Javier Fumero

Es respetable, ¡claro que es respetable!

Tres agentes de Policía Nacional delante de las escalinatas del Congreso de los Diputados que han sido teñidas este viernes con pintura roja por activistas de Futuro Vegetal y Rebelión Científica
Tres agentes de Policía Nacional delante de las escalinatas del Congreso de los Diputados que han sido teñidas este viernes con pintura roja por activistas de Futuro Vegetal y Rebelión Científica

Sigo bajo los efectos del paso de Ramón Tamames por el Congreso, lo admito. Quizás por eso, la carta a la directora que publicó este viernes el diario El País me ha llamado tanto la atención. Era corta, directa y al pie. Iba firmada por Julián Salgado Muniosguren, que la envía desde Madrid, y decía:

-- “Preguntas a Ana Iris Simón”. “Entre otras muchas posibles, algunas preguntas a Ana Iris Simón: ¿es respetable pensar que un partido que propone la ilegalización de otras formaciones legales y la derogación de las autonomías es democrático y constitucional? ¿Es respetable un catedrático que resucita las tesis revisionistas del franquismo sobre el inicio de la Guerra Civil? ¿Es respetable que un ‘represaliado’ abandere a quienes prefieren los gobiernos de la dictadura al actual Gabinete democrático?”.

Me ha llamado la atención esta intervención porque toca de lleno el problema creciente en este país a la hora de confrontar opiniones, de debatir con altura, de dialogar y dar la batalla para llegar a acuerdos lo más consensuados posibles.

Mi respuesta, mucho más modesta que la que quizás Ana Iris Simón dará este sábado en su tribuna del periódico, es que por supuesto que sí. Claro que sí. ¿El partido que se cita en esta carta, el catedrático al que se alude y el ‘represaliado’ que es sometido a escrutinio han realizado sus propuestas de forma democrática? ¿Sí? Pues entonces claro que son respetables.

Esto es perfectamente compatible, señor Salgado, con no compartir esas tesis. Entonces, por cierto, en ese caso, no se debe resolver la cuestión adjetivando con palabras gruesas como hacen algunos (“ultraconservadores”, “fascistas”, “cavernarios”…). Esto demuestra, en el fondo, superficialidad, torpeza, falta de juicio. Etiquetar es un recurso que utiliza alguien al que le cuesta entender la realidad. Ese recurso le ayuda a simplificar para poder hincarle el diente a algo que considera negativo pero que le excede. Pero es eso: una técnica empobrecedora y casi siempre, injusta.

No. Contraste de ideas con razonamientos y respetando. Utilizando argumentos. Cargue con toda la vehemencia que considere oportuna contras las injusticias que se puedan estar produciendo, explicando las cosas. Si lleva razón, convencerá a muchos. En caso contrario... Advierta de los peligros que otee en el horizonte. Pero sin llamar antidemocrático o irrespetuoso a quien expone lo que piensa, precisamente como usted, con educación y sosiego.

Otro apunte quiero hacer. Las personas siempre son, por principio, respetables. En el debate político, y en la vida social, se deben combatir las ideas que uno considere equivocadas, pero respetando siempre a las personas, salvándolas de cualquier desconsideración. Porque cada cual es muy libre de pensar lo que quiera. Sólo veo una excepción a esta norma general: no la aplicaría a quienes voluntariamente se autoexcluyan del debate sereno con prácticas –no ideas- antisociales. Hablo de quienes maten, roben, insulten, empujen, atropellen, abusen… a otros.

Más en twitter: @javierfumero

 
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