23 J, “en chanclas y a lo loco” (III)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, frente al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante el debate cara a cara en Atresmedia.
23 J, “en chanclas y a lo loco” (III).

III.- Mal menor / “tonto útil”

Ambos candidatos al sillón presidencial nos están pidiendo lo mismo: que les votemos, apelando al voto útil. Pretenden convencernos de que son nuestra única alternativa al desastre, ofreciéndonos consignas elaboradas a modo de papilla, para evitarnos pensar y facilitarnos la digestión. Estrategia que provoca la duda de si, lo del voto útil, no es más que una celada al perezoso mental, y una excusa servida en bandeja al “tonto útil”.

También es frecuente su recurso al pretendido “mal menor”, tratando de vencer las resistencias de los menos entusiastas con su causa.

Sin embargo, la reiterada y errónea aplicación del principio del mal menor, no hace sino consolidarlo y agravarlo en el tiempo. Quien inicialmente votó con pinza en la nariz, no tardará en tener que hacerlo con tapones en los oídos y, después, terminará precisando venda para los ojos. Esta actitud no es inocua, pues sume a quien la práctica en el pesimismo sobre la posibilidad real de que las cosas cambien, terminando por aceptar “lo que hay”, con una resignación culpable. Así, el mal llamado mal menor acaba por convertirse en mayor.

Pongamos un ejemplo de correcta elección del mal menor. Un Partido lleva en su programa que se permita abortar. Habrá defensores del derecho a vivir que consideren que no se le puede votar bajo ningún concepto. Sin embargo, si lo propuesto es menos letal, o más favorable que la legislación vigente para que el inocente pueda nacer, sería ética y moralmente aceptable votarle, justamente en aplicación del principio del mal menor.

Circunstancia que no se da en el caso de Feijóo, pues considera correcta la legislación del PSOE al respecto.

Harían bien los votantes en repensar su voto. En si es mejor, para avanzar de forma efectiva en la regeneración democrática, dejarle a Feijóo las manos libres para hacer y deshacer a su antojo.

En ambiente náutico se consideraría una temeridad desechar el auxilio de un remolcador, que nos advierta de los bajos fondos, de las corrientes peligrosas, etc, ya que supone una garantía demasiado importante para la seguridad del buque, pasaje y tripulación, como para descartarla.

Entonces, ¿qué hacer si no se encuentra una opción moralmente convincente para afrontar la situación social y política actual?

Pues vote, al menos, para poner a salvo su responsabilidad y su conciencia.

 

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