Bolaños la monta bien montada
Félix Bolaños, perejil de todas las salsas políticas que cocinan el Gobierno y el socialismo reinante, con el visto bueno y las complacencias, por supuesto, del líder máximo, Pedro Sánchez, se convirtió ayer en el triunfador absoluto de la celebración del 2 de Mayo, fiesta de la Comunidad de Madrid.
Ya había figurado a tope en la salsa de la anterior celebración, la del año pasado, gracias a uno de esos tejemanejes legislativo-administrativos que tanto le gustan, aunque a veces le salgan mal. Como le ocurrió con los estados de excepción dictados durante el Covid, y con la clausura del Parlamento, que el Tribunal Constitucional declaró ilegales.
En la salsa, digo, porque presidió los actos de la Comunidad. Los del año pasado. Como suena.
Todo sobrevino entonces porque la presidenta madrileña tuvo el gesto de invitar a Pedro Sánchez a presidirlos, dada su condición de máxima autoridad política. Me malicio que lo decidió sabiendo que no acudiría, pero esa es otra cuestión.
En efecto, el inquilino de La Moncloa, que no estaba de acuerdo en presentarse en territorio enemigo, cedió la representación a Félix Bolaños. Pero lo hizo de forma oficial, con una disposición delegando esa representación. Muy probablemente, un ‘invento’ del propio Bolaños. Así que el año pasado presidió.
Vistas las cosas, esta vez Isabel Díaz Ayuso tomó precauciones para que no sucediera lo mismo. Así que no invitó al presidente del Gobierno, por lo que ya no cabía el truco de la presidencia delegada.
Invitó a la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, que es también ministra de Administración Territorial, y por tanto relacionada con asuntos autonómicos. Y a la de Defensa, porque el acto tiene un componente cívico-militar muy destacado. Pero no invitó a Félix Bolaños.
No acudió Isabel Rodríguez, sí lo hizo Margarita Robles... Y se presentó el mismísimo Bolaños. Sin invitación expresa. Incluso después de haberse escuchado no pocos comentarios en la línea de que “si no te invitan a un sitio, lo mejor es no ir”.
Sin embargo, el susodicho no tuvo otra ocurrencia que presentarse en la Puerta del Sol, sin haber sido invitado.
Toda esta polémica previa había sido ampliamente comentada en los medios, con lo que la ciudadanía madrileña estaba al tanto de la pelea soterrada.
Bolaños acudió al acto del 2 de Mayo y se convirtió en el ‘triunfador’, por lo mismo que fue el protagonista destacado. No para bien, pero protagonista al fin.
Ya antes de comenzar, cuando se acercaba por la calle Mayor camino de la Puerta del Sol, recibió un sonoro homenaje de silbidos y reproches desde las aceras, de los madrileños congregados para ver la celebración. Fue la bienvenida. O, mejor dicho, la malvenida.
Durante el acto cívico militar en el exterior de la sede de la comunidad, el ministro no estuvo en la tribuna presidencial, sino entre el resto del personal asistente. A la tribuna subieron la presidenta, la ministra de Defensa, el alcalde de Madrid, el JEMAD, el presidente del PP... pero no Bolaños.
Lo intentó. Trató de subir, pero el personal de protocolo se lo impidió. Incluso cerrándole el paso con la mano. Una escena inédita.
Por si fuera poco, el acto se retransmitía en directo, a través de una grandes pantallas colocadas en la pared, pantallas a la vista de las tribunas de invitados y del público acodado en las vallas de seguridad. Y Bolaños se convirtió en protagonista.
Cada vez que el personal divisaba en las imágenes al ministro, estallaba en gritos de “¡Bolaños, dimisión!”, “¡Bolaños, dimisión!”. Otros se acogieron al ya famoso eslogan “¡Que te vote Chapote!”. Algunos exclamaban, dirigiéndose a Bolaños, “¡Que te vote Tío Berni!”. Todo ello acompañado de apelativos más o menos cariñosos en la línea de “traidor” y lindezas semejantes.
Bolaños la armó. Aunque seguramente él sabía que todo esto iba a ocurrir. Es más. A lo mejor es lo que andaba buscando.
editor@elconfidencialdigital.es
