Progreso nuclear o regreso energético

«Yo vendo, señor —le dijo Boulton a James Boswell en 1776—, lo que todo el mundo quiere tener: energía.»

Morris, Why the West Rules, p. 491.

Nuclear y Objetivos de desarrollo Sostenible

Para Vaclav Smil, los avances de la civilización pueden mostrarse como la búsqueda de un mayor consumo de energía.  Más descriptivo, Ian Morris afirma que ese consumo debe ser la base para cualquier medida aplicable al desarrollo humano. Si las sociedades no toman energía de su entorno, se desmoronan.

Existe una estrecha relación entre energía y supervivencia humana. Para Rojas y Siles, el acceso a la electricidad es imprescindible para erradicar la pobreza. Además, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo de 2007 estableció la relación directa entre el consumo per cápita de energía y el índice de desarrollo humano.

Es un recurso esencial para toda la humanidad, pero el modo de producción ocasiona intensos debates debido a la contaminación originada por tecnologías basadas en combustibles fósiles.  Este hecho ha motivado acciones coordinadas internacionales para limitar su empleo y su sustitución por otras más limpias.

Naciones Unidas en el año 2015 aprobó una estrategia con la finalidad de proteger el medioambiente. La iniciativa concluyó con la aprobación de 17 compromisos, conocidos como Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). Los objetivos número 7, Energía asequible y no contaminante y número 13, Acción por el clima, son los que inciden en las tecnologías fósiles para extraer energía.

En el mismo año, la Cumbre Climática de París de 2015 acordó adoptar medidas para restringir la emisión de gases de efecto invernadero ocasionada por el empleo de combustibles fósiles.  Se persigue evitar el incremento de la temperatura media del planeta en no más de 2° C.  El acuerdo internacional, legalmente vinculante, fue suscrito en diciembre de 2015 por 196 países y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016.  París 2015 supuso una vía, construyó un cauce, para lograr los Objetivos del Desarrollo Sostenible.

Pero el logro de estos objetivos resulta complejo porque la ciencia no ha avanzado hasta el punto de poder sustituir la generación de electricidad por combustibles fósiles por otros sistemas menos contaminantes y que puedan suministrar, de modo constante, un alto flujo de energía.  

 

Junto a esta circunstancia, la crisis energética mundial y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero están impulsando a la energía nuclear como nuevo protagonista, más decisiva, mejor comprendida por la sociedad.  La razón de los hechos ha superado a una emotividad exagerada, edificada sobre prejuicios.

La energía nuclear no solo ha perfeccionado una seguridad siempre en altas cotas de eficiencia, también favorece   una pronta eliminación de las fuentes contaminantes y un suministro de energía a precios competitivos. Y esta transición hacia lo sostenible, hacia un medioambiente sin exceso de carbono, se logra sin comprometer el confort vital alcanzado y favoreciendo a un conglomerado industrial siempre necesitado de una buena electricidad ajustada en su coste como factor productivo.

Ramírez García, nos habla de la energía como input económico, hasta el extremo, de que la generación de electricidad en la cantidad suficiente, con la calidad necesaria y a costos competitivos, constituye un factor clave para la participación de las industrias nacionales en los mercados internacionales.  Pero también, añado, supone un atractivo que invita a la inversión extranjera. 

Energía nuclear en Europa.

La Unión Europea, ante el reto de clasificar las actividades económicas y tecnologías como sostenibles a efectos de dirigir inversiones privadas, elaboró una taxonomía o clasificación para determinar si una actividad económica se considera ambientalmente sostenible. Persigue aclarar qué actividades son compatibles con el objetivo marcado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, dependiente de Naciones Unidas, de mantener el calentamiento global por debajo de un incremento de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales. Se pretende alcanzar los objetivos del Pacto Verde Europeo de la descarbonización total de su economía para 2050.

 La duda en la clasificación de actividades surgió cuando se tuvo que considerar a la energía nuclear como tecnología sostenible. Tras diversos análisis, un grupo de expertos no pudo considerarla como capaz de generar un daño significativo.

