Palomitas de maíz para los Presupuestos
Hace casi dos años leí una interesante entrevista a Pablo Gentili, el ex jefe de gabinete de Pablo Iglesias, donde el personaje aludió con total naturalidad al itinerario que ha llevado a la política a convertirse en lo que es hoy: un aseado teatrillo donde casi nada es lo que parece, todo es ficción y apariencia, pose, representación y gestión de emociones.
En un momento de la conversación, Gentili lo expresó con una frase tremenda: “la política es una puesta en escena”. “En especial hoy –añadió-, donde gran parte de la lucha política pasa por los medios y por las redes sociales”. A su juicio, lo bueno del actual momento político es precisamente eso: que las palabras ya no significan nada en sí mismas, que los hechos no remiten a verdades porque se juega al arte de la figuración.
Efectivamente en este escenario, las palabras no significan mucho, no dejan poso. Da igual el pasado. Lo importante es el presente. Por eso redefinir a mi antojo los hechos, lo sucedido, es natural. Porque se trata de evitar que la verdad nos encadene. Es el relativismo político en su máximo esplendor. El marxismo de Groucho Marx en versión parlamentaria: “Estos son mis principios. Pero si no le gustan tengo otros”. No hay nada inmutable, real, verdadero. Sólo el poder, los votos, mantener el sillón bajo mis posaderas.
Ahora nos disponemos a asistir a la negociación de los Presupuestos Generales del Estado. Estas cuentas que se van a pactar son determinantes y todos los saben. Son las últimas que van a permitir un acuerdo entre los socios; después, serán prorrogadas. Porque en 2022 habrá tal pugna por posicionarse ante las elecciones generales del año siguiente que todos tendrán que interpretar el papel de “íntegros” hasta el final, sin concesiones.
Por eso, las cuentas de hoy son tan importantes. El pulso va a exigir bastante postureo porque ningún partido en el Gobierno o afín a los actuales inquilinos de La Moncloa (PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, Bildu) puede permitirse unas elecciones en este momento. Las encuestas ofrecen datos de viento a favor del centro derecha y la derecha, que sumarían. Así que romper la baraja, no. Pero todos van a querer pillar el máximo cacho posible.
Les recomiendo, como ya he hecho alguna vez, que se pertrechen de una buena caja de palomitas de maíz (cotufas en Canarias) y se dispongan a contemplar el espectáculo. Los actores ya están entre bastidores preparando los disfraces, montando el decorado, ensayando sus papeles y con los últimos retoques de maquillaje.
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