Matador

Matador.
Matador.

¿"Pero le viste bajando del coche que le llevó a la plaza”? Tal fue la respuesta hace muchos años de un amigo y aficionado taurino a mi comentario sobre la faena de Curro Romero saliendo de la Maestranza bajo una lluvia de almohadillas y protegido por escudos de la policía.

Cámbiese coche por "falcón", que confirma la necesidad de adoración a un líder, torero de época, futbolista, cantante de moda o al mismo Dr. Sánchez que felicita en mí similar devoción, sea contemplando cómo se apea del coche oficial o visionando sus fotos como ocupado y "real" estadista en la cabina del falcón presidencial con gafas de sol y actitud de matón de club de alterne.

Sus fuertes piernas, en compás cargando la suerte, cadencia lenta y estudiada en los andares con giro de caderas gustándose como "El Curro" recibiendo por verónicas al morlaco en suerte que han removido mí ya otoñal sexualidad resucitando de manera casi abrupta una mortecina libido en milagrosa evolución ya mineral en animal.

Debo aclarar el tono de mis comentarios acordes a la nueva normalidad cultural promovida desde el poder, "el verdadero poder", rogando la benevolencia literaria que me permita el arreglo, en hiperbólica versión bufa, del drama teatral "Cyrano de Bergerac" en intento conseguir su sonrisa.

Propongo como protagonistas a quienes en mi opinión no son sino mediocres actores que encarnarían los papeles protagonistas del sainete, ello empezando por Dr. Sánchez como un Cyrano de nariz proporcional a sus mentiras e impostura, así como de su dependencia de la droga dura del poder "real" sin límite, lo que persigue compulsivamente como inculto dictador y narciso de tendencia totalitaria.

El siguiente personaje, la licenciada Dña. Yolanda Diaz como bella Roxanne adornada de Chanel no de la época y con detalles que Irían entre yegua y Helena de Troya (si, con H), está consciente de la pasión de Cyrano por sus huesos que, en su imaginación, harían de ella plastilina entre sus dedos. Ello sin caer en la cuenta de los más íntimos e inconfesables deseos, igualmente de poder de Roxanne al mantener al mismo tiempo relaciones adulterinas con que atormentar las fantasías de Cyrano.

Y cerrando el reparto D. Carlos Puigdemont, sujeto al que la mediocridad de nuestro particular Cyrano ha elevado dado su nivel político y seguramente mental que, abusando de la licencia antes solicitada, representa al doncel Cristian, en también nueva versión de nuestro inteligente estadista (mucha licencia necesito), también igualmente deseado por la ligera de cascos Roxanne para sus muy conocidos fines.

Como decía, creo que al menos conseguiríamos sonreír contemplando las muecas de unos "actores", peones de un sistema globalista que requiere de vividores, gentes sin principios, inculta y, sin porvenir ni futuro profesional alguno, en definitiva, gente a quien no le importa detentar un poder por delegación del amo, ese Sistema Globalista que con la boca chica dicen odiar, pero al que sirven con fidelidad perruna. Un sistema que una vez alcanzados sus objetivos prescindirá de ellos al no ser otra cosa que simples "sicarios" que mueven más a la conmiseración que al desprecio y al asco (creo aún no es delito decirlo) y sin más proyecto que mantenerse en ese poder delegado que detentan. 

La lista de "rufianes", no entendido como calificativo en alusión personal a "solamente" D. Gabriel es interminable, lo que hace urgentísimo un cambio por personas dignas que asuman que, la satisfacción de servicio a un país está en el servicio mismo a los ciudadanos, que no en la fidelidad perruna a unos amos, justo lo contrario de la aparente satisfacción de quienes besan las posaderas y muestran fotos con el jefe inmediato en actitud de indigna sumisión.

 

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