El progreso racional en el Renacimiento humanista

El progreso racional en el Renacimiento humanista.
El progreso racional en el Renacimiento humanista.

El Renacimiento constituye una etapa cultural en donde la ciencia y el progreso se encuentran enlazados sobre el ideario de los textos clásicos. Se avanza en muchos ámbitos: se desarrolla el espíritu crítico, las artes, la estética, el urbanismo y todo ello bajo los principios de proporción y armonía. Es definido por Augustin Renaudet como una ética de la nobleza humana, maravillosa descripción de una cultura que contribuyó al progreso de la humanidad.

Surge el humanismo como corriente de pensamiento que coloca al hombre como centro de todo lo existente. Este protagonismo genera un nuevo modo de percibir y vivir la vida exaltando la virtud y cualidades como la integridad, el valor, la energía, la cortesía y urbanidad, pero también lo ecuánime, lo justo.

Proporción y armonía he dicho y con ellas se aspira a la elegancia que no es otra cosa, que lograr la gracia, la nobleza y la sencillez, características que modelan el progreso en esta etapa histórica. Para Tomas Moro las cualidades a las que debe aspirar el ciudadano son sabiduría, moderación, fortaleza y justicia, expone en su obra «Utopía».

Se promociona a un ciudadano libre pero no revolucionario, acorde con la adopción de la filosofía clásica y en concreto con el estoicismo ante la ingratitud de los poderes; se asumió el postulado de Séneca: preserva la serenidad de ánimo o la entereza frente a la tiranía y la muerte. O, como apunta Burke, lo que Hamlet de Shakespeare califica como los golpes y dardos de la insultante fortuna. También Montaigne, hombre esencialmente renacentista, que sobre la base de textos clásicos escribe que el hombre está sujeto a las leyes del destino, que debía un día inflamarse y convertirse en fuego para renacer nuevamente.
Como autor relevante, Maquiavelo para quien era necesario seguir el ejemplo de la Antigüedad, seriamente, en la vida política como en las artes.

Los autores renacentistas tenían un firme propósito y era, sobre todo, buscar un equilibrio entre pensamiento y acción, entre razón y vida, anota Floristán, pero también un mismo equilibrio con la espiritualidad, porque el renacimiento es producto del cristianismo. Surge en esta etapa cultural el fundamento filosófico del Antiguo Régimen.

Los monarcas habían reconstruido el Estado desde el interior del régimen feudal. «Jugando el juego» del feudalismo, apuntan Louis Bodin y Jacques Le Goff, utilizándolo de este modo consiguen hacerlo desaparecer. Pero esta operación estuvo acompañada de otras acciones como la conquista de territorios, la reforma administrativa y el establecimiento de una burocracia para gestionar las necesidades del reino, así como la extensión de sus competencias en justicia.
De esta guisa se implantó un orden absolutista y centralizado. Cooperó necesariamente a ello la burguesía, comerciantes e intelectuales. Los intelectuales, explica Jean Touchard, a través de la teoría, su divulgación y explicación; los comerciantes, a través del sentido común y su ejemplaridad en la gestión.
Estos hechos nos llevan a exponer sucintamente la teoría política de la soberanía de Bodin, recogida en su obra «Les six libres de la Republique», de 1576. Constituyó un progreso político frente a la fragmentación territorial que existía en la Edad Media. Los ciudadanos de un Estado pueden no compartir costumbres, lengua, impuestos, moneda e incluso religión, pero existe una causa que los mantiene unidos y esta es la soberanía que reside en el rey.

Es la soberanía un poder ilimitado, perpetuo, no sujeto al tiempo, no delegado. Dicta leyes, declara la guerra y la paz; instituye a los principales funcionarios del Estado; imparte justicia como máximo órgano judicial; concede gracias; acuña moneda y aprueba impuestos para el sostenimiento del reino. El rey es absoluto por una necesidad, como sostiene la teoría de Bossuet y Hobbes: procurar el bien y reprimir el mal. El gobierno absoluto implica un gobierno y un poder legitimo bajo el cual las personas son libres.

De las distintas formas de gobierno aristotélicas, Bodín opta por la monarquía porque un Estado para encontrase bien ordenado exige un único titular de poder porque garantiza una única acción.

