Creencias, sesgos y decisiones financieras

Es muy importante saber que vivimos en base a nuestras creencias, sean estas poderosas o limitadoras, y nos expresamos en función de ellas

Creencias, sesgos y decisiones financieras
Creencias, sesgos y decisiones financieras

Mark Twain escribió: “No es lo que sabes lo que te meterá en problemas, sino lo que sabes seguro y no es así”.

Las decisiones que tomamos en nuestra vida diaria, así como las decisiones relativas a nuestro patrimonio financiero, están vinculadas a nuestras creencias. Estas se construyen sobre la base de un conjunto de experiencias, reflexiones y pensamientos, procedentes de la suma del aprendizaje a distintos niveles: personal, familiar, social, profesional y académico.

Una creencia es una idea o pensamiento que se asume como verdadero. Lo expresamos en forma de afirmación, debido a que la mente entra en un estado donde damos por verdadero el conocimiento que tenemos acerca de una situación u objeto.

Existen distintos tipos de creencias: las creencias internas, que son aquellas propias de nuestros pensamientos y experiencias; y las creencias externas que son las creencias colectivas, inculcadas por la cultura de nuestro país, por nuestro entorno familiar, social, y cultural. 

Dentro de las creencias, independientemente de si son internas o externas, podemos definirlas según la disposición que tengamos ante ellas, las cuales pueden ser abiertas o cerradas.

Nuestras creencias cerradas admiten discusión exclusivamente con personas a las que les damos una autoridad, con las que tenemos afinidad o aquellas que consideramos un ideal. Las creencias que consideramos cerradas son aquellas que están relacionadas con la religión, la política, la sociedad, con sus mitos y refranes, a las que otorgamos validez como verdadera por un número importante de personas que la ratifican.

En cuanto a las creencias abiertas, son aquellas sobre las que admitimos todo tipo de discusión en diferentes entorno y personas. Estas son las creencias relativas a campos como el científico, histórico, de innovación o modas.2

Al margen de la tipología comentada, también podemos clasificarlas como poderosas, que nos capacitan y aportan la fuerza mental y el poder de impulsarnos a conseguir nuestros proyectos y objetivos. Por otro lado, nos encontramos con las creencias limitadoras, que son aquellas que paralizan, nos limitan para alcanzar nuestros objetivos e impiden plantearnos nuevos retos.

Es muy importante saber que vivimos en base a nuestras creencias, sean estas poderosas o limitadoras, y nos expresamos en función de ellas. El lenguaje que utilizamos es de suma importancia, porque creamos vínculos y realidades. Somos lo que pensamos, y actuamos como somos.

Al “actuar como somos”, se manifiestan nuestros sesgos de comportamiento, por ello, conocerlos y conocernos es una herramienta fundamental para la toma de decisiones.

Los sesgos de comportamiento los podemos diferenciar en dos tipos:

Sesgos cognitivos basados en creencias o ideas fijas.

Sesgos emocionales basados en impulsos o intuiciones.

Los sesgos cognitivos son un mecanismo de nuestro cerebro para simplificar la toma de decisiones, también llamados atajos mentales. Estos atajos nos ayudan a tomar más del 60% de nuestras decisiones. Sin embargo, es importante tener en cuenta que pueden producir ciertos efectos psicológicos que distorsionan nuestra percepción de la realidad y conducen a tomar decisiones impulsivas y en ocasiones, poco racionales. 3

Los sesgos emocionales están vinculados con el recuerdo de la intensidad y duración de un estado emocional vivido en experiencias previas similares. El sesgo de impacto es precisamente la tendencia a sobrevalorar la emoción vivida.

Si al sesgo de impacto, le sumamos los pensamientos o conclusiones de la experiencia vivida, nos encontraríamos inmersos en el sesgo de anclaje. Este sesgo es el causante por el cual tendemos a dar más valor a nuestra experiencia o conocimiento previo, y lo tomamos como base (como anclaje) para tomar las decisiones.

Es importante saber que estos sesgos se producen de forma automática, y nos conducen a obtener conclusiones con una información parcial, otorgando un mayor peso a la información previa anclada en nuestro cerebro.

Sesgos en decisiones financieras 

En cuanto a las decisiones patrimoniales y financieras, si observamos el sesgo de comportamiento emocional en diferentes perfiles inversores, obtendremos conclusiones muy interesantes. Por ejemplo, hay personas para las que invertir en acciones les hace sentir miedo ante la posibilidad de perder dinero, mientras que otras personas lo consideran una excelente vía de ahorro a largo plazo.4

Si observamos el sesgo cognitivo: “sesgo de encuadre”, veremos que el entorno, las circunstancias concretas del momento, y como se nos presente la información va a determinar hacia qué dirección podemos tomar una decisión.

Por ejemplo, en momentos de subidas de mercado, la mente humana tiende a pensar o sentir que no está incurriendo en tanto riesgo, manifestándose el “sesgo de exceso de optimismo” impulsado por la emoción de la alegría, satisfacción y seguridad que nos produce el mercado alcista. Cuando las subidas perduran durante un largo periodo, la ganancia nos hace sentirnos más seguros y reafirmados con nuestra inversión, sumergiéndonos en el “sesgo de confianza”.

Sin embargo, cuando los mercados se vuelven bajistas, con bajadas en la valoración de los activos, el “sesgo de aversión a la pérdida” empieza a apoderarse de las personas con mayor aversión a las pérdidas, y su cerebro activa de forma automática las emociones de defensa, como son la emoción del miedo, la ira o enfado. Y desde esas emociones se toman las decisiones más impulsivas de venta.5

Cuestionarnos a nosotros mismos es una labor difícil de hacer en solitario y pueden obtenerse conclusiones sesgadas. En mi opinión, aquellas personas que deseen obtener los mejores resultados, y sobre todo, los más objetivos, deben realizar un trabajo de análisis y conocimiento de su verdadero interior con un especialista que les guíe por el camino más fácil. El psicólogo y escritor Walter Riso, dice que “creemos demasiado a las creencias porque es más cómodo no cuestionarnos a nosotros mismos”.  

En AFS Finance Advisors EAF, firma independiente de asesoramiento financiero y patrimonial, estamos especializados en utilizar herramientas de coaching y psicología financiera para identificar las creencias y sesgos de comportamiento de nuestros clientes, y acompañarlos en la mejora de la toma de decisiones financieras y patrimoniales. De esta manera, garantizamos que sus inversiones estén completamente integradas con sus objetivos, sus miedos y sus ambiciones. Buscamos el equilibrio entre las finanzas, los objetivos, las necesidades y las emociones. Ayudamos a gestionar las expectativas de rentabilidad, aceptar la incertidumbre como un riesgo implícito en las decisiones, así como a entender el proceso para llevarlas a cabo.

Como dijo Sue Grafton, escritora americana de novelas detectivescas: “Puede usted creer lo que le guste. Lo único que yo le digo, es que haría bien en comprobarlo”.

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