José Apezarena

¿España descubrió América?

La ministra de Educación, Pilar Alegría, en un acto del PSOE

La famosa frase “Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”, por lo visto nunca se pronunció. A pesar de lo que mucho que suele utilizarse.

Se atribuye al filósofo George Santayana, llamado en realidad Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana Borrás, que vivió entre 1863 y 1952. En su libro “La vida de la razón. Las fases del progreso humano” (cinco tomos, publicados entre 1905 y 1906) habla de que los salvajes (savages) no retienen la experiencia, por lo que están siempre en la infancia. Y traza un parangón con la evolución de la mente en el individuo.

La frase exacta es: “Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo” (Those who cannot remember the past are condemned to repeat it). No hablaba, por tanto, ni de los pueblos, ni de la historia, sino sencillamente del pasado, y más bien considerado como experiencia directa e inmediata.

De lo que estoy convencido es de que una de las mayores insensateces que puede cometer una nación es olvidar su pasado, desconocer su propia historia. Porque si no sabemos lo que hemos sido, no sabemos lo que somos.

Pero es mucho más incomprensible cuando esa historia contiene hechos muy destacados, que deberían constituir motivo de recuerdo y de orgullo para todas las generaciones.

El Gobierno acaba de aprobar el proyecto de real decreto de la ESO, que detalla lo que tienen que aprender en España los alumnos de entre 12 y 16 años. Según explica, plantea un enfoque competencial "menos memorístico", en el que se prioriza un aprendizaje aplicado y cercano a la vida cotidiana de los jóvenes.

Quita las notas numéricas, los exámenes de recuperación, los itinerarios, así como el límite de suspensos para pasar de curso y obtener el título. Dato relevante es que consagra la desaparición de la Filosofía como asignatura, y en la Historia establece una enseñanza no cronológica. Es decir, que no se detallan los hechos históricos.

Según el real decreto, España (la historia de España) empieza en 1812, en la Constitución de Cádiz. El programa avanza comparando los regímenes que se sucedieron “desde el fin del absolutismo y el reinado de Isabel II hasta la Restauración y la Constitución de 1931″, y llega hasta la Constitución de 1978, “inicio de la etapa de convivencia pacífica y democrática más larga y duradera de la historia de España”.

Así pues, no forman parte de nuestra historia ni la reconquista, ni el descubrimiento de América, ni el Siglo de Oro, ni la España en la que no se ponía el sol...

 

La materia se agrupa en bloques temáticos: "desigualdad social y disputa por el poder", "marginación, segregación, control y sumisión en la historia de la Humanidad", "familia, linaje y casta", "el papel de la religión en la organización social"... El ministerio argumenta que el enfoque cronológico es "muy academicista".

La Real Academia de la Historia no ha podido ser más contundente en su análisis. Dice que existe un "sesgo presentista" y una "exclusiva atención a la más reciente etapa contemporánea" que "priva" a los estudiantes de comprender los procesos históricos previos a nuestros días. También detecta una "sobrerrepresentación" de contenidos políticos.

Pone "objeciones" a esta "reducción" de contenidos históricos. Explica que, de los tres bloques en los que se agrupa la asignatura, sólo uno (Sociedades del Tiempo) es "de competencia historiográfica". Los otros dos (Retos del mundo actual y Compromiso Cívico) son "de contenido sociológico o directamente político, que, en todo caso, se abordan en las materias de Geografía, Economía y Ética o deberían formar parte de una asignatura diferente”.

"La priorización de la historia contemporánea sobre la historia de épocas anteriores no concede espacio y relevancia a los procesos históricos previos a la contemporaneidad. Sin estos sustratos es muy difícil entender la mayor parte de las líneas de evolución histórica contemporánea", advierte.

Contundente la Academia de la Historia, pero no ha servido para nada. No le han hecho ni caso.

El Consejo Escolar del Estado por su parte, cuyos miembros son mayoritariamente afines al Gobierno, ha advertido de que la asignatura es tan "genérica" que será difícil cumplir la ley para garantizar la validez de los títulos y que el planteamiento es tan "complejo" que no se podrá dar una formación común de historia en toda España.

La ministra Pilar Alegría ha diluido la historia de España anterior a 1812, y ha dedicado buena parte del nuevo plan a cuestiones como la «memoria democrática», las «identidades nacionales», el feminismo, los nacionalismos, el cambio climático o los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Por añadir algo más sobre la reforma, los alumnos darán también Valores Cívicos y Éticos, o sea, la nueva Educación para la Ciudadanía de Rodríguez Zapatero, donde aprenderán sobre "memoria democrática", "ecofeminismo", "ética de los cuidados" y "derechos LGTBIQ+", es decir, las banderas políticas del Gobierno de coalición. Esas cuestiones que están presentes también en todas y cada una de las asignaturas, donde además de conocimientos se enseñan actitudes y tienen mucha presencia las emociones (por ejemplo, el polémico sentido socioafectivo de las Matemáticas). Incluye también el estudio de los animales como "seres sintientes".

Está muy claro. Los miembros de este Gobierno siguen a lo suyo. Lo malo son las consecuencias que tienen y van a tener sus manías y obsesiones, impuestas por pistolas a toda la ciudadanía.

¿Alguien había dicho algo sobre la necesidad, la urgencia, un pacto educativo en España?

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