Javier Fumero

Yolanda Díaz es una bomba de relojería… para el PSOE

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la reunión del Consejo de Ministros extraordinario del pasado 7 de octubre
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la reunión del Consejo de Ministros extraordinario del pasado 7 de octubre

La vicepresidenta Yolanda Díaz lleva meses moviéndose con sigilo, entre bambalinas. No es escandalosa, ni estridente, ni muy amiga de los efectos especiales, como su colega Pablo Iglesias. Todo lo contrario: se mueve suavemente como pez en el agua, camuflada por las sombras, tejiendo acuerdos con discreción y solventando las discrepancias sin dejar muertos en la cuneta.

Por esta vía, está protagonizando una ofensiva ambiciosa y de gran calado: conformar una potente alianza que aglutine bajo su mando a las principales formaciones regionales y locales situadas a la izquierda del PSOE.

Ya ha convencido a su amiga Ada Colau de ‘Barcelona en Comú’. También ha cerrado un pacto con Mónica Oltra y su ‘Compromís’. Ésta última está ejerciendo de puente con Iñigo Errejón en Madrid, de la que Oltra es muy amiga, para atraer también a este redil a ‘Más País’. Hasta Manuela Carmena salió la semana pasada a la palestra para lanzar loas y parabienes sobre ella, Yolanda Díaz, la elegida para liderar esta confluencia de futuro.

Mientras tanto, ella marca distancias decididamente respecto a Unidas Podemos. Se ha destacado mucho su ausencia en la convención del partido morado este fin de semana en la que Irene Montero y Ione Belarra han intentado rearmar ideológicamente a la formación. Había sido invitada, pero Yolanda Díaz ha excusado su presencia.

Lo curioso es que, mientras todo esto sucede, Pedro Sánchez debe alimentar forzosamente el monstruo que un día lo podría devorar. Yolanda Díaz es el socio de gobierno que desearían todas las suegras. Sobre todo, comparado con su incendiario predecesor. Por eso la debe mimar, dar cancha, espacio y oxígeno. Por eso la paseó el jueves, a su lado, por los jardines de La Moncloa.

Pero ojo, porque todo este protagonismo, esa versión de comunista moderada y razonable, la está haciendo subir en las encuestas. No son teorías: el porcentaje de quienes valoran mejor a Yolanda Díaz que a Pedro Sánchez es similar a los que opinan lo contrario. Es decir, se puede decir que ya empatan en simpatía. Pero entre los ex votantes de Unidas Podemos –el nicho idóneo de esa gran confluencia a la izquierda del PSOE-, el saldo es ya claramente positivo para Yolanda Díaz.

El Partido Socialista está ante un dilema: si Podemos y todo lo hay a su izquierda se hunde, el centro-derecha sumará; pero si Yolanda Díaz crece demasiado, los socialistas podrían acabar devorados. Existe el riesgo real de que Yolanda comience a captar votos en el caladero de los socialistas. Ella es la que negocia con los sindicatos, ella cierra acuerdos sociales, ella ha sido capaz de arrancar pactos hasta con la patronal, ella defiende a los desfavorecidos, ella ha forzado al gobierno a topar los precios del alquiler… Ella es genuina, neta, sólida y nada estridente. No espanta por su radicalismo.

Ella es una bomba de relojería que Oscar López y Félix Bolaños van a intentar, como buenos artificieros, desactivar desde La Moncloa con mucho mimo y tacto. En el momento procesal oportuno. El riesgo es que el artefacto le estalle en la cara al presidente.

Más en twitter: @javierfumero

 
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