Codazos y zancadillas para entrar en las listas
Hay un afán de servicio público encomiable en nuestra clase política. El deseo de promover el interés común de España desde el Parlamento Europeo tiene pocos precedentes: hay codazos en los dos principales partidos políticos de este país por ser incluidos en las listas europeas.
Las referencias que llegan a esta redacción, filtradas de forma discreta por fuentes solventes, hablan de bochornosas zancadillas y maniobras orquestales en la oscuridad para hacerse con un billete a Bruselas.
Este alboroto tiene su explicación. La situación se ha enrarecido por las malas expectativas electorales de ambos partidos. Las encuestas internas encargadas por el PP y el PSOE son concluyentes: habrá un bajón importante en los escaños que obtenga cada grupo.
Génova y Ferraz manejan ya una horquilla que oscila entre los 18 y los 20 eurodiputados.
Eso está provocando, efectivamente, mucho nerviosismo. Hay menos tarta a repartir. Cada escaño se ha puesto muy caro y los dirigentes están tomando posiciones: es vital ser incluido en los puestos de salida de cada candidatura. Lo más arriba posible.
Un nutrido grupo de políticos nacionales está inmerso en esta batalla. Por concretar, podemos dar algunos nombres:
-- PSOE: Diego López Garrido (ex secretario de Estado de la Unión Europea), Jesús Caldera (ex ministro de Trabajo), Ramón Jáuregui (ex ministro de Presidencia), Trinidad Jiménez (ex ministra de Asuntos Exteriores y de Sanidad), José Blanco (ex ministro de Fomento).
-- PP: Ana Mato (ministra de Sanidad), Alicia Sánchez-Camacho (presidenta del PP catalán y senadora), Juan Vicente Herrera (presidente de Castilla y León), Pedro Sanz (presidente de la Rioja), Ramón Luis Valcarce (presidente de Murcia).
Veremos en qué acaba todo y si nadie sale magullado entre tanto forcejeo. En unas semanas, saldremos de dudas.
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