Javier Fumero

La familia… de Carmena

Ay, la familia. Manuela Carmena acaba de designar como coordinador general del Ayuntamiento de Madrid a Luis Cueto, marido de su sobrina y funcionario adscrito al Ministerio de Economía.

El reglamento de personal municipal impide "nombrar como personal eventual" a quienes “tengan un vínculo matrimonial o situación de hecho asimilable, o parentesco de consanguinidad o de afinidad dentro del cuarto grado”.

La explicación que ha dado Ahora Madrid es que el cargo que ocupa Cueto es un puesto directivo. Aseguran que los coordinadores generales forman parte de “los órganos centrales directivos” y que, como tales, quienes los integran “no son personal de confianza”. Es decir, no son personal eventual y no tienen la misma consideración legal que estos últimos.

Carmena puede tener razón. Es cierto. Incorporar a un familiar a ese cargo –para el que se suele elegir a una persona cercana, con la que uno tenga sintonía total- no parece enchufismo, ni la colocación de un amiguete para que viva del cuento. Si fuera así, es ella misma la que padecería su ineficacia.

Pero a uno le queda esa extraña sensación de la existencia de una doble vara de medir. Para que me entiendan: si Ana Botella o Esperanza Aguirre hubieran sido pilladas en algo parecido, es fácil imaginar la ofensiva que se hubiera originado, por tierra, mar y aire.

¿Hubieran convencido estos argumentos a la izquierda? ¿Habría salido Pablo Iglesias a contener a sus ‘Zapatas’ en las redes sociales mencionando la legitimidad de ese nombramiento?

No lo creo. Por dos razones: porque somos muy sectarios y porque la explicación se justifica por los pelos, no parece muy higiénica aunque sea legal.

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