La dieta blanda: qué comer y cómo hacerlo

La Dieta Blanda es una opción terapéutica que, además de prescribirse en los procesos posoperatorios, resulta muy útil para tratar (incluso prescindiendo del uso de medicamentos) muchos trastornos relacionados con el tracto gastrointestinal.

Sin embargo, quienes siguen este tipo de dieta no siempre siguen al pie de la letra las pautas de alimentación prescritas. Conque veamos por qué ocurre esto y qué es lo que ha de hacerse puede hacerse para evitarlo.

¿Qué es una dieta blanda?

La dieta blanda es una opción de dieta fundamentada en el consumo de alimentos que son muy fáciles de digerir y procesar. El objetivo primordial de una dieta blanda es evitar la sobrecarga del tracto gastrointestinal.

Las consecuencias directas de la ingestión de ese tipo de alimentos son:

• Digestiones ligeras.
• Disminución de los episodios de acidez estomacal.
• Menos gases y flatulencias.
• Una reducción de la frecuencia de las deposiciones.

¿Y cuáles son las características comunes de esos alimentos fáciles de digerir y procesar? Pues se trata de alimentos cuya consistencia es generalmente blanda, que contienen poca fibra y con un mínimo contenido de aderezos, sales y sustancias picantes. Además, preferentemente, deben estar muy bien cocinados, con exclusión expresa de las frituras.

¿En qué casos es útil una dieta blanda?

La dieta blanda es imprescindible en los procesos posquirúrgicos de aquellos pacientes que han sido sometidos a cirugía gastrointestinal. Pero también es prescrita, tanto por médicos como por dietistas, a personas que sufren trastornos como los que siguen:

• Flatulencias.
• Acidez estomacal.
• Digestiones pesadas.
• Problemas intestinales recurrentes (diarreas, retortijones, irritación intestinal, etc.).
• Úlceras gástricas y duodenales.
• Enfermedad por reflujo gastroesofágico.
• Intoxicaciones alimentarias.
• Gastroenteritis.
• Diverticulosis.

Alimentos incluidos en una dieta blanda

Los alimentos más característicos de una dieta blanda son:

• Productos lácteos desnatados.
• Huevos.
• Caldos.
• Carnes magras y sin grasa.
• Pescados con poca grasa.
• Algunas verduras ligeras.
• Zumos de fruta.
• Té.

Los alimentos sólidos se ingerirán siempre muy cocinados y, en algunos casos, se administrarán preferentemente en forma de puré. La dieta también elimina los alimentos crudos o sin cocinar.

Alimentos a evitar en una dieta blanda

También han de eliminarse radicalmente los alimentos poco cocinados o fritos. Además, no deben comerse:

• Aderezos y salsas.
• Bebidas alcohólicas.
• Carnes grasas.
• Encurtidos.
• Especias.
• Frutas ácidas.
• Lácteos no desnatados.
• Pan integral y cereales integrales.
• Pescados grasos.
• Pollo con piel.
• Semillas y frutos secos.
• Verduras problemáticas como la coliflor, las coles, o la calabaza.

Consejos para evitar que quien sigue una dieta blanda caiga en la tentación de saltársela

Evidentemente, el seguimiento de una dieta blanda conlleva prescindir de muchos de los alimentos más agradables al paladar. Esto ha de compensarse procurando que los menús sean muy variados, evitando la repetición sistemática de las recetas semanales.

Además, ha de cuidarse al máximo la presentación de los platos, procurando que estos sean visualmente atractivos y que los acompañamientos del alimento principal sean sugerentes. En este sentido, una gran idea es adquirir un recetario especializado en presentaciones de platos específicos para dietas blandas. En el mercado están disponibles títulos que incluyen centenares de recetas.