¿Cómo evitar exhumaciones a lo Katyn en España?

Por un rigor máximo en la identificación de los autores de los crímenes en la Guerra Civil Española

Excavación de una fosa común de la Guerra Civil.
Excavación de una fosa común de la Guerra Civil.

Desde que se aprobó la Ley de la Memoria Histórica del Presidente Zapatero, es norma común el achacar al Bando vencedor de la Guerra Civil la autoría o responsabilidad de la muerte de todos los restos humanos que han sido exhumados con las subvenciones del Gobierno.

Se sigue en muchos casos el patrón de las fosas de Katyn donde fueron ejecutados miles y miles de Oficiales polacos en la Segunda Guerra Mundial por los soviéticos, para a continuación ser imputada la responsabilidad de sus crímenes a los alemanes.

Es muy cierto que los Comunistas y los Socialistas han sabido muy bien encubrir sus crímenes y sus latrocinios, y cuando son descubiertos, utilizan toda su maquinaria propagandística y difamatoria para responsabilizar de sus desmanes a sus oponentes políticos.

En el caso de Katyn fueron capaces de movilizar ingentes recursos humanos y materiales para convencer a la opinión pública internacional que fueron los alemanes, y no ellos, los que llevaron a cabo esas matanzas masivas. Y esto es algo parecido a lo que está sucediendo en España.

No sólo no aceptan sus crímenes, sino que, aprovechando todo ese entramado de subvenciones públicas para las exhumaciones y sus medios oficialistas, han usado por norma el reprochar al bando vencedor toda muerte, y hay que reconocer que, como a los soviéticos, les está funcionando.

Pero la verdad es muy tozuda y por lo general a los historiadores independientes y a las almas de los asesinados no les suele gustar que se cambien las autorías de los asesinatos.

Detrás de todo el entramado de las subvenciones por las exhumaciones han abrevado en los presupuestos públicos todo un cuerpo de asociaciones y empresas vinculadas a la izquierda y al nacionalismo que hacen de su tarea una maquinaria de propaganda y de maniqueísmo, que además se complacen en fotografiarse con los esqueletos que localizan mediante “posados” macabros que buscan el conmover a la opinión pública, pero que son muy poco respetuosos con los difuntos y con sus familiares.

Efectúan sus trabajos de exhumación como si estuvieran exhumando a dinosaurios, y recomponen los cuerpos como si fueran a exhibirlos en un Museo de Ciencias Naturales. Entran en lugares sagrados como son los Cementerios para excavar sin control ni autorización, como intentaron hacer en Villadangos (León), desconociendo que allí reposan también muchas otras personas, y colocan sus memoriales en lugares privilegiados, politizando los camposantos de una forma descarada, como pretendieron hacer los social-comunistas en el Cementerio de la Almudena (Madrid).

Ya han entrado en Iglesias como la del Valle de los Caídos para profanar restos mortales, como los del General Franco, olvidándose que somos descendientes de una tradición judío-cristiana y romana que tenía muy claro que a los muertos se les respeta y se les permite a sus familiares dar a esos restos el destino que consideren oportuno.

 

Es obvio que las exhumaciones no pueden ser ejercidas en el futuro por las entidades que las llevan ahora a cabo ni por sus responsables; hace falta una estructura en todo caso profesionalizada, desideologizada y rigurosa, y más cuando se sabe gracias a los valientes estudios de Don Pedro Corral que en las trincheras y en los frentes de combate los propios republicanos asesinaban a sus soldados por múltiples motivos; porque o bien habían trasladado a primera línea a sus checas de retaguardia, para así encubrir más y mejor las depuraciones de elementos disidentes en sus filas, o simplemente como castigo, tal y como sucedió con más de 50 miembros de la 84ª Brigada Mixta que tomó Teruel para la República, y a la que prometieron un permiso por esa acción bélica que poco después le negaron, lo que provocó el lógico descontento y malestar que fue reprimido con semejante acto criminal por el Ejército Rojo, o simplemente por el vasto procedimiento soviético de colocar ametralladoras detrás de las filas republicanas para asesinar a todos los que se replegaban ante el ataque enemigo.

Es ya un escarnio cuando tanto las entidades públicas o esas asociaciones y empresas se encuentran con fosas donde hay restos de asesinados por los frentepopulistas, que son rápidamente tapadas o bien se achaca el crimen a la España Nacional, al más puro estilo de Katyn.

No es suficiente con proceder a las exhumaciones y hacerse las fotografías de rigor; sería necesario incluso efectuar pruebas balísticas para identificar las balas ejecutoras y poder así localizar las armas y qué bando las utilizaba; es preciso cotejar las exhumaciones con la Causa General o con cualquier otra fuente historiográfica, para así ahondar en las acciones y motivos que llevaron a cabo esas acciones. Es preciso intensificar el espíritu crítico ante las exhumaciones maniqueas de las que estamos siendo testigos.

Si nos ponemos a exhumar, hay que hacerlo bien, con Comisiones y Equipos que no sean los puestos a dedo y bien financiados por este Gobierno social comunista, sino con personas independientes, ecuánimes y con rigor, e incluso con la colaboración de instituciones internacionales con experiencia como la alemana Volksbund Deutsche Kriegsgräberfürsorge (VDK, Organización Alemana para la Conservación de Cementerios de los Caídos de Guerra), en cuyas referencias en Internet no se ven calaveras perforadas o fémures quebrados, sino cementerios, paisajes, fotos de soldados y ante todo respeto por los Caídos, e incluso con la Fundación Española Indortes, que mantiene y adecenta cementerios militares españoles fuera de España.

Cuando se exhuma a lo Katyn en España como se hace con carácter general por las instituciones públicas se está llevando otra vez la guerra a los difuntos, porque no se busca su identificación y homenaje de forma neutral, sino de forma sectaria y guerracivilista. Es como perpetuar al momento presente ese drama de la guerra, y ya han pasado más de 85 años de aquella tragedia.

El Bando frentepopular llevó la represión a sus propias Unidades militares que luchaban en primera fila, demostrando con ello una sofisticación y finura en el crimen verdaderamente destacable; no permitamos que aquellos que fueron asesinados por quien les ordenó ir a luchar contra su voluntad sean de nuevo vejados en su Memoria y en su Descanso.

 

Guillermo Rocafort Pérez

Historiador e Investigador acreditado en Humanidades por la ANECA

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