Ante esta incógnita y necesitados de recabar estudios más especializados, la Comisión recaba el asesoramiento científico del Centro Común de Investigación, unidad especializada en el campo nuclear. Su dictamen, emitido en 2021, expresa: «Los análisis no revelaron ninguna evidencia basada en la ciencia de que la energía nuclear haga más daño a la salud humana o al medioambiente que otras tecnologías de producción eléctrica que ya han sido incluidas en la taxonomía».

Para obtener un mayor conocimiento de la cuestión, como explica Manuel Fernández, la Comisión entregó la controversia a diferentes entidades científicas independientes para garantizar una mayor objetividad. Una de ellas fue el Grupo de Expertos en Protección Radiológica y Gestión de Residuos para que ilustrara sobre el criterio exigido para las tecnologías sostenibles de «No provocar Daños Significativos» (DNSH, en inglés); otro, el Comité Científico en Salud, Medioambiente y Riesgos Emergentes sobre impactos medioambientales (JRC, en inglés), ambos organismos no mostraron reparos para calificar a la energía nuclear verde. 

Con este soporte científico, la Comisión presentó un acto delegado que recogía la taxonomía de la UE en abril de 2021, denominado Acto delegado medioambiental, que, sin embargo, no incluía a la energía nuclear y al gas.

La inserción se llevó a cabo en un Acto delegado complementario sobre el Clima aprobado por la Comisión el 2 de febrero de 2022. El 15 de julio de 2022 se publicó en el Diario Oficial de la UE y, con ello, se reconoce como sostenible la energía nuclear, declarándola compatible con los objetivos climáticos y medioambientales de la UE.  Es decir, esta tecnología no produce dióxido de carbono y cumple con los objetivos de la descarbonización en Europa para 2050 establecidos en el Reglamento (UE) 2021/1119 del Parlamento Europeo y del Consejo.

Una vez admitida la inversión privada para esta tecnología, quedaba otro punto pendiente de análisis: la financiación de los propios estados en su tecnología nucleoeléctrica, así como hacer frente al encarecimiento de la energía en 2022, consecuencia de la inflación y de la guerra de Ucrania.

La UE acordó modificar su mercado eléctrico que se alcanzó el 17 de octubre de 2023, no obstante, la necesidad de salvar unas diferencias entre Francia, país partidario de la energía nuclear, y Alemania, opuesta a la misma.

Francia, el primer productor de energía nucleoeléctrica en Europa, postulaba la utilización de subsidios estatales para financiar sus centrales nucleares   de titularidad estatal e invertir en energías renovables. Alemania, Austria y Luxemburgo y otros países se oponían por la sospecha de que al incrementar Francia su potencial nuclear podría ofrecer un precio de la energía más competitivo a las empresas de uso intensivo de electricidad, invitando a las empresas alemanas a un dulce éxodo a tierras galas. También se desconfiaba de que podría privar de valor a las energías renovables.

El acuerdo alcanzado en octubre de 2023 abre las negociaciones con el Consejo y el Parlamento para la redacción del reglamento y directiva correspondiente.  Con este acuerdo, Francia podrá invertir fondos públicos en sus proyectos nucleares, así como emplear un CFD o contrato bidireccional por diferencias, un instrumento financiero, que garantiza un precio mínimo para los proveedores de energía, así como un techo por encima del cual el Estado puede recuperar la inversión hecha. Todo ello bajo la supervisión de la Comisión, pues solamente se permitirá el empleo    de este instrumento financiero para aquellas centrales que hayan recibido inversiones para incrementar su periodo de actividad.

Este tipo de contrato se realiza entre un generador de energía y una entidad pública,   de tal modo que el vendedor pagará al comprador la diferencia de precio de la energía entre el momento de la compra y el precio de la energía en el momento de la firma, garantizándose al generador de energía unos ingresos periódicos fijos.

