La Ilustración moderada y el progreso en la Constitución de los EE. UU. de 1787

La Ilustración moderada y el progreso en la Constitución de los EE. UU. de 1787.
La Ilustración moderada y el progreso en la Constitución de los EE. UU. de 1787.

En Inglaterra la idea de progreso para William Godwin asume una confianza absoluta en la razón, sea en la ciencia, sea en la técnica; una confianza ilimitada en una organización igualitaria que debe abolir la guerra, la escasez y la desgracia. Pero no adopta una posición beligerante con los postulados cristianos, sino que se busca una coexistencia fructífera. No debe olvidarse que la cabeza del anglicanismo es el mismo Estado desde 1534.

Con Stuart Mill la ilustración británica fundamenta el liberalismo. Resultado que es conforme con la tradición británica condensada en Hobbes y Locke y sus principales valores: individualismo, utilitarismo y preocupación por la seguridad y la paz.

Como ilustrados alemanes debe citarse a Lessing que reúne las características de este movimiento cultural: preocupación moral y eclecticismo entre la tradición y lo novedoso racional conservando la revelación divina como fenómeno preeminente en la evolución del hombre.

No es optimista en lo que refiere al progreso dados los acontecimientos cruentos que sustentan la historia del hombre, pero encuentra en la educación un motivo para confiar en el progreso de la sociedad.

Otro ilustrado alemán, es Kant quien apoda a la ilustración con la frase: ¡Atrévete a saber! Con ello se persigue aumentar las cualidades positivas del ser humano: sabiduría y perfeccionamiento. Adopta de la aufklärer o ilustración alemana, el concepto de progreso de la humanidad hacia la libertad y moralidad.

Es necesario previamente la existencia de un estado de derecho situado en un punto intermedio entre el caos, originado por la soberbia, la ambición y la codicia del hombre, y la coacción violenta del Estado en donde el libre arbitrio de uno puede cohabitar con el de los demás conforme a una ley general de libertad. En una sociedad regulada jurídicamente, la política debe encontrarse subordinada a la moral cuyo carácter es absoluto y rígido. Con este esquema el hombre se encuentra forzado a ser un buen ciudadano, aunque no sea moralmente una buena persona.

Para Federico II El Grande, modelo de príncipe ilustrado como lo llamó Kant, piensa que el principal objetivo de los príncipes es la justicia…Resulta más agradable instruir a la humanidad que destruirla. Como ideas principales el monarca exalta las virtudes pacificas, pero al mismo tiempo practica las virtudes militares. Critica la negación de la religión sostenida por Hollbach y defiende la tolerancia de cultos. Cree en el progreso a través del diseño racional conforme a las necesidades apremiantes. Es mercantilista y busca la eficiencia financiera de su reino. Elabora la estructura del Estado prusiano en donde moderniza las funciones burocráticas de la Real Administración Pública a la que considera la mejor organización política ilustrada del momento.

Cómo vemos, la ilustración es un conjunto de reflexiones sobre la libertad, el gobierno, la filosofía y la ciencia ofrecidas por distintos autores caracterizadas por el énfasis en la razón, en oposición, en mayor o menor intensidad, contra lo religioso y, en general, contra lo ya instituido.

En aquellas posturas extremistas no se trató de debatir argumentalmente qué tipo de error poseían las creencias que por naturaleza no son empíricas, sino que se optó por hacerlas desaparecer por una decisión caprichosa, o si se prefiere, política, en atención a la influencia que la Iglesia desplegaba sobre los ciudadanos y a su posición dentro de las estructuras de poder.

 

Como razona John Bagnell Bury la idea del progreso es una síntesis del pasado y una profecía del futuro. Se construye sobre una interpretación de la historia que estima que los hombres avanzan lentamente en una dirección definida y deseable y que por ello continuará indefinidamente.

El progreso es concebido como algo lineal e irreversible, en esta concepción se plasma en líneas generales la definición lineal de la historia defendida por Agustín de Hipona. Sin embargo, a pesar de algunos autores franceses netamente ateos, el progreso no se encuentra enfrentado al cristianismo, sino que lo facilita y lo hace más humano.

El primer rasgo constitutivo de la Ilustración expone Todorov, es la búsqueda de la felicidad que sustituye a la búsqueda de la redención del alma junto a otro criterio no menos impactante a la vista de los hechos acaecidos en la Revolución francesa de 1789, el hombre posee unos derechos naturales, como el derecho a la vida y a la integridad física.

