Coronaversos
Las Redes Sociales han sido, para bien y mal, uno de los más importantes vehículos de transmisión informativa sobre la pandemia de covid-19, tal como demostró quien suscribe estas líneas junto con las doctoras Peñafiel-Saiz y Ronco-López en unas jornadas sobre Comunicación y Salud celebradas en diciembre de 2020 en la Universidad Complutense de Madrid («El Tsunami COVID-19 y la Información sobre Vacunas contra el Coronavirus», en A. de Vicente y N. Abuín, La Comunicación Especializada en el siglo XXI, McGarw, 2020, pp. 683-705). Las RR. SS. han sido a su vez canalizadoras principales del movimiento negacionista (Ibídem, p. 676), en una de las cuales el escritor Xabier Silveira, de Lesaca (Navarra) ha tildado de «perro» (txakurra) a Félix Zubia, director de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Donostia, en San Sebastián.
Zubia, natural de Zarauz (Guipúzcoa) es responsable de una UCI que ha atendido a la provincia más contagiada del estado. Se ha hecho especialmente célebre por sus intervenciones en medios locales, así como por su entusiasta defensa de las medidas anti-covid decretadas por las instituciones. Domina excelentemente la palabra dicha y escrita. En pro de la primera, Zubia es, como Silveira, versolari, artista cuyo cometido la RAE describe escueta pero acertadamente: «Del vasco bertsolari. Improvisador popular de versos en vasco».
Y es precisamente así como ha querido responder el guipuzcoano a las acusaciones del navarro, en un zorcico mayor que explica brillantemente la experiencia de cualquier sanitario en relación con la covid. Una manera bella, inteligente y florida de marcar cierta cordura en el universo de las Redes, tan saturadas de información en gran medida tóxica, y que este autor ha decidido traducir libremente al castellano para que pueda ser gozado –y estudiado– allende el idioma.
Titulado igual que el insulto proferido, su versión original puede leerse en la revista Bertsolari Aldizkaria, publicada por Zubia el 11 de agosto, así como ser escuchado en su canal de YouTube. Quien escribe estas líneas ha modificado algunos vocablos en pro de la rima, sin lograr en ningún caso la musicalidad y belleza de su original. Quede aquí la obra de Zubia como testimonio de conciencia del momento sanitario más delicado del s. XXI:
Perro
Félix Zubia (agosto de 2021)
Original en euskera. Trad.: Aitor Castañeda
Hay un gran hombre, allí en Lesaca,
que se dedica a hacer versos,
y en esta crisis de pandemia,
me ha llamado a mí «perro».
Yo sé muy bien qué es lo malo,
y sé también lo que es bueno.
¿Por qué entonces, este hombre,
ese mote me ha puesto?
Ya son más de cuatro millones,
los que este mundo han dejado.
En Vasconia son casi seis mil,
mirad solo a vuestro lado.
Mas hay algo que aún me ronda,
no comprendo, consternado:
¿Cómo es que hay quien aún todo niega,
cual si no hubiera pasado?
Son más de setecientos casos,
que con mis ojos pude ver.
A muchos nos ha dado la muerte,
serias lecciones que aprender.
Algunas bien quisiera esquivar,
las que se han dado a conocer.
¿Cómo recibo esas palabras,
feas y de mal proceder?
Cuántos son los que sin embargo,
lo niegan y van a pasar,
y dicen que hay conspiraciones,
que a todos van a aplastar.
Se me ocurre una mala idea,
cuando eso empiezo a escuchar:
que por negar cinco mil veces,
no se ha ido, ni se irá.
No sé quién pudo inventarse
que todo era una mentira,
y la vacuna, una ponzoña,
que a todos nos va a exterminar.
Quien tenga dudas, pues, que venga,
al hospital cuando quiera.
Que no hay peor ciego que, siendo tal,
no quiere ver, ni más verá.
Y algunos son negacionistas,
los que hablan de neumonía,
y si enferman, son ingresados,
muy graves en el hospital.
Al principio son orgullosos,
mas si no pueden respirar,
se hacen humildes, y arrepienten,
la verdad hace espabilar.
Hemos tenido mil historias
sobre la covid, sin parar.
La vida que hemos elegido
se nos complica y va a apurar:
Economía y transportes,
también cuidados, y además,
cómo pensamos las desgracias,
muchas tenemos que arreglar.
Es obvio que son muchas cosas,
las que se han hecho fatal:
De mandatarios, periodistas,
y con los médicos igual.
Admitir todo lo que es malo,
para que no vuelva a pasar,
pondremos la cabeza en marcha,
y nos vamos a respetar.
