Seat 600 versus Seat Mii. Cuánto hemos cambiado
Pasa la vida. Han pasado 60 años desde el nacimiento del popular Seat 600, en 1957. El emblemático modelo, fiel representante de una época, contribuyó a motorizar a una buena parte de españoles.
Un utilitario del siglo pasado que contrasta fuertemente con uno del siglo XXI como es, el Seat Mii. Todo un proceso evolutivo que queda reflejado en profundos cambios a todos los niveles, menos en uno que ha permanecido, la esencia de utilitario.
Todavía a quienes se preguntan cómo era posible que dentro de un Seat 600 se acomodara toda la familia, la abuela y hasta el perro, de aquéllos que lo tuvieran. El coche utilitario surge de unas necesidades concretas que, aunque cambiantes con el paso de los años y de las generaciones, siempre tendrán su razón de ser. Como ejemplo, el Seat 600 y el Seat Mii.
El primero vio la luz en 1957, tiene una carrocería de 2 puertas que abren en sentido contrario a la marcha (tipo suicida) y mide 3,30 m de longitud por 1,38 m de anchura. Su motor de 4 cilindros en línea (633 cc de cilindrada) va ubicado en la parte trasera, siendo asimismo motriz el eje trasero. Con esta disposición de todo atrás, el pequeño maletero compartía espacio con el depósito de combustible bajo el capó delantero. Pero el 600 surge especialmente de la necesidad de motorizar a todo un país.
En contraposición, el Seat Mii va enfocado a una clientela eminentemente urbana que busca un coche de recortadas dimensiones exteriores, fácil de aparcar, que se desenvuelva con agilidad en el congestionado tráfico urbano.
Lanzado al mercado en 2012, se ofrece con carrocería de 3 y 5 puertas que abren en el sentido de la marcha. Sus unas dimensiones exteriores algo mayores: 3,56 m de longitud por 1,64 de anchura. Sin embargo los 42 cm más de batalla y los 26 cm más de anchura del Mii propician que su habitabilidad esté en las antípodas con respecto a la del entrañable 600.
Además de unas cotas exteriores más favorables también influye notablemente su condición de todo delante, tanto motor como tracción. Cuenta por ello con un convencional maletero al que se accede mediante un práctico portón trasero. Un maletero que, con 238 l de capacidad, triplica en volumen al del veterano modelo (68,5 l).
Con respecto a los motores, con independencia de la ubicación y del tipo de arquitectura (4 cilindros en línea el 600 frente a los 3 cilindros en línea del Mii) contrastan notablemente las cifras de potencia, consumo y, por supuesto, las prestaciones.
El motor del primer 600 (1957) proporcionaba 21,5 CV de potencia que le permitían una velocidad máxima de 95 km/h, mientras el consumo medio se situaba en 8 l/100km. La versión menos potente del Seat Mii desarrolla 60 CV, alcanza los 160 km/h y se conforma con un consumo medio de 4,5 l/100 km, casi la mitad del de su ilustre antepasado.
En materia de seguridad el proceso evolutivo resulta superlativo. Los primeros Seat 600 no llevaban ni cinturón ni reposacabezas, de modo que el asiento sólo cubría el 40% del cuerpo.
El Mii, además de incorporar estos elementos, cuenta con cuatro airbags y avanzados sistemas de seguridad como, el asistente de frenada en ciudad que detecta obstáculos automáticamente para evitar colisiones. Una tecnología impensable hace más de medio siglo.
También hay fuertes contrastes en materia de confort. A pesar de su ligereza, mover en parado el volante del 600 costaba su esfuerzo. Una original manera de entrar en calor, inclusive en verano, cuando la única forma de refrescarse era bajar las ventanillas y dejar que corriera el aire, por supuesto a la temperatura ambiente.
Nada que ver con la suavidad de la dirección asistida electrohidráulica del Mii, cuyo sistema de climatización brinda una agradable atmósfera interior haciendo que la conducción sea mucho más cómoda y sobre todo segura.