Otro rasgo no menos sorpresivo de la Ilustración es la arrogancia en erigirse en cultura construida sobre la razón, menospreciando otras diferentes, sean teocráticas o se encuentren ancladas en postulados despóticos y, por todo ello, calificadas como «no civilizadas».

Hay que convenir con Luis Suárez que la tolerancia no era precisamente una virtud ejercida por «las luces», el elitismo de sus miembros junto a una excesiva consideración personal, impedían ponderar otros juicios distantes. Asistimos a lo que algunos autores califican como utopías antropológicas extremistas en donde se sobredimensiona la capacidad del hombre en detrimento de las tradiciones, los procesos históricos y los sentimientos.

Tampoco la memoria ilustrada poseía un bagaje nutrido de conocimiento sobre el tan denostado argumento de considerar a la Edad Media y a los clásicos, como etapas oscuras y penumbrosas. El ilustrado británico Edward Gibbon tuvo que admitir la existencia de una edad de oro de la razón en Roma, en el llamado «siglo de los Antoninos», entre los años 96 y 192 dC.

La idea de progreso en la Ilustración posee diferentes concepciones según se trate de la ilustración radical cuyos exponentes principales fueron Diderot ( 1713-1784), d´Holbach ( 1723-1789), Helvétius (1715-1771), Condorcet( 1743-1794)... O bien de intelectuales de la llamada ilustración moderada como Turgot (1727-1781), Ferguson (1723-1816), Kames (1696-1782) , Bossuet ( 1627-1704); William Jones ( 1746-1794), Adam Smith (1723-1790) , Juan Bautista Vico (1668-1744); Voltaire ( 1694-1778), Burke ( 1729-1797) , Federico «El Grande » ( 1712-1786) y Turgot ( 1727-1781).

Para los radicales cuyo credo descansaba en el resentimiento y en el igualitarismo, el progreso era producto de una especulación racional que excluía lo espiritual y los principios inherentes al cristianismo que han nutrido a Occidente durante siglos. Como expone Ferdinand Braudel, el cristianismo ha sido y continua siendo el componente más importante del pensamiento europeo incluyendo al racionalismo que se originó como reacción frente a él, pero también a partir de él.

La dimensión religiosa del hombre que incluso la razón no puede suplir constituye la base central para el juicio moral posibilitando diferenciar entre lo bueno y constructivo de lo malo o destructivo.

Para los ilustrados moderados, el progreso poseía una naturaleza providencialista o divina trataron siempre de buscar un punto intermedio entre lo novedoso y su cambio y la conservación de las tradiciones antiguas. Ejemplo de ello lo encontramos en Adam Smith, en su obra Teoría de los sentimientos morales en donde cita a una mano invisible que dirige los procesos productivos e incrementa la riqueza a algunas personas.

La economía de libre mercado fue un producto de los ilustrados moderados que favoreció el progreso de las naciones, esta aportación es un claro ejemplo de innovación. Aunque no fue la única.

En el ámbito político se instauró el parlamentarismo, el principio de separación de poderes, el reconocimiento de un bloque básico de derechos y libertades individuales, el deber del ejecutivo para obrar con sometimiento a los límites constitucionales.

En la Constitución de los Estados Unidos de América de 1787 y sus enmiendas, publicadas en 1791, en palabras del sociólogo Adolfo Posada, se plasma la existencia de una serie de condiciones jurídicas anteriores al propio Estado y cuya garantía debe ser la base del Estado mismo. Asume una serie de derechos derivados del derecho natural como la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad junto a otros de carácter individual.

El Texto fue aprobado por ilustrados moderados con un amplio conocimiento de la sabiduría griega y romana. El progreso en este supuesto no consistió en deshacer los logros alcanzados porque un progreso mal entendido puede abocar a la sociedad hacia un caos fratricida.

El fenómeno político que se produce en EE. UU. es abordado por Tocqueville en su estudio «La democracia en América» de 1835. De la Constitución norteamericana extrae que la libertad política y la capacidad innovadora del individuo se encuentran unidas por la religión cristiana. Se invertía, de este modo, la relación originada en Francia que oponía progreso y religión. Los resultados de esta síntesis propia de la ilustración moderada han mostrado durante siglos un modo de percibir la vida y la política que ha redundado en un beneficio provechoso para el hombre y su nación.

Como colofón a esta breve exposición, el sociólogo Robert Nisbet explica que la idea de progreso es inconcebible históricamente fuera del contexto cristiano.

Habrá más tiempo para charlar sobre los criterios que prosperan en la actualidad que critican a la Ilustración y, por supuesto, su legado constructivo comprometiendo el progreso que hasta hace bien poco era siempre lineal y expansivo.

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