Javier Fumero

Pues a mí me gustó mucho Tamames

El candidato de la moción de censura, el profesor y economista Ramón Tamames llega al debate de la moción de censura, en el Congreso de los Diputados.
El candidato de la moción de censura, el profesor y economista Ramón Tamames llega al debate de la moción de censura, en el Congreso de los Diputados.

Lo vi. Sí, lo vi. Admito que me tragué casi todas las intervenciones (no todas) que tuvieron lugar durante la moción de censura de esta semana en el Congreso de los Diputados. Y contrariamente a lo que muchos han escrito, a mí me gustó Tamames. Y mucho.

Para empezar, su paso por el parlamento español me pareció una bocanada de aire fresco. Qué gusto escuchar otro tono, otro estilo, un talante que recuerda –me dicen los más veteranos- a un parlamentarismo que existía en este país hace algunos años, más basado en las ideas que en la testosterona. En este sentido, el ridículo de Patxi López con sus gritos, sus ademanes, sus gestos impostados y sus referencias al franquismo lo perseguirán durante años, pobre. El contraste demostró, sin tener que explicar mucho, que no está a la altura del cargo que desempeña.

Además, Tamames puso voz a algunas cuestiones de gran relevancia: la clase política se ha olvidado de debatir para llegar a consensos; menos mítines bolivarianos y más contraste de ideas; el uso de etiquetas como “fascista” o “ultra” es de simples y trasnochados; hay que blindar la división de poderes porque este Gobierno ha traspasado muchas líneas rojas; el fin de la corrupción debe ser una lucha trasversal; el cambio de política de Pedro Sánchez con el Sáhara y Marruecos sigue siendo una gran incógnita y no podemos dejarlo pasar; ojo a consentir que temas tan importantes como el envío de armas a Ucrania no pasen por el parlamento…

Creo que Vox ha lanzado un potente mensaje con su ocurrencia: no somos tan fanáticos como dicen algunos; hasta hemos sido capaces de ceder un escaño a un excomunista para que diga lo que piensa. Corrieron el riesgo de salir trasquilados por sus propias críticas pero no fue así, ni mucho menos. De hecho, la jugada puede haber dejado huella en algunos ciudadanos de a pie. Un movimiento que sirve para desmontar la idea fuerza que tanto cacarea la izquierda de que esta derecha está fuera del tablero democrático.  

Por último, entiendo que escuchar a Tamames en el Congreso ha permitido visualizar otro desafío de la sociedad actual: el papel que deben jugar nuestros mayores. Las risas de algunos diputados cuando el nonagenario candidato no atinaba con su discurso, cuando hacía ruido al chocar los papeles con el micrófono, o cuando confundía partidos y personas indica el escaso nivel humano de esos miembros de la clase política. También me pareció particularmente vergonzoso que Pedro Sánchez abandonara el hemiciclo al final de la moción sin acercarse a saludar al economista. Refleja su escasa talla moral y su mala educación.

Por cierto, amigos de Vox. Este comentario tampoco estaba escrito días antes de la moción de censura.

Más en twitter: @javierfumero

 
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