Votar con la pinza en la nariz
Es incómodo, nadie lo puede negar, votar con la dichosa pinza en la nariz. Así se conoce popularmente a esa papeleta a favor de un candidato que no convence del todo, al que se considera menos malo o como la elección de un mal menor. Es incómodo y una pena que nadie represente, al cien por cien, los valores que uno defiende.
Algunos optan por la abstención, por no votar, por no participar en la fiesta de la democracia. Pero al que así actúa siempre le perseguirá la réplica acusadora: “después no te quejes si gobiernan los indeseables porque tú no hiciste nada eficaz por evitarlo”.
Sin embargo, que la única salida a este dilema sea la pinza en la nariz es desesperante. Fíjense, por ejemplo, en el asunto de la corrupción de nuestros políticos. Es inaudito. Llevamos más de cuarenta años de democracia, muchas condenas a representantes públicos por meter la mano en la caja, estafar, desviar fondos, ayudar a los amigos, llevárselo crudo… ¡y sigue sucediendo! Siempre hay alguien que piensa: a mí no me van a pillar y se pone manos a la obra. Es una percepción general.
El pasado mes de diciembre se presentó en España la primera Encuesta de Percepción de la Corrupción en nuestro país y la primera conclusión a la que se llegó es esta: los españoles consideran que los grandes responsables de la corrupción son los políticos (60%), por delante de los empresarios (47%) y de los funcionarios (39%).
Este trabajo demoscópico también preguntó por qué los ciudadanos siguen votando a políticos corruptos: la mayoría respondió que porque los candidatos son del partido con el que simpatizan, lo que se conoce como “votar con la pinza en la nariz”, seguidos de los que afirman que lo hacen porque se han beneficiado de los favores del candidato y sienten gratitud.
Por cierto, que esta encuesta preguntó además por primera vez en España sobre distintos escenarios de corrupción, entre los que se ha considerado que “el más negro” sería que un fiscal pidiera a un empresario 500.000 euros a cambio de cerrar una investigación por blanqueo en el sector inmobiliario, seguido del sobrino economista que entra en una gran empresa por recomendación del alcalde.
A la cuestión de por qué no se denuncia la corrupción, el principal motivo es “porque no valdría la pena el tiempo y el coste” (el 25%). Y sobre qué es lo más importante para tener éxito económico en España, la mayoría responde que “tener contactos y cultivarlos”, por delante de “tener buenas ideas y esforzarse en aplicarlas”, a diferencia de lo que ocurre en el norte de Europa, donde predomina esto último.
Así estamos.
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