José Apezarena

El complicado futuro de Leonor

El próximo 31 de octubre, Leonor de Borbón y Ortiz, infanta de España y próxima princesa de Asturias cuando su padre sea proclamado rey, cumplirá 9 años. A tan corta edad, su vida habrá experimentado ya un profundo cambio.

El príncipe Felipe tenía 12 años cuando sus padres le anunciaron que algo iba a alterarse en su vida. Hasta es momento había sido simplemente Felipe, casi un niño más en el colegio Rosales. Así le llamaban sus compañeros y sus amigos. Sin embargo, le anunciaron que a partir de entonces todos tendrían que llamarle “alteza”.

La decisión de La Zarzuela se adoptó cuando la infanta Elena, hija mayor de los reyes, iba a alcanzar la mayoría de edad. A partir de ese momento convenía que cambiaran los tratamientos, para ser denominada “alteza”, y eso mismo se aplicaría a sus hermanos Cristina y Felipe.

Así se decidió y así se cumplió. El Felipe de 12 años intentó rebelarse, protestó, incluso se negaba a participar en los ‘ensayos’ que llevaron a cabo en palacio, con personal de confianza.

Tal como he escrito en más de una ocasión, la novedad provocó en el pequeño Felipe un cambio en su carácter. El conocimiento más evidente de su estatus, la realidad de su condición y de las obligaciones que comportaba, la conciencia de que iba a ser permanentemente observado, provocó que se tornara un muchacho tímido y reservado, muy distinto de lo que se había conocido hasta entonces.

A la futura princesa Leonor le va a cambiar la vida sin duda al convertirse, tan pronto, en heredera del trono de España.

Sus padres han tratado, desde el principio, de que sus hijas, Leonor y Sofía, lleven una vida lo más ‘normal’ posible. Y les han protegido de cualquier exceso de exposición pública. Eso explica la escasez de apariciones en público que ha permitido u organizado La Zarzuela, algo que incluso ha sido motivo de críticas.

Felipe de Borbón conoce bien las consecuencias de terremotos vitales semejantes, porque él lo padeció, y por eso ha intentado evitarlo en lo posible a sus hijas, sobre todo a Leonor. Pero ahora las cosas van a resultar mucho más difíciles.

Leonor ha cambiado de situación. Se convierte en princesa de Asturias y heredera de la corona. La expectación sobre ella aumentará. Basta pensar en lo que ocurrirá el día 19, con el acto de proclamación de su padre como rey, momento en el que ella consolidará su condición de princesa de Asturias.

 

¿Tendrá que asistir este año, en Oviedo, a la entrega de los premios que llevan su nombre? Esta y otras decisiones, delicadas por supuesto, deberán ser consideradas por sus padres y por los servicios de La Zarzuela.

En cualquier caso, y como resulta evidente, las cosas ya no van a ser igual para Leonor. Es de imaginar que sus padres le habrán ido preparando poco a poco, pero, con todo, a tan corta edad, un cambio así puede ser una mala noticia para ella.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena


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