José Apezarena

Demasiado grande para Patxi López

Apenas votado como presidente del Congreso, apunté en Twitter que el cargo podía venirle demasiado grande a Patxi López. Y me parece que he acertado.

Dada la intensa fragmentación de la Cámara, que, como dato más contundente, ha impedido la formación de una mayoría de Gobierno, concretado en los dos fallidos plenos de investidura, ese cargo plantea hoy exigencias especiales.

La actual legislatura es de hecho la más complicada de todas las que hemos visto en democracia. Y conducir, pilotar, controlar y moderar el correcto funcionamiento de tan dislocado Parlamento requeriría experiencia y condiciones de las que, por lo comprobado hasta ahora, carece Patxi López.

Su limitado conocimiento de la dinámica parlamentaria nacional, así como la falta de un rodaje más completo y de una personalidad más rotunda, se han convertido en obstáculos graves para el feliz desempeño de un cargo tan complicado. Así se comprobó en los momentos difíciles de los plenos de investidura, en los que naufragó en más de una ocasión.

A lo cual hay que añadir un evidente alineamiento partidista, que le alejan de las exigencias básicas de neutralidad inherentes a la presidencia.

Da la sensación de que Patxi López no es consciente de que preside la Cámara que refleja y representa la soberanía nacional en su conjunto, en su globalidad, y no solamente a una concreta opción política, que, encima, ni siquiera es mayoritaria en el Parlamento.

Una vez recibido por Pedro Sánchez el encargo de intentar la investidura, ya el calendario que fijó el Presidente del Congreso se plegó en exceso a las conveniencias particulares de quien, como líder del PSOE, es su jefe de filas político, en lugar de atender prioritariamente a los intereses del país.

Y ahora, a propósito del debate sobre si este Congreso puede o no controlar al Gobierno en funciones, Patxi López viene actuando más como portavoz del Grupo Socialista que como autoridad parlamentaria que atiende al conjunto de la Cámara.

No es buena noticia que el presidente del Congreso no se encuentre a la altura en este delicado momento. Y menos aún con la perspectiva de las batallas políticas que previsiblemente van a darse en esa Cámara.

 

El único alivio, dentro de lo que cabe, es que posiblemente asistiremos a una legislatura corta, y por tanto a una presidencia con fecha de caducidad no muy lejana.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato