José Apezarena

Balas contra Iglesias, ¿cui prodest?

Pablo Iglesias.
Pablo Iglesias

El envío por correo de unos sobres con balas a Pablo Iglesias, el ministro Marlaska y la directora de la Guardia Civil, ha torcido este fin de semana el eje de la campaña electoral de Madrid.

¿Y cuál ha sido el enfoque dominante a ese respecto? La violencia. El rechazo o no por parte de candidatos, partidos, y hasta por medios de comunicación…

Tengo que decir que debatir sobre violencia sí o no, no conduce a nada, salvo a caer en la melancolía. Porque resulta evidente que todos, todos, de un lado y de otro, de la izquierda y de la derecha, todos estamos en contra.

Así que insistir en ello me parece redundante, y hasta inútil, porque no construye nada.

Yo la rechazo más que tú, tú la rechazas menos que yo… esa ha sido la tónica en la mayor parte de los mensajes, comparecencias, acusaciones y debates a lo largo de las últimas horas.

Este país, los españoles, han dado durante años repetidas y sobradas muestras de que su apuesta es la convivencia pacífica y la exclusión de toda violencia. “Venga de venga”, como suele decirse, en plan de frase hecha pero que resume a la perfección tal voluntad.

Por mi parte, más allá de las incógnitas sobre cómo es posible que los servicios de Correos hayan despachado esos envíos sin detectar los proyectiles (me parece que falta una explicación oficial fiable acerca de lo ocurrido), voy a intentar salirme del bucle y, a propósito sobre todo de las balas a Iglesias, voy a plantear la vieja pregunta: ¿Cui prodest?

Como es bien conocido, la expresión cui prodest, procedente del Derecho Romano, significa "quien lo aprovecha" o "quien se beneficia". Es un principio muy utilizado en criminalística, que hace referencia a lo esclarecedor que puede resultar, ante un hecho de autor desconocido (por ejemplo, un delito), preguntarse quién o quiénes se podrían beneficiar de él.

“A quién beneficia”, es también un argumento que se escucha frecuentemente en las tertulias políticas.

 

Evidentemente, no se trata de un regla infalible, ni mucho menos, pero en bastantes ocasiones ese planteamiento ofrece pistas fiables sobre quién o quiénes pueden estar detrás de determinados hechos, y con qué fines.

¿A quién puede ocurrírsele remitir unos proyectiles? ¿Con qué fin? Reconozco que no logro hacerme una idea de cómo pueden existir personajes así, ni de los objetivos exactos de tal animalada. No encuentro explicaciones sensatas.

Pero vayamos al ¿a quién beneficia? Y la  verdad es que no encuentro una respuesta definitiva.

¿A quién puede beneficiar el lamentable episodio de las balas enviadas por correo? Y me ciño al caso de Pablo Iglesias, porque es quien se ha convertido en el foco principal del escándalo, a lo que, por cierto, ha contribuido decisivamente él mismo con su abandono del coloquio que se celebraba en la SER.

Desde mi punto de vista, el suceso de las balas puede provocar estos dos efectos, ambos acumulados:

1. Una reacción de solidaridad, de cierre de filas con el candidato de Podemos, convertido en víctima de una conspiración muy seria, como es la amenaza a su vida que representa recibir unas balas. En ese sentido, tal vez le acarree la suma de algunos votos, aunque no creo que vayan a resultar decisivos.

2. Un movimiento de rechazo hacia “la ultraderecha”, a la que, por tratarse de un candidato de ultraizquierda, casi todos apuntan como autores del atropello. Y, puesto que los repetidos mensajes de PSOE, Más Madrid y Podemos insisten en identificar a Vox con la ultraderecha, podría provocar para el partido de Abascal la pérdida de algunos votos, que igualmente no creo que puedan convertirse en decisivos.

Alguien podría añadir también que el episodio sería susceptible de ganar apoyos a Vox por parte de sectores extraordinariamente radicalizados, que pueden ver como defendible la amenaza y aun el ataque físico a Pablo Iglesias. Pero, en mi opinión, son tan minoritarios que tampoco traerá ninguna consecuencia electoral, que es de lo que estamos hablando.

Lo que sí ha provocado, de rebote, es la quiebra de la campaña electoral, un cambio de escenario, que por lo visto estaban deseando el PSOE y Podemos porque veían que, con los planteamientos primeros, se les escapaba la victoria en Madrid.

Añado una reflexión más. Sería más que conveniente que, precisamente para no mediatizar la campaña electoral en ningún sentido, se aclare lo ocurrido, y se detenga a los autores, antes del día 4 de mayo, antes de que haya que votar.

Está en manos del ministerio del Interior y de la Policía, y es de esperar que lo consigan con la máxima rapidez. Es de esperar.

editor@elconfidencialdigital.com

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