Los ancianos que ingresan en las residencias cada vez son de más edad y dependientes

Antes de la pandemia la edad media estaba en 85, a día de hoy ya supera los 86 años.

Un anciano sale de un centro residencial para mayores, durante el segundo día en el que los ancianos pueden salir a pasear.
Un anciano sale de un centro residencial para mayores.
  1. Mayor grado de dependencia
  2. El perfil más habitual: mujeres viudas
  3. Más ancianos en verano
  4. "Cuidar al cuidador"
Un anciano descansa en una silla con su bastón.
Un anciano descansa en una silla con su bastón.

El aumento de la esperanza de vida es un hecho bien sabido por la sociedad española. De hecho, en apenas diez años se ha pasado de una media de 82,25 años, en 2011, a 83,07, en 2021, último año publicado por el Instituto Nacional de Estadística.

Sin embargo, este incremento lleva consigo otra serie de matices, tales como el envejecimiento de la población y el aumento de los pacientes con enfermedades crónicas.

A su vez, esto supone también un aumento de la ocupación de las residencias de ancianos, y ya no sólo un incremento sino un cambio de tendencia en el estado en el que llegan los usuarios a estas.

Desde la pandemia hasta ahora, la media de edad con la que ingresan los ancianos ha aumentado. Antes del Covi-19 se situaba en 85 años mientras que a día de hoy esta cifra ya supera los 86 años, explican a Confidencial Digital desde la compañía de residencias Amavir.

Mayor grado de dependencia

Si se remonta a 2017, Europa Press publicaba que en la Región de Murcia la edad media de ingreso a la residencia era de 82 años, es decir, cuatro años menos que la actual por lo que este cambio es bastante notable.

Además de los años, la segunda cuestión que apuntan desde Amavir es que cuando los usuarios ingresan lo hacen en peores condiciones, es decir, con un mayor grado de dependencia que años atrás, sobre todo, pacientes con alzheimer y demencias muy desarrolladas.

Esto se traduce en que además de que debe haber más personal para poder cubrir todas las necesidades de estos usuarios, su su grado de implicación, profesionalidad y experiencia debe ser mayor.

El perfil más habitual: mujeres viudas

Aunque en las residencias de ancianos hay una gran variedad de usuarios, mujeres, hombres, parejas, hermanos...lo más habitual, según establecen desde Amavir, es que ingresen mujeres viudas.

El motivo principal es porque las mujeres tienen una esperanza de vida mayor que la de los hombres. De hecho, los últimos daos del INE, sitúan la esperanza de vida en las mujeres en 85,83 años mientras que la de los hombres está en 80,27 años.

 

Por tanto, hasta que fallece el marido, estos viven juntos, pero luego normalmente la familia decide ingresarla en una residencia buscando tranquilidad y seguridad.

Raras son las veces, aunque también las hay, que ingresa la pareja. Cuando esto ocurre suele se porque uno de los dos tiene un alto grado de dependencia, inasumible por la que está sana, pero que tampoco quiere dejar de convivir con esta

Lo que se hace en estos casos es que durante el día la pareja vive junta y ayuda a los profesionales con los cuidados, pero cuando llega la noche duermen en habitaciones separadas para que la que está sana pueda descansar.

"Las personas con demencia suelen pegar gritos por la noche por lo que dormir en habitaciones separadas es una manera de conseguir que la "cuidadora" descanse", explican desde Amavir.

Más ancianos en verano

Aunque cada año que pasa las plazas de las residencias tienden a crecer, durante los meses de verano es cuando más se incrementa la ocupación porque sus cuidadores se toman unas vacaciones.

Aunque años atrás agosto era el mes en el que más se notaba dicho aumento, ahora esta situación se ha extendido y comienza en junio y acaba a primeros de septiembre.

Al no ser un ingreso habitual, los familiares tienen dos vías para solicitar una plaza: bien por la privada o por la pública.

Comunidades autónomas como Navarra, Castilla La Mancha, Galicia, Madrid ofrecen “estancias temporales de respiro”, que sirven para que los cuidadores habituales de personas mayores en sus hogares puedan tomar una o dos semanas de descanso sin preocupaciones, explican Susana Valladolid, gerente de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE).

Estas se solicitan entre mayo y junio y en el que el caso de que te la concedan, el familiar sólo tiene que pagar un porcentaje en función de la pensión del anciano y de su grado de dependencia.

"No es fácil dar un dato preciso de cuánta gente recurre a este tipo de plazas, porque depende de la propia ocupación de las residencias y de si tienen plazas libres para este programa. En la actualidad, hay muchas residencias, sobre todo en entornos urbanos, que están llenas y que, por tanto, no pueden ofrecerlas" indica desde AESTE.

"Cuidar al cuidador"

Los estudios evidencian que el descanso del cuidador es fundamental. De hecho, en el gremio se defiende la perspectiva de "cuidar al cuidador".

El cuidador habitual suele ser un familiar que como dice la palabra se encarga de que el paciente esté en las mejores condiciones posibles, pero este esfuerzo, supone un gran desgaste tanto físico como mental por parte del cuidador por lo que es fundamental que se tome unos días de vacaciones, descanse y retome sus relaciones sociales que muchas veces también se dejan olvidadas.
 

Ancianos.
Ancianos.

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