La consecuencia de ello es que se garantizará unos precios de la electricidad más predecibles, con menores variaciones y más baratos. Pero sobre todo y ante todo garantizar un recurso económico vital para la subsistencia empresarial de un país, aspecto estratégico este que fue olvidado cuando los precios de la electricidad sufrieron vertiginosos aumentos en 2022.

Pero este acuerdo entre Berlín y París no solamente está impulsado por cuestiones de reducción del carbono. Una finalidad primordial es impedir el traslado de industria europea a EE. UU. por la vigencia del programa de subsidios a la energía limpia, es decir, reducción de la tarifa eléctrica para pequeñas empresas y nuevas empresas innovadoras, por la Ley de Reducción de la Inflación del presidente Biden, aprobada en agosto de 2023 en el Congreso.

Producción eléctrica por combustible fósil

La producción eléctrica mundial derivada del carbón alcanza un 36 % y del gas natural (metano) un 23 %, en total un 59 % de la energía consumida procede de combustible fósil y contaminante. Las renovables o verdes contribuyen con un 28 % en donde la mitad de ese porcentaje corresponde a la energía hidroeléctrica, datos que constan en el Informe del Instituto Español de Estudios Estratégicos de mayo de 2023.

Como países más dependientes de combustibles fósiles se encuentra EE. UU. que alcanza un 60 % entre gas y carbón; China depende un 63 % del carbón y Alemania un 28 %.

Producción nucleoeléctrica en Europa y resto del mundo.

En Europa, a fecha diciembre de 2022, se encuentran operativos 103 reactores que aportan el 26 % de la energía eléctrica consumida.

Los países con mayor número de centrales son Francia, con 56 que aportan  el  69 % de energía eléctrica consumida; Reino Unido, con 9 que supone el 14.8 % de la energía eléctrica consumida; Suecia, con 6, que supone el 30.8 % de la energía eléctrica consumida; Bélgica con 6, que supone el 50.8 % de la energía eléctrica consumida; Eslovaquia con 4 que supone el 52.3 % de la energía eléctrica consumida; Hungría con 4, que supone el 46.8 % de la energía eléctrica consumida  y Alemania con 3, que supone el 11.9 % de la energía eléctrica consumida.

Entre los países del mundo con mayor número de centrales se encuentran Estados Unidos, con 92 reactores que supone el 19.6 % de la energía eléctrica consumida; China, con 55 centrales que supone el 5 % de la energía eléctrica consumida; Rusia, con 37 reactores, que supone el 20 % de la energía eléctrica consumida e India, con 22 centrales que supone el 3.2 % de la energía eléctrica consumida.

El 14 de marzo de 2023, la Comisión Europea presentó una propuesta sobre la reforma del mercado eléctrico. El objetivo fijado es que el 70 % de la electricidad europea tenga un origen renovable en 2030, frente al 22.3 % de 2022 de solar y eólica; un 21.9 % de nuclear; un 10.2 % de hidroeléctrica; un 19.9 % de gas; un 15.9 % de carbón y un 5.9 % de bioenergía.

Producción nucleoeléctrica en España

La Sociedad Nuclear Española, en declaraciones de su presidente, Emilio Mínguez en octubre de 2023, ha reclamado al gobierno que la energía sea considerada como un objetivo estratégico y que reconozca el papel clave de las nucleares para abaratar la factura eléctrica.

En España operan reactores nucleares que producen electricidad las 24 horas del día, los 365 días del año. Generan 60.000 GWh/año, lo que supone más del 20 % de la electricidad consumida en España y entre un 30 % y un 40 % de la electricidad producida, libre de emisiones de carbono y de forma segura, sin perjuicio a personas o cosas.

Los reactores en funcionamiento son siete: Centrales Nucleares (CCNN) de Almaraz I y II, en Cáceres; Central Nuclear (CN) de Trillo, en Guadalajara; CN de Cofrentes, en Valencia, y CCNN Vandellòs II, Ascó I y Ascó II, en Tarragona.

