El Gobierno de Zapatero ha decidido cambiar su política contemporizadora con Guinea, tras el pucherazo de Obiang en las elecciones
El pucherazo de Obiang en las elecciones del 29 de noviembre tendrá sus consecuencias, y no buenas, en las relaciones entre España y Guinea Ecuatorial. Lo que ha ocurrido es que se ha acabado la paciencia del Gobierno de Zapatero y, en consecuencia, habrá un “claro cambio de enfoque”.
Según fuentes de Asuntos Exteriores a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, “tras un primer momento de expectativa” para analizar las reacciones del propio Teodoro Obiang después de alzarse con el 97% de los votos en las elecciones ecuatoguineanas, ahora se plantea “un cambio claro del enfoque de las relaciones entre España y Guinea Ecuatorial”.
Ese es el mensaje que han hecho llegar personas del círculo más cercano a Miguel Ángel Moratinos, algunas de ellas merecedoras de tanta confianza como para negociar con Marruecos y Aminatu Haidar en estos momentos.
Ese “cambio claro del enfoque” de las relaciones bilaterales se produce tras agotarse la paciencia del Ejecutivo español por la falta de apertura y de transparencia del régimen de Obiang, manifestado finalmente en unas elecciones tachadas de “irregulares” y para las que el dictador ecuatoguineano vetó la presencia de observadores electorales y de periodistas españoles.
Así pues, el Ejecutivo socialista se dispone a inaugurar su “tercera fase” en las relaciones bilaterales con Guinea Ecuatorial. La primera fase, a partir de 2004, consistió en “desguineizar” la política española en el África subsahariana, manteniendo una distancia cautelar frente al régimen que implicaba no criticar y no colaborar.
La segunda fase, a partir del año 2005, implicaba un posibilismo según el cual Obiang tendría que ir dando pasos de apertura en su régimen, como gesto tras las inversiones españolas en la antigua colonia.
Ahora, de hacer caso al entorno más cercano a Miguel Ángel Moratinos, se espera una última fase, de mayor insistencia en la transparencia, el respeto a los Derechos Humanos y en el reparto más equitativo de la riqueza en Guinea.