No obstante, el poder del monarca no es absoluto, está limitado por la ley divina y la ley natural. La infracción de estos preceptos convertiría el poder en tiránico, lo que en la época seria identificado con lo demoniaco y lo arbitrario con las consecuencias que ello supondría.

 

Debe respetar las antiguas leyes constitucionales y consuetudinarias del reino; no puede infringir la propiedad privada de la familia que es una institución anterior al propio Estado y en la cual encuentra su fundamento. Esta notas, como expone Mario Fazio, dio lugar a un orden social en el Occidente en donde coexistían con armonía creencias, verdades absolutas y principios establecidos. El carácter divino del monarca y el contrato social son dos elementos de la monarquía absoluta.

Ese carácter divino, conecta con los antiguos imperios mesopotámicos, egipcio, griego y romano. Esa cualidad del rey invita a todos los ciudadanos a su acatamiento y respeto. Pero también se fundamenta la monarquía absoluta en un contrato social, expuesto en la obra de Hobbes, «Leviathan», un acuerdo entre los hombres que renuncian a sus ambiciones y con ello, rechazan la guerra y el conflicto, en favor del Estado cuya personificación es el monarca. La relevancia de las ciudades y villas en el reino se erigen en elemento esencial de esta organización, pues no solo eran entidades que ofrecían servicios a los habitantes para satisfacer necesidades, también contribuían a la defensa del reino ante invasiones extranjeras o conatos violentos dentro de éste. En muchas ocasiones sacrificando su interés particular por el bien común representado por el rey. La identificación del pueblo con el monarca ha sido una constante a lo largo de los siglos.

Podemos enumerar cuatro aportaciones sobresalientes más, que exponen la calidad del progreso alcanzado en el Renacimiento y que merecen ser citadas:
Además, una gesta soberbia, llevada a cabo por la Corona española como fue la expedición de Cristóbal Colon que descubrió el Nuevo Mundo en 1492 y que cambio la mentalidad de toda una época. Esta hazaña es acompañada, pocos años después, por la circunnavegación del globo terráqueo llevada a cabo por España con los navegantes Magallanes y El Cano entre 1519 a 1522. Esta gesta es expuesta con brillantez en el libro escrito por el marino, CN (r) Marcelino González.

En educación se adoptó un programa focalizado al estudio de la lengua y filosofía latina y griega. La universidad desempeñó un decisivo papel de transformación social instruyendo sobre actividades intelectuales y espirituales cuyos referentes fueron los autores clásicos que se reivindican como modelos de vida.
Las Universidades fructificaron incrementando las creadas en época medieval. Bajo el manto del Renacimiento, en España se fundan, entre muchas, la Universidad de Alcalá de Henares en 1510; la Universidad de Santiago de Compostela en 1526. La de Ávila en 1504, la Universidad de Gandía en 1547, la Universidad de Sevilla en 1551 y en esta misma ciudad se estableció la Universidad de Mareantes conocida como Universidad del Mar en 1556, organización de tipo gremial que impartía docencia sobre navegación; una última mención a la universidad de Almagro creada en 1550, entre otras muchas. En Europa se crean las universidades de Lovaina en 1517; Marburgo, en 1527; Coimbra en 1537 y Königsberg en 1541, entre otras.

La idea de Seguridad Social, del socorro a los desfavorecidos, tuvo como origen al humanista español Juan Luis Vives. La expuso en su Tratado del Socorro de los Pobres, publicado en Brujas (Bélgica) inspirándose también en las ideas protectoras de Erasmo de Rotterdam. Estas previsiones asistenciales fueron asumidas por el emperador Carlos I en España. El humanista valenciano cuenta con un busto en pedestal en esa ciudad.

Como vemos, esta época no se encontraba sumida en supersticiones y falsedades, sino que el hombre alcanzó un alto grado de humanidad y desarrollo tecnológico logrando hitos históricos en el mundo. No existe una oposición entre pensamiento cristiano y pensamiento humanista racional a pesar de muchas opiniones que tratan de confrontarlos. Precisamente el equilibrio entre ambos fue el soporte que impulsó este movimiento porque...la racionalidad también tiene sentimientos.

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