Pero la situación del parque nuclear español se encuentra sujeta a cambios importantes. Hablamos de desmantelamiento de las construidas. La de Vandellòs I, en Tarragona, cesó su actividad en 1989, y Zorita, en Guadalajara, en 2006. La de Garoña, en Burgos, el Ministerio Transición Ecológica publicó en el BOE de 17 de julio de 2023, la autorización de traspaso de la sociedad Nuclenor, titular de la central desde su construcción, a la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos, encargada del desensablamiento de la unidad energética.

La Central Nuclear de Almaraz, en Cáceres, está planificado su cierre en octubre-noviembre de 2027, una central que suministra el 6.5 % de la electricidad en España y que podría seguir suministrando energía hasta los 80 años de marcha de la central si así se decidiese.

Pero ante estos hechos que evidencian una renuncia a la opción nuclear, la demanda de electricidad, según las previsiones de la UE, se duplicará en 2050. Ante este escenario, las opciones son limitadas y la única eficaz, sería proyectar la construcción de nuevas centrales y, en su defecto, retrasar el cierre de las que se encuentran operativas.  

Junto a esta situación, preocupante para la competitividad nacional y competitividad exterior de España, el marco fiscal impuesto impide unos beneficios precisos para invertir en nuevas instalaciones.  En un contexto internacional que ya no responde a los prejuicios antinucleares, soslayar asumir compromisos nucleoeléctricos es una opción cuanto menos preocupante porque nos sitúa en una posición cercana a la indigencia energética.

Como anécdota o como suceso ocasional, el 23 de octubre de 2023 España solo contó con cuatro reactores operativos, pues se encontraban en parada por recarga de combustible Ascó I, Ascó II y Cofrentes, aunque por un tiempo limitado. Poco tiempo, aunque suficiente para generar un estrés energético para compensar esas necesidades eléctricas.

Nuevas centrales nucleares anunciadas

A fecha de noviembre de 2023, conforme a los datos ofrecidos por la Asociación Nuclear Mundial, existen 436 reactores nucleares operativos que proporcionan el 10 % de la electricidad mundial. 61 reactores se encuentran en fase de construcción; 112 planificados y 318 propuestos.

De estas cifras extraemos los siguientes países: Estados Unidos tiene una en construcción; China, 25 en construcción; Francia tiene una en construcción; Rusia, tres en construcción; Reino Unido, dos en construcción e India ocho en construcción.

En Europa el paradigma antinuclear se hunde ante la contundencia de una demanda eléctrica en constante incremento. Solo esta energía puede proporcionar el soporte energético suficiente para desplegar una estrategia empresarial convincente y sugestiva para el progreso económico.  El progreso no consiste en un avance errático sin fin, sino en un avance lógico hacia una meta en donde la creación de energía y su abaratamiento haga de Europa un referente en la economía mundial.

La necesidad de electricidad es más urgente ante el reto tecnológico de la inteligencia artificial que necesita mayor energía.

El caso de Suecia es llamativo. En 2016, varios partidos políticos acordaron suprimir la energía nuclear para el año 2040 y apostar por las renovables. Se cerraron cuatro reactores nucleares. 

Pero este deseo choco frontalmente con un aumento del precio de la electricidad que comprometía el   potencial empresarial.   Así, el país más verde del mundo ha optado por un cambio de paradigma apostando por pequeños reactores nucleares (SMR) que se extenderán por todo el país.  Esta declaración fue hecha por el primer ministro Ulf Kristersson en enero de 2023.

La reforma legislativa que permitirá esta implementación nuclear entrara en vigor en 2024 y se proyecta la construcción de 10 centrales nucleares. Esta decisión se dirige a proteger la seguridad energética del país, seguridad que implica independencia y capacidad de decisión integra. Otra de las decisiones adoptadas fue permitir la minería del uranio. El parque nuclear proyectado servirá para apuntalar las fuentes instaladas de energía renovable, comentó la ministro de Medioambiente y Clima de Suecia, Romina Pourmokhtari.

