José Apezarena

Pedro Sánchez, al estilo Donald Trump

Cada día más próximas las presidenciales norteamericanas, los expertos explican que el elevado voto popular que viene consiguiendo el excéntrico Donald Trump procede de los amplios sectores de la clase media y media-baja que, durante estos largos años de crisis, han visto bajar notablemente sus condiciones económicas, su calidad de vida, sus ahorros…

O sea, que aquel movimiento de indignados que recorrió España a partir de 2011, y que aquí ha dado origen a Podemos, en Estados Unidos ha cristalizado, por así decirlo, en la otra dirección, hacia el otro extremo, propiciando por la derecha la aparición de un personaje populista tan estrambótico, cuando no peligroso, como el candidato del Partido Republicano. Un individuo radical, xenófobo, intolerante… que sin embargo es apoyado por buen número de esos ciudadanos hartos.

Se da la paradoja de que grandes figuras republicanas, entre ellos Colin Powell, el ex embajador ante la ONU John Negroponte, el ex director de la CIA Michael Hayden, el ex secretario de Seguridad Interior Tom Ridge, así como altos funcionarios que trabajaron para los presidentes Nixon, Reagan, y Bush padre e hijo, han mostrado públicamente su oposición a Trump proclamando que no le votarán porque lo consideran un riesgo para el país.

¿Y cómo sobrevive el candidato a esa tan clara oposición del aparato y de los notables (aquí les llamaríamos "barones") de su partido? Se lo ha saltado acogiéndose a los votantes, a la gente, a esos millones de enfadados a los que aludía al principio.

Salvando lo que haya que salvar, algo parecido ocurre hoy en el PSOE, con un líder profundamente cuestionado por los altos cargos del partido, entre ellos los barones regionales, y que está dispuesto a pasar por encima de la organización como tal por el procedimiento de recurrir a las bases, al respaldo de los militantes.

De tal forma que, aunque puede toparse con la oposición a sus proyectos por parte de los órganos de dirección, incluso con el voto en contra si es que tal cosa ocurre, lo toreará todo, saltándose la disciplina orgánica por la vía de solicitar el refrendo de la militancia. Uno de esos planes discutidos es intentar formar Gobierno, presidido por él por supuesto, con todo tipo de partidos y grupos que se sientan en el Congreso, sin excluir nacionalistas y separatistas.

Así que, si en el Comité Federal del sábado se produjera algún tipo de rebelión, que está por ver, Pedro Sánchez lo tiene claro: acudirá a los militantes.

Más o  menos como Donald Trump. Salvando, repito, las distancias. Que las hay, por supuesto.

editor@elconfidencialdigital.com

 

En Twitter @JoseApezarena

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