José Apezarena

PP, o regeneración o muerte

El PP está perplejo, desconcertado, paralizado, ante la situación política que padece en estos momentos. Tras el batacazo electoral en Cataluña, parece un partido noqueado, encerrado en sí mismo, incapaz de reaccionar.

De la sensación de que siguen si asumir el rotundo ‘mensaje’ que se les ha enviado desde allí, pero también sin entender el negativo futuro que le muestran, cada día con voz más alta, las encuestas.

En resumen, lo que ocurre es que el PP se halla a punto de perder el sitio, de quedarse fuera, de convertirse en prescindible. Es decir, que el riesgo ya no se reduce a que podrían no ganar las próximas elecciones, y por tanto verse expulsados de La Moncloa, sino que el problema es, como digo, mucho mayor.

Si no reacciona, si no encuentra soluciones, si no sale del letargo, si no hay rectificaciones, podría ocurrir que ese nuevo partido, recién llegado, llamado Ciudadanos, le desplace hasta colocar a los populares como tercero o cuarto a nivel nacional. Un enorme “sorpasso” en la derecha y el centroderecha.

Al PP, en fin, le hace falta como el comer una reacción de fondo, contundente, y que no se limite a los tradicionales maquillajes, tan característicos del “marianismo”.

Asistí la semana pasada al desayuno informativo de Pedro Sánchez en el que presentó sus diez propuestas políticas. Algunas son acertadas, otras no suponen apenas novedad, y otras, como la creación de ese impuesto a los bancos para ‘salvar’ las pensiones, han sido descalificadas de forma contundente por expertos y analistas. Pero al menos ha presentado un programa. Dice lo que se propone hacer. Tiene un proyecto.

El PP necesita alumbrar, y cuanto antes, una suma de propuestas políticas, que adelanten cuál es su objetivo para los próximos años y, más cerca aún, para las siguientes elecciones. Qué quieren hacer en España, para España y con España.

Han de ser iniciativas de cambio, de verdadera regeneración, esa renovación que el partido está necesitando desde hace ya años, desde que le estalló en las manos la bomba de la corrupción, un desafío al que se sigue sin responder.

Han de ser ideas, objetivos de futuro, que ilusionen, que motiven, que enardezcan. Basta ya de “arriolismos”, ese virus que tiene adormilado al partido y acartonado a su presidente. Y que ha sido, para no pocos dirigentes populares, causa principal de la debacle en Cataluña.

 

Basta, por supuesto, del recurso a vender solo los éxitos económicos. Que son reales, rotundos, que están ahí, pero que se ha demostrado, en las dos últimas generales, que no ganan elecciones.

Y todo esto requerirá también un cambio de caras.

Hay un problema, que es el propio Mariano Rajoy, convertido por edad y trayectoria en el más veterano de los líderes nacionales. Pero podría liderar de nuevo su partido, si a cambio se rodea de rostros distintos, de caras menos agotadas, de personajes más atractivos políticamente.

Se está publicando estos días, en distintos medios, que existe un clamor en las filas populares pidiendo un cambio de Gobierno cuanto antes, como un posible modo de recuperar la iniciativa y volver a tener el protagonismo político necesario. Ya lo adelantamos en El Confidencial Digital nada más celebrarse las catalanas. Anticipamos la petición de los barones de que prescinda de unos cuantos ministros y que remoce el equipo.

Mariano Rajoy ha de salir de la atonía y asumir el desafío de proceder a esa regeneración que necesita el PP. Y, si no tiene ganas, si no se siente con fuerzas, que lo diga y deje el paso a otro. Porque lo que está por venir es demasiado grave para su partido como para que nadie continúe congelado.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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