Bélgica, ha decidió extender la vida útil de dos reactores, Doel 4 y Tihange 3, de los siete reactores nucleares de su parque por un periodo de 10 años a partir de 2026. La decisión del gobierno ha sido estratégica:  garantizar el abastecimiento energético.

Francia asume también la prolongación de la vida útil de sus reactores nucleares hasta los 60 años al menos y está prevista la construcción de seis nuevos reactores tipo EPR2, reactor de agua a presión de tercera generación, para 2035. Francia es un país decidido por los mini reactores SMR, lo que ha motivado la celebración de un foro promovido por la UE en abril de este año con asistencia de la comisaria europea de energía, Kadri Simson, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken y el secretario de Energía de EE. UU., David M. Turk.  Se ha acordado incrementar la cooperación nuclear para evitar depender de los materiales nucleares que produce Rusia.

España, no tiene prevista ninguna inversión en infraestructura nuclear, según la Asociación Nuclear Mundial, aunque se trabaja en la generación de combustible nuclear para ser suministrado a Finlandia, que emplea reactores rusos VVER.

Nuevos reactores SMR.

La tecnología de los reactores modulares pequeños SMR (Small Modular Reactor), así como los microrreactores han abierto una nueva era de tecnología nuclear. Son reactores nucleares pequeños, aquellos que no alcanzan los 300 MWe, la tercera parte de una central nuclear tradicional y su coste se sitúa en los 2.000 mll. de dólares. Son microrreactores nucleares aquellos que no exceden de 10 MWe.

Como características principales de esta nueva tecnología, cabe destacar las siguientes:

  1. Potencia limitada y arquitectura compacta. Menor dependencia de los sistemas de seguridad activos.
  2. La arquitectura compacta permite la fabricación en serie, lo que abarata costes y permite su puesta en marcha en dos años, evitando periodos largos de construcción que comprometan el proyecto por cambios políticos.
  3. Pueden ser transportados en camión.
  4. Una potencia más reducida precisa una fuente más pequeña y un inventario radiactivo más condensado.
  5. Posibilidad de ubicar el SMR bajo tierra o bajo agua.
  6. Menos necesidad de acceso al agua para refrigerar, por lo que la ubicación geográfica no es un problema, permitiendo suministrar energía eléctrica en zonas con un hábitat extremo o inaccesible.
  7. Posibilidad de retirar el módulo del reactor o desmantelarlo in situ al final del periodo de vida útil.

Argentina, China y Rusia están invirtiendo en tecnología para desarrollar estos reactores pequeños. Puede decirse que son los pioneros en esta tecnología.

En Argentina, en la ciudad de Zárate, se desarrolla el prototipo SMR, CAREM -25 (Central Argentina de Elementos Modulares), de 32 MWe con tecnología, diseño y desarrollo propio del país. El 70 % de los elementos necesarios para su construcción son argentinos y creará 250 empleos.

Pero los SMR evolucionan logrando reactores más autónomos, compactos e incluso reutilizan los residuos nucleares. Este es el prototipo desarrollado por las empresas norteamericanas Oklo y TerraPower que emplea residuos radiactivos reciclados como combustible. Técnicos de Oklo han afirmado que con solo los residuos nucleares almacenados en EE. UU podrían obtener energía para 150 años.

El reactor de Oklo emplea una tecnología de fisión avanzada utilizable en zonas remotas o sin una infraestructura de red.

La Fuerza Aérea de EE. UU. anunció en octubre de 2023 la adquisición de un microrreactor nuclear de Oklo con uranio poco enriquecido para su base aérea de Eielson de la USAF, en Alaska. El microrreactor proporcionará energía y calor a sus instalaciones. La fecha de entrada en funcionamiento será para 2027 con un funcionamiento estimado de entre 10 a 20 años.

En el mundo de hoy el paradigma energético se construye sobre la simbiosis energía nuclear- energías renovables pero la paralización del sector nuclear en un conjunto importante de paises de la Unión Europea, entre estos, Alemania, Austria y España genera incertidumbre sobre la competitividad que podremos ofrecer  para un futuro muy próximo.

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