Amigo Vallejo; gracias por esa maravillosa homilía que pronuncio en la misa pontifical del día de Pentecostés, día del amor y a los pies de la Virgen del Rocio, su madre bendita. Sus palabras seguro que han llegado al corazón de todos los que las escuchamos, allí en la marisma o sentados frente al televisor como era mi caso. Porque nos expuso con palabras vibrantes, como de viento impetuoso, como de Espíritu Santo, un programa de vida cristiana en donde hay que amar al otro, al que no nos quiere ni nos entiende, un programa en donde el perdón y la generosidad ocupan un lugar básico, un lugar donde ser fiel a Dios, a los compromisos humanos a los que nos comprometimos libremente un día deben ser nuestra prioridad. Gracias por pedirnos que defendamos la vida en su principio, en su plenitud y en su ocaso, cuando es mas digna que nunca, pero sobretodo gracias por pedirnos que no seamos cristianos de catacumbas, que salgamos a todos los caminos, a todos los foros donde se deciden leyes, pactos y cuanto sirve para mejorar la convivencia humana, todo con espíritu de paz ,sin violencia pero defendiendo nuestras ideas con firmeza y valentía.
En cuanto a los romeros y peregrinos decirles que han dado un testimonio de fe y de amor como pocas veces se ve, que las canciones cantadas en la santa misa son lecciones de doctrina cristiana impartidas por sevillanas, rumbitas y bulerías que me llegaron al alma y me hicieron llorar todo el tiempo. Que amor tan grande hay que sentir y que fe tan profunda hay que tener para con palabras tan sencillas como coto, pinos, marismas, arenas, caballos, camino, carreta, señora, blanca paloma, pastorcito divino, vivencias, sinpecado, el río quema, y el Ajolí con su puente y otras más que seguro que olvido se puedan construir versos tan hermosos, dedicados a la madre de Dios Virgen del Rocio que nos trae el ESPIRITU.
