José Apezarena

La corona de espinas de Rubalcaba

Alfredo Pérez Rubalcaba se ha tenido que emplear a fondo en Navarra para encauzar la iniciativa suicida del secretario general del PSN, que parecía dispuesto a cualquier cosa, incluido el apoyo de Bildu, para colocarse en la silla de la presidenta Barcina.

Antes hubo de bregar al límite hasta conseguir apartar al PSC de la deriva catalanista. Lo ha logrado, pero a cambio de perder tres diputados en el Parlament.

Los socialistas canarios anda flirteando con los nacionalistas de las islas, en algunas posiciones extrañas que, además del rechazo a las prospecciones petrolíferas, tienen relación con la oposición a la presencia de unidades del ejército estacionadas en el archipiélago.

También han sido llamativas, cuando no sospechosas, algunas votaciones del PSE, el partido en el País Vasco, en relación con el final del terrorismo y los tratos con la izquierda abertzale.

Por las entrañas del socialismo parecen circular últimamente ribetes de unos extraños sentimientos regionalistas-nacionalistas, que empiezan a chocar con la E, de español, que refleja y contiene el nombre y el anagrama del partido a nivel federal.

En otros terrenos, no hay que olvidar los disgustos que le han dado los valencianos del PSPV, que ahora parece más encarrilado, y, por supuesto, el rebelde PSM madrileño.

Las agrupaciones regionales del PSOE se han convertido en una auténtica corona de espinas para Alfredo Pérez Rubalcaba y en un constante desafío a su liderazgo. Que aún no ha conseguido solventar y que, por tanto, le darán otros dolores de cabeza. Al tiempo.


editor@elconfidencialdigital.com

 

Twitter: @JoseApezarena


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