Javier Fumero

Vox va a pisar moqueta

Mitin de Vox en Vistalegre (Madrid), en octubre de 2018.
Mitin de Vox en Vistalegre (Madrid), en octubre de 2018.

Me encanta el fotomontaje que ha circulado estos días sobre un grupo de personas que se esconden tras una columna mientras, con un palo largo, se disponen a abrir desde lejos una puerta donde luce un cartel con el lema “2022”. Los protagonistas, temerosos, afirman por lo bajo: “a ver qué nos tiene preparado el muy… (aquí va una palabrota)”.

Llevamos dos años tan tremendos que, efectivamente, no nos extrañaría nada que mañana se anunciara un apocalipsis zombie, el impacto de un meteorito en la Tierra, otra plaga terrorífica mundial o la llegada de alienígenas buscando un planeta donde hibernar. Estamos preparados.

Bromas aparte, el arranque de 2022 permite augurar algunas cosas. En clave política, me atrevo a realizar hoy una profecía que tiene poco mérito: Vox va a entrar por primera vez en un Gobierno en el año que acabamos de estrenar. Con todo lo que eso va a llevar consigo.

El partido a la derecha del PP ya ha dejado claro en reiteradas ocasiones que se acabaron los apoyos externos. Santiago Abascal considera que su formación ha madurado. Sus dirigentes han logrado la suficiente experiencia y están en condiciones de afrontar este desafío: pisar moqueta y ocupar puestos de responsabilidad en gobiernos autonómicos o incluso en un Ejecutivo nacional.

Los primeros sondeos que han empezado a circular sobre los comicios de febrero en Castilla y León constatan un poderoso ascenso del PP pero una subida también considerable de Vox. Estos dos partidos se ‘comen’ a Ciudadanos que pasaría a ser un partido residual. Sería la confirmación de lo dicho: el Partido Popular necesitará al partido verde y estos exigirán la vicepresidencia y algunas consejerías para dar su apoyo a Alfonso Fernández-Mañueco.

Además, está por ver lo que sucederá en Andalucía, pero no es descabellado pensar en unas elecciones en esta comunidad tras el verano. Allí Macarena Olona parece disparada y con opciones de convertirse en el partido bisagra para que el PP de Juanma Moreno mantenga la presidencia. Otro tanto de lo mismo.

En ambos casos, Vox tendrá por delante el desafío que ha tenido que afrontar Unidas Podemos estos dos años: confirmarse como un partido de gobierno, impulsar políticas propias, optar muchas veces por el pragmatismo y no perder su esencia en el camino. Se trata de un objetivo nada sencillo, que requiere bastante inteligencia política y donde muchos han fracasado. Léase, por ejemplo, Pablo Iglesias.

Más en twitter: @javierfumero

 
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