Javier Fumero

La peineta

El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernádez Mañueco, durante una rueda de prensa.
El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernádez Mañueco, durante una rueda de prensa.

Acabábamos de hacer una reflexión sobre el paso de Ramón Tamames por el Congreso de los Diputados y de la necesidad de dignificar precisamente la vida política española cuando se filtró un vídeo grabado por la Agencia EFE donde aparece el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, haciendo una peineta a la procuradora socialista Rosa Rubio durante el pleno parlamentario del miércoles por la mañana.

La imagen muestra al líder del PP regional caminando, alejándose de la parlamentaria, dándole la espalda, mientras se ajusta la corbata y su dedo corazón de la mano derecha se mantiene recto, en lo que tradicionalmente se conoce como una “peineta”, un signo obsceno y de desprecio.

El equipo del Partido Popular no niega que el gesto soez existiese, algo imposible por otro lado. Pero la respuesta que ha dado es que lo considera un “gesto natural”. Desmiente que se tratara de una falta de respeto a la representante socialista. El viernes pasado, el presidente regional insistió en que se trató de un gesto “involuntario”. “No es mi estilo”, ha remachado desde Palencia.

¿Ven lo que les decía? Esto es lo que pasa cuando no se está a la altura de las circunstancias. El gesto del presidente no tiene un pase. Es de una bajeza innegable. Además, un servidor público de su categoría debe dar ejemplo de contención, de saber estar y de una exquisita educación. Pero si llegado el caso, uno comete un error (porque ha tenido un mal día, porque se ha visto superado por las circunstancias o porque durmió mal aquella noche), pues saca la pata que ha metido: admite el patinazo con elegancia, pide disculpas a la otra parte y a los ciudadanos, y asume que no ha actuado bien. Simple y sencillo. Pues no.

Pienso que negarlo como se ha hecho es doblemente rastrero y mezquino. Y manda un mensaje inquietante a los ciudadanos. Este líder político se considera liberado de cualquier convención social, del normal comportamiento decoroso que se espera de él y por encima de la más mínima asunción de responsabilidades. Así que prepárense. Si en el futuro surge cualquier problema mayor, el presidente de Castilla y León buscará cualquier justificación para mirar hacia otro lado. Un muy mal presagio.

Más en twitter: @javierfumero

 
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