“Coronabonos” o deuda pública europea: ¿Por qué Alemania nunca los aceptará?
Alemania sufrió un proceso de devastación en la primera mitad del siglo XX con dos Guerras Mundiales pavorosas, en las que además perdió, y con ello sufrió un trato posterior notoriamente injusto, aunque sea muy políticamente incorrecto el afirmarlo.
La Alemania que quedó después de Mayo de 1945 sufrió la pérdida de más de un tercio de su territorio nacional y un tratamiento de Nación perdedora que nos remonta al trato que recibían los pueblos vencidos durante la época romana.
Los que nos interesamos por la Historia lo hemos leído y concluido, y de ello apenas se habla porque el Mundo actual aún gravita, por muy poco, sobre la situación nacida en la posguerra y porque todavía se mantienen subliminalmente, y no tanto, los reproches ante semejante contienda, a los que les queda muy poco recorrido ya.
Desde Mayo de 1945 Alemania sólo tuvo una opción, que fue someterse al dictado de los vencedores y con la piel de cordero ir, poco a poco, reconstruyéndose económicamente e ir adquiriendo nervio y tejido económico, algo que por otro lado es consustancial al carácter trabajador y emprendedor de los germánicos.
Alemania tiene desde hace ya muchos años un gobierno de unidad nacional, de coalición entre partidos importantes, y aunque al emergente “Alternativa por Alemania” se le van dando cada vez más opciones políticas, todavía tendrá que transcurrir un periodo donde se reafirme la primacía alemana en Europa, porque Alemania fue, es y será siempre Alemania, la mande quien la mande, ya sea Carlos V, Federico de Prusia o Von Bismark.
Debemos aceptar que su participación en el proyecto de la Unión Europea les ha venido muy bien y que gracias a ella se han vuelto a levantar, con la complicidad de una casta política apesebrada en los países mediterráneos, que han pregonado los cantos de sirena del europeísmo sin sustancia, mientras Alemania pagaba sus corruptelas.
Mientras tanto Alemania nos han impuesto el euro como moneda común, una inflación controlada y unos tipos de interés incompatibles con las economías mediterráneas, las cuales se han ido empobreciendo claramente en las dos últimas décadas, a la par que han hecho un uso irresponsable de la emisión de la deuda pública local para financiar las orgías político – electoralistas de las castas privilegiadas. En España estamos en una deuda pública del 100% del PIB y en Italia, mucho más. Y el horizonte de la deuda pública es catastrófico.
Pero ya la fiesta se está acabando, y los gorrones de la casta política del Mediterráneo exigen a Alemania que por medio de los Coronabonos se haga corresponsable de la deuda pública de otros países de la Unión Europea, y siga así alimentando este fuego de las vanidades que es la política española, italiana y francesa, de tal manera que la Germania renacida silenciosamente se haga responsable de la ruina económica que se nos avecina por nuestra falta de previsión y corruptelas.
Sin embargo Alemania se ha vuelto a levantar de su fatalidad histórica; ha sufrido y trabajado demasiado tras dos derrotas mundiales y ahora no va a tolerar que los irresponsables del arco mediterráneo sigan ejerciendo como tales, y al igual que para recibir su ayuda en la intervención bancaria de 2012 exigieron cerrar las Cajas de Ahorro españolas por su innata corrupción, no harán nada para ayudarnos hasta que cese la corrupción en España, Italia y Francia, esa corrupción política, mediática y financiera que nos parasita y que pretende arrastrar al abismo todo lo que pille en su camino con tal de sobrevivir.
Alemania no se hará codeudora mediante los Coronabonos de una Deuda Pública que no le pertenezca y eso lo gritan hasta las estrellas.
Y les da igual que les llamen insolidarios las televisiones apesebradas del arco mediterráneo. Tendrán los ojos puestos en Mayo de 1945 y en Noviembre de 1918 y tienen todo el derecho del Mundo porque aunque no hagan alarde de ello, esa otra Memoria Histórica de la que nadie habla la tienen en su ADN escrita con cadenas de sufrimiento, esfuerzo y dolor.
Guillermo Rocafort.
Doctor en Economía. Historiador y profesor